"Del monte salió el cristal…"
“Y los Zafra hicieron hornos y
del monte salió el cristal: sólido como las rocas y verde como los pinos
que se prestaban a arder para hacerlo posible; un verde delicado, pálido,
ahumado e inconfundible para los buenos conocedores que tienen la suerte de topar
con sus codiciadas piezas”.
Vidrios finos y a la vez populares; pueblerinos y
cortijeros, y también señoriales en sus formas, pues el Señorío de Castril se
impregnó en el alma de cada castrileño. Por eso los vidrios de Castril lo
mismo aparecen en las alacenas de los escondidos cortijos de la sierra, que en
los exquisitos anaqueles del
"Victoria and Albert Museum" de Londres, junto a otras
preciosidades. Lo mismo era utensilio con que llevar aceite a los pastores para
unas migas, que rarísima pieza de museo,
Vicente González Barberán en su “Resumen Histórico de las vidrieras de Castril, -Testimonio1990”, sigue las vicisitudes históricas de la llegada de la fabricación de vidrio a nuestras tierras. Es con la conquista de Granada por los Reyes Católicos cuando se inicia la fabricación de vidrio en Castril. Hasta entonces este pueblo era una guarnición militar constituida por un bello y escarpado castillo y dos calles con casas para la vivienda de la guarnición. Tras su conquista por los mismos, crearon el Señorío de Castril que otorgaron a un personaje, D. Hernando de Zafra.
Fue D .Hernando de Zafra un hombre dado a los negocios; concedió a los habitantes de Castril una Carta Puebla o arrendamiento perpetuo de sus tierras. Probablemente estuvo en Barcelona en la guerra del Rosellón con Fernando de Aragón. En esta ciudad conoció la fabricación del vidrio, trayendo como obsequio a la reina, bellas piezas.
En 1504 decidió crear una vidriera en Castril a semejanza de las que allí conoció. Para la fabricación de vidrio era necesario disponer de abundante leña, ya que los hornos habían de arder de día y de noche para poder alcanzar las altas temperaturas necesarias, no pudiendo interrumpir el fuego hasta que se deterioraban o eran sustituidos por otro horno nuevo. La arena silícea, materia prima, sería obtenida de cerca. Para fundir la arena se utilizaba la sosa, que se obtenía, siguiendo un método de la antigüedad, de una planta llamada barrilla, del grupo de las plantas barrilleras; quemando estas plantas por expertos, maestros barrilleros, se obtenía una substancia parecida al carburo que se denominaba barrilla, constituida por carbonato de sosa.
Estas plantas
pertenecen a las familias de las Salsolas (Salsola setifera, la Hologeston
sativus y más de cien especies que describe M.Lagasca) con nombres vulgares
como el caramillo, tamojo y otros; crecen de forma espontánea en terrenos
salinos y calizos de las provincias de Almería, Murcia, Alicante y Granada;
incluso se han descrito en Benamaurel. Dado que también se usaban para la
fabricación de jabón y otras industrias, su consumo fue alto; tanto es así que
se llegaron a cultivar en plantaciones. Desde estos lugares se abastecería la
vidriera porque no había otro medio de obtener carbonato de sosa (polvos de
sosa se llaman en Cabra) porque hasta el 1817 no se fabricó artificialmente en
la industria química la sosa Solvay. Para la construcción de los hornos se usaba
la piedra de asperón que se llevaba de Cabra del Santo Cristo, motivo por cual
hubo un constante contacto entre ambos pueblos. La pequeña vidriera de Castril
se situó junto a la casa señorial de D. Hernando de Zafra: fabricaban mediante
soplado y moldeado. Era característico
de sus vidrios, un color verde obscuro o claro ahumado. Es típico de las
piezas, la existencia de una burbujas de aire por impurezas de la arcilla que
no llegaban a disolverse y una especie de puntas de lanza.
La
explotación de las vidrieras se hacía por arrendamiento a un socio industrial
que debía pagar una cantidad pactada al dueño .La producción la compraban
intermediarios que luego la vendían a arrieros o detallistas.
La
instalación de una vidriera en una zona tenía una gran repercusión en la misma,
ya que el gran consumo de leña esquilmaba la población arbórea y producía una
intensa contaminación por el constante humo.
El
negocio del vidrio fue próspero y rentable pero al quedar esquilmada la zona
adónde se asentaban los hornos tenían que trasladarse a otros pueblos. Esto
ocurrió cuando la fábrica de Castril era explotada por la familia García de
Sevilla, muy vinculada a Cabra del Santo Cristo, entre otras cosas porque de
esta villa se llevaban la piedra de asperón para la construcción de los hornos;
terminaron abriendo una en esta localidad.
Fueron típicas de estos vidrios diversas formas; todos eran de color verde obscuro o claro ahumado, la más característica era la jarra castrileña o dulcera de cuerpo esférico, cuello cilíndrico con dos asas o varias, pie de copa y con tapadera; a veces se hacían con adornos en las asas y una especie de botones en el cuerpo. Destinadas a contener miel o mermeladas. Otras formas fueron las cantimploras con dos asas, con o sin decorar; “lenguas de vaca” para que con fundas de esparto sirvieran para llevar colgadas y llevar al campo vinagre o aceite; jarras de agua, candelabros, etc.
La vidriera de Castril cerró en l878 por motivos obvios: el esquilmado del monte , la invención en 1817 del método de producción de la sosa Solvay, la aparición de los hornos Siemens de gas, la llegada del ferrocarril, la aparición de la industria automática del vidrio etc.
Por
desgracia ya es muy difícil encontrar
piezas de estos vidrios; los remedan los de Gordiola de Palma de Mallorca.
Existe una magnífica colección en el Museo Victoria and Albert de Londres que
proceden de la donación que hizo a este museo, el intelectual y coleccionista
D. Juan Fernando de Riaño en 1873, ante el temor de que fuese destruida con los
cambios políticos de aquella época. En España la mejor colección de estos
vidrios la tenemos en Granada, en el Museo Arqueológico que precisamente está
ubicado en la casa que fuera del Señor de Castril; colección que siendo
director general de Museos D. Juan González Navarrete, ubicó y aumentó.
Bibliografía:
Resumen Histórico de la vidriera de
Castril. Testimonio. Vicente González Barberán, M. 1990.
EL VIDRIO DE CASTRIL.- Catálogo de la Exposición. Fondos de la colección de vidrios del Museo Arqueológico y Etnográfico de Granada.-
El Vidrio de Castril en el Mundo
EL VIDRIO DE CASTRIL EN
DIVERSAS COLECCIONES
Castril es conocido en todo
el mundo por su vidrio, los “castriles”, como los llaman los coleccionistas.
Podemos encontrar vidrio de Castril en el Hermitage, San Petersburgo.
Es de destacar la colección
de vidrio de Castril que posee el Museo Victoria & Albert de
Londres aunque no está catalogado como vidrio de Castril, si no como
vidrio del sur de España.
En el Museo
Arqueológico y Etnográfico de Granada, podemos ver una colección de
estas piezas que se alberga allí desde 1949, con unas doscientas sesenta piezas
de variadas formas y tamaños.
Podemos encontrar el
vidrio de Castril, en el magnífico Museo Comarcal Velezano
Miguel Guirao (Vélez Rubio) de Almería.
En el Museo del Traje de
Madrid., en el Museo Nacional de Artes Decorativas, en el Museo Cerralbo, así
como en múltiples colecciones privadas.
Además, lo hemos encontrado en el Museo del Vidrio de Corning, Corning Museum of glass, pero catalogado como vidrio de Almería, excepto la jarra de un brazo, el resto de piezas son “castriles”.
La que estaba forrada con esparto, se le denominaba “damajuana”, nombre
este que alude a un árbol de origen americano del cual se extraían las fibras
para tejidos; por ello todas las formas espartadas, sobre todo las de mayor
tamaño, reciben popularmente este nombre.
https://youtu.be/iDTwTItNwMw Video: Soplando vidrio en Castril
NITO
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1 comentario:
Indudablemente su aporte al conocimiento de la variedad de conocimientos y de la historia de Granada, debe de ser reconocida públicamente en algún momento. El contemplar en la lejanía la geografía, personajes y características granadinas a través des siglos, se asemeja a un virtual caleidoscopio que nos muestra lo importante y lo anecdótico , transmitiendo a quien mira por él, la variedad de paisajes, colores y estampas que son y fueron la esencia de nuestra Granada.
Este de Castril, me parece, descubre la riqueza de un oficio de un arte vinculado a un territorio y mayoritariamente ignorado .
Gracias Nito.
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