lunes, 30 de noviembre de 2020

LOS VIDRIOS DE CASTRIL



"Del monte salió el cristal…"

“Y los Zafra hicieron hornos y del monte salió el cristal: sólido como las rocas y verde como los pinos que se prestaban a arder para hacerlo posible; un verde delicado, pálido, ahumado e inconfundible para los buenos conocedores que tienen la suerte de topar con sus codiciadas piezas”.

 La esmeralda frágil

Vidrios finos y a la vez populares; pueblerinos y cortijeros, y también señoriales en sus formas, pues el Señorío de Castril se impregnó en el alma de cada castrileño. Por eso los vidrios de Castril lo mismo aparecen en las alacenas de los escondidos cortijos de la sierra, que en los exquisitos anaqueles del  "Victoria and Albert Museum" de Londres, junto a otras preciosidades. Lo mismo era utensilio con que llevar aceite a los pastores para unas migas, que rarísima pieza de museo,

Vicente González Barberán en su “Resumen Histórico de las vidrieras de Castril, -Testimonio1990”, sigue las vicisitudes históricas de la llegada de la fabricación de vidrio a nuestras tierras. Es con la conquista de Granada por los Reyes Católicos cuando se inicia la fabricación de vidrio en Castril. Hasta entonces este pueblo era una guarnición militar constituida por un bello y escarpado castillo y dos calles con casas para la vivienda de la guarnición. Tras su conquista por los mismos, crearon el Señorío de Castril que otorgaron a un personaje, D. Hernando de Zafra.

Fue D .Hernando de Zafra un hombre dado a los negocios; concedió a los habitantes de Castril una Carta Puebla o arrendamiento perpetuo de sus tierras. Probablemente estuvo en Barcelona en la guerra del Rosellón con Fernando de Aragón. En esta ciudad conoció la fabricación del vidrio, trayendo como obsequio a la reina, bellas piezas.


En 1504 decidió crear una vidriera en Castril a semejanza de las que allí conoció. Para la fabricación de vidrio era necesario disponer de abundante leña, ya que los hornos habían de arder de día y de noche para poder alcanzar las altas temperaturas necesarias, no pudiendo interrumpir el fuego hasta que se deterioraban o eran sustituidos por otro horno nuevo. La arena silícea, materia prima, sería obtenida de cerca. Para fundir la arena se utilizaba la sosa, que se obtenía, siguiendo un método de la antigüedad, de una planta llamada barrilla, del grupo de las plantas barrilleras; quemando estas plantas por expertos, maestros barrilleros, se obtenía una substancia parecida al carburo que se denominaba barrilla, constituida por carbonato de sosa. 


Estas plantas pertenecen a las familias de las Salsolas (Salsola setifera, la Hologeston sativus y más de cien especies que describe M.Lagasca) con nombres vulgares como el caramillo, tamojo y otros; crecen de forma espontánea en terrenos salinos y calizos de las provincias de Almería, Murcia, Alicante y Granada; incluso se han descrito en Benamaurel. Dado que también se usaban para la fabricación de jabón y otras industrias, su consumo fue alto; tanto es así que se llegaron a cultivar en plantaciones. Desde estos lugares se abastecería la vidriera porque no había otro medio de obtener carbonato de sosa (polvos de sosa se llaman en Cabra) porque hasta el 1817 no se fabricó artificialmente en la industria química la sosa Solvay. Para la construcción de los hornos se usaba la piedra de asperón que se llevaba de Cabra del Santo Cristo, motivo por cual hubo un constante contacto entre ambos pueblos. La pequeña vidriera de Castril se situó junto a la casa señorial de D. Hernando de Zafra: fabricaban mediante soplado y moldeado.  Era característico de sus vidrios, un color verde obscuro o claro ahumado. Es típico de las piezas, la existencia de una burbujas de aire por impurezas de la arcilla que no llegaban a disolverse y una especie de puntas de lanza.


La explotación de las vidrieras se hacía por arrendamiento a un socio industrial que debía pagar una cantidad pactada al dueño .La producción la compraban intermediarios que luego la vendían a arrieros o detallistas.

La instalación de una vidriera en una zona tenía una gran repercusión en la misma, ya que el gran consumo de leña esquilmaba la población arbórea y producía una intensa contaminación por el constante humo.

El negocio del vidrio fue próspero y rentable pero al quedar esquilmada la zona adónde se asentaban los hornos tenían que trasladarse a otros pueblos. Esto ocurrió cuando la fábrica de Castril era explotada por la familia García de Sevilla, muy vinculada a Cabra del Santo Cristo, entre otras cosas porque de esta villa se llevaban la piedra de asperón para la construcción de los hornos; terminaron abriendo una en esta localidad.

Fueron típicas de estos vidrios diversas formas; todos eran de color verde obscuro o claro ahumado, la más característica era la jarra castrileña o dulcera de cuerpo esférico, cuello cilíndrico con dos asas o varias,  pie de copa y con tapadera; a veces se hacían con adornos en las asas y una especie de botones en el cuerpo. Destinadas a contener miel o mermeladas. Otras formas fueron las cantimploras con dos asas, con o sin decorar; “lenguas de vaca” para que con fundas de esparto sirvieran para llevar colgadas y llevar al campo vinagre o aceite; jarras de agua, candelabros, etc.

La vidriera de Castril cerró en l878 por motivos obvios: el esquilmado del monte , la invención en 1817 del método de producción de la sosa Solvay, la aparición de los hornos Siemens de gas, la llegada del ferrocarril, la aparición de la industria automática del vidrio etc.

Por desgracia  ya es muy difícil encontrar piezas de estos vidrios; los remedan los de Gordiola de Palma de Mallorca. Existe una magnífica colección en el Museo Victoria and Albert de Londres que proceden de la donación que hizo a este museo, el intelectual y coleccionista D. Juan Fernando de Riaño en 1873, ante el temor de que fuese destruida con los cambios políticos de aquella época. En España la mejor colección de estos vidrios la tenemos en Granada, en el Museo Arqueológico que precisamente está ubicado en la casa que fuera del Señor de Castril; colección que siendo director general de Museos D. Juan González Navarrete, ubicó y aumentó.

Bibliografía: 

Resumen Histórico de la vidriera de Castril. Testimonio. Vicente González Barberán, M. 1990.

EL VIDRIO DE CASTRIL.- Catálogo de la Exposición. Fondos de la colección de vidrios del Museo Arqueológico y Etnográfico de Granada.-

El Vidrio de Castril en el Mundo

EL VIDRIO DE CASTRIL EN DIVERSAS COLECCIONES

Castril es conocido en todo el mundo por su vidrio, los “castriles”, como los llaman los coleccionistas. Podemos encontrar vidrio de Castril en el Hermitage, San Petersburgo.

Es de destacar la colección de vidrio de Castril que posee el Museo Victoria & Albert de Londres aunque no está catalogado como vidrio de Castril, si no como vidrio del sur de España.

En el Museo Arqueológico y Etnográfico de Granada, podemos ver una colección de estas piezas que se alberga allí desde 1949, con unas doscientas sesenta piezas de variadas formas y tamaños.

Podemos encontrar el  vidrio de Castril, en el magnífico Museo Comarcal  Velezano Miguel Guirao  (Vélez Rubio) de Almería.

En el Museo del Traje de Madrid., en el Museo Nacional de Artes Decorativas, en el Museo Cerralbo, así como en múltiples colecciones privadas.

Además, lo hemos encontrado en el Museo del Vidrio de Corning, Corning Museum of glass, pero catalogado como vidrio de Almería, excepto la jarra de un brazo, el resto de piezas son “castriles”.

La que estaba forrada con esparto, se le denominaba “damajuana”, nombre este que alude a un árbol de origen americano del cual se extraían las fibras para tejidos; por ello todas las formas espartadas, sobre todo las de mayor tamaño, reciben popularmente este nombre.


https://youtu.be/iDTwTItNwMw  Video: Soplando vidrio en Castril

 

NITO


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