Ante la extrañeza de los presentes que nada sabían de tal coro, Montufo les dijo que "incluso Nito tiene una vieja fotografía de Rafael Garzón de 1885 que lo muestra". Naturalmente tuve que mandarla por correo a varios interesados en poseerla. Y ya, al hilo de esta entrañable anécdota, trascribiré un artículo interesantísimo de Juan Bustos sobre este controvertido coro.
Coro
Poco antes, en 1850, Lafuente Alcántara, en su “Libro del Viajero en Granada”, había escrito: “La sillería del coro es común y el trascoro, obra de un trabajo sumamente prolijo, es de un gusto depravado”. Valladar, en su Novísima Guía de Granada. (1892), sería igualmente rotundo: «Interrumpe la nave central el coro, que ningún especial méritos tiene. El altar es de extravagante buen gusto”. Tanta insistencia daría como resultado, no sin agotadoras indecisiones, que, al fin, la pieza indigna de la grandeza y suntuosidad del templo catedralicio granadino, fuera desmontada de su primitivo emplazamiento y repartida por la basílica:
La sillería, alrededor del esplendoroso tabernáculo de plata repujada, obra de 1926 de Navas Parejo costeada por el Duque de San Pedro de Galatino; el trascoro, el Facistol (obra magnífica de caoba empezada por Alonso Cano y terminada por sus discípulos); las rejas que sí merecían la pena era por su antigüedad, en fin, todos los elementos encontraron su debido emplazamiento, pero no sin que antes se desencadenara una cierta polémica a nivel nacional, que ayudaría a calmar el periodista Cándido G. Ortiz de Villajos, escribiendo en ABC una crónica en defensa de la decisión de la reforma del interior catedralicio, tomada por el entonces titular de la silla arzobispal de Granada, el cardenal-arzobispo Casanova y Marzol.
La sustancial transformación tuvo lugar en el mes de junio de 1930, quedando desde entonces visible en toda su grandeza el fabuloso prodigio arquitectónico soñado por Diego de Siloé. La fotografía, curiosa fotografía que hoy mostramos, nos permite conocer cómo era la nave central de nuestra Catedral cuando el coro ocupaba su anterior emplazamiento. Es evidente que los críticos habían tenido toda la razón".
NITO
3 comentarios:
Muy buena, pero que muy buena intervención y muy documentada. Antonio Montufo
La posición española del coro tiene una razón de ser: dividir la catedral en dos espacios. El altar mayor de las catedrales es privativo del Cabildo, y el lugar donde éste órgano celebraba sus misas. El resto de la ciudadanía las celebraba en el denominado "altar ordinario", que es el del trascoro. Las catedrales son dos iglesias en una, y eso lo sabían todos los arquitectos que proyectaron catedrales en España. Y eso incluye a Siloé. Que la vista de la rotonda del altar mayor desde la puerta de la catedral es hoy día espectacular, eso es cierto, pero también es cierto que esa no fue nunca la intención de Diego de Siloé, ya que la catedral se concibió desde sus inicios con el coro en la mave central. La otra opción posible (el coro a la francesa) obliga a hacer cabeceras muy profundas para poder situarlo detrás del tabernáculo del altar mayor, y eso, está claro que nunca se pensó para Granada.
Además de eso el coro de la catedral de Granada es de muy alta calidad, con un trascoro que es una obra de arte salvajemente amputada por el empeño de los obispos en suprimir el coro en las naves de las catedrales y disponer la sillería en la cabecera como en las catedrales francesas, lo que además es de imposible realización pues las catedrales francesas si se concibieron así para alojar el coro en la cabecera, no así las españolas. Así han destruido maravillosos coros como el de la Catedral de Tarazona o este mismo de Granada , Jerez ha sido la última en caer muy recientemente. De paso también desvirtúan la distribución arquitectónica original de maravillosas catedrales que jamás fueron diseñadas a la francesa, haciéndolas parecer "iglesias grandes" y no " catedrales"
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