sábado, 29 de marzo de 2014

LA TARACEA GRANADINA




La Taracea: Ya es un arte en peligro de extinción.


Uno de los muchos símbolos que caracterizan a Granada es la taracea o el arte de la incrustación. Pero, atención: La taracea ya es un arte en peligro de extinción.

Es una técnica introducida por los árabes en España que el visitante enseguida asocia a su monumento más emblemático: La Alhambra, pues son los diseños que cubren los muebles techos y atauriques del edificio nazarí los que reproducen hoy los artesanos en sus talleres.


Son pocos los talleres –otrora numerosos- que mantienen vivo el oficio colorista de la taracea.
Entre los materiales que se usan destacan diferentes tipos de maderas como la caoba, el ébano, el palo-santo, el nogal o las procedente de los árboles frutales, así como el hueso y el metal. Estas piezas de diferentes materiales se van pegando sobre una superficie de madera hasta cubrirla totalmente, que posteriormente se pule hasta su acabado final. En algunas piezas se incrusta algo de metal (cobre o plata). Todas las labores son manuales y únicamente se hacen con materiales naturales.



La belleza de la taracea ha garantizado la supervivencia de esta artesanía hasta hoy; sin embargo el escaso interés por los oficios manuales podría poner en peligro un arte que ya solo se mantiene en Damasco y en Granada.
Como la mayoría de los antiguos oficios manuales, el arte de la taracea se enfrenta a la falta de aprendices que se interesen por desempeñar este ancestral oficio, que poco a poco se queda sin los creadores de este curioso tipo de mosaico hecho a base de maderas y hueso. Uno de los pocos talleres que todavía sobreviven a este oficio es el conocido como Laguna Taracea, el único situado en el entorno de la Alhambra, y uno de los más antiguos de Granada tras haber pasado de padres a hijos desde hace más de dos siglos.



A modo de pequeño tutorial, tomemos este pequeño estuche y previo barnizado del interior, busquemos los centros geométricos de la futura figura a taracear.

Uno de los artesanos de este taller, Francisco Cabello, explica que “…la taracea es un trabajo de origen árabe consistente en la incrustación de diversos materiales de gran tradición en Granada, que se remonta a los siglos XIV y XV. Entonces, los muebles y otros elementos de la Alhambra estaban elaborados con esta técnica, por ello sus diseños están inspirados en las decoraciones de los techos y paredes del palacio nazarí.”
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Los “mosaicos” se forman con tiras geométricas de las maderas y materiales elegidos. Se encolan de dentro afuera y se van acoplando capas hasta lograr el diseño deseado, se cortan con unas sierras de muy alta precisión en planchas milimétricas para, combinando varios de ellos, decorar la pieza alternándose con grecas y cordones para dar el acabado tan diverso y colorista que podemos apreciar en las piezas de artesanía que vemos en los comercios.


Con estrellas, grecas y cordones vamos "tapizando" la superficie, procurando que, tanto formas como colores, armonicen con la idea. Cuidemos las uniones y empalmes.

Los acabados elegidos para estas piezas, después de que estén lijadas y pulidas, son el ancestral barnizado a muñequilla que logra un acabado mate o el poliéster que ofrece un acabado más duradero con brillo aplicado a pistola que protege y da un acabado perfecto, aunque no “clásico”.


Poco a poco el enchapado  va dando forma y color al dibujo que nos propusimos. A veces hay que echar mano del calibre para tomar puntos equidistantes.

La muñequilla es una técnica artesanal de barnizado que consiste en aplicar con un trapo untado en el barniz capas a base de muñeca, girando la mano en círculos, dejando secar y dar otra mano o capa. Este acabado es más frágil que el poliéster pero ofrece un acabado sin brillos que es requerido por algunos como en los tableros de ajedrez.


Ya está terminada la tapa. Sólo resta lijar y pulir a mano, dar varias manos de barniz tapaporos con lijados intermedios para, finalmente, abrillantar  a nuestro gusto. Particularmente a mi me gustan los acabados satinados, para lo que empleo  cera natural de abejas y frotado con gamuza.

(Continuará)


NITO

lunes, 10 de marzo de 2014

EL YAMÛR GRANADINO



DESCRIPCIÓN.-
Yâmûr era en Occidente la barra con que normalmente terminaban las torres de las mezquitas, en las que se ensartaban bolas o manzanas doradas (si bien en el Egipto del siglo XV, los alminares de las mezquitas remataban en una media luna, erguida sobre un mástil, pero según cuenta un viajero de ese país que visitó Granada en el año 870/ 1465-6, el alminar de la mezquita mayor de Granada tenía por remate un gallo con las alas abiertas, llamado por las gentes farrûÿ al-ruwâh, gallo de viento).



CARACTERÍSTICAS.-
El Yamûr granadino
Cobre
163.5 cm

Período zirí, s. XI




Procedencia

Mezquita del Cadí (Granada), reutilizado en la Iglesia de Santa Ana.



Comentarios

Esta pieza debió proceder de la mezquita Almanzora o Masyid Ibn Tawba, por el nombre de su constructor., fundada en época zirí bajo el poder de Badis. Fue de dimensiones modestas ya que para erigir la actual iglesia de santa Ana en 1531 se tuvieron que adquirir algunas propiedades alrededor. Esta mezquita pertenece al barrio de Almanzora, que toma el nombre de Almanzor, el victorioso, título que se le dio a Badis.


Nuestro Yamur.  (Museo de la Alhambra)

El yamur es un remate colocado en el tope de los alminares como elemento decorativo, en el que se ha apuntado una posible simbología mágica protectora hacia la mezquita. Esta pieza, forma parte de los pocos yamures conservados de pequeñas mezquitas desaparecidas y reutilizados como elementos decorativos en construcciones posteriores, en este caso, en la iglesia mudéjar de santa Ana, en la cubierta, a la altura de la capilla mayor y formando parte de una veleta cristiana.

Yamur de la iglesia de San Mateo de Lucena

Cuando lo vi por primera vez, expuesto en el Museo de la Alhambra,  lo primero que me impactó fue su tamaño. Es uno de los mayores del Al- andalus, junto con los de Alcolea y Pedoche (que presumen de ser los mayores existentes, con 2,2 y 1,8 metros respectivamente, ignorando el nuestro).
Lo segundo, y esto si que lo hace único, es la decena de orificios irregulares de bala en sus diferentes esferas:   Tiene cuatro en la inferior, otros cuatro en la mediana y uno más en la bola intermedia superior. Unos orificios son de entrada y otros de salida. También se observan abolladuras de dentro hacia fuera.
En principio me contaron que el origen de los disparos fue durante la Guerra Civil. Cualquiera que sepa lo que es un Mauser, desechará enseguida la idea: Todo apunta a pelotazo de mosquete y retrotraernos a los soldaditos de Napoleón que les sirvió la “veleta” de distracción en sus aburridas guardias desde la Alhambra.

                                                          El Yamur de Pedroche


Este yamur está formado por un arranque troncocónico con molduraciones, del que hay un perno al que se engarzan cinco bolas huecas de bronce, realizadas en dos semiesferas soldadas, tres de ellas mayores en tamaño decreciente, separadas por dos menores iguales. El vástago que engarzaba las bolas, de unos dos metros de altura, parece que fue reutilizado y empalmado hasta una altura de 4,23, y rematado por una banderola y una cruz de hierro calada, que, como indica  D. Leopoldo Torres Balbás, se repite en el ejemplar del Alcolea,
“santificado al coronarlo con el más alto símbolo cristiano”.



NITO
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