"Cuerda de presos" del pintor granadino José María López Mezquita.
Por estos días se cumple un siglo del horrendo crimen cometido por un
clan gitano en el Puerto del Lobo (entre Lanteira y Válor). A
pedradas, puñaladas y disparos acabaron con la vida de dos guardias civiles que
les detuvieron por cuatreros. Fueron perseguidos por la provincia y llevados a
la capital para enjuiciarlos. Un
consejo de guerra condenó a muerte a tres de ellos. Buena parte de la sociedad granadina se
movilizó para pedir la conmutación de las penas máximas por cadena perpetua,
con nuevo alcalde de Granada a la cabeza: no se deseaba que a esta ciudad le
cayese el baldón de cuatro personas pasadas por el cadalso. Incluso el verdugo
local se quitó de enmedio. El alcalde Germán García Gil de Gibaja removió
cielos y tierra para evitar aquel macabro espectáculo; cuando parecía que el presidente del Gobierno
Eduardo Dato iba a firmar las amnistías, fue asesinado en Madrid. Tres de
los gitanos fueron pasados por el garrote. A los dos guardias civiles asesinados se les acaba de homenajear en
Ugíjar, cuartel al que pertenecían.
Así entraron en Granada los asesinos de Puerta Lobo
.
La crónica de Juan Bustos, sencilla y atrayente, la refiere como "Puerta Lobo":
"Tras
unos pocos brotes posteriores de menor gravedad, la trágica epidemia de la
“gripe española” -también se le llamó
“el soldado de Nápoles” por haber coincidido con una canción zarzuelera muy
famosa- pudo darse por extinguida en el
invierno de 1919.
Para
entonces, la opinión pública estaba impresionada con otro tema, con un suceso
particularmente brutal que alcanzó repercusión en toda España: Los crímenes de
Puerta Lobo, un lugar término de Ugíjar. Allí, la noche del 30 de octubre, dos
guardias civiles, Cristóbal Ortega Rojas y Eugenio Guzmán Gamero, iban de
camino hacia Granada llevando detenida una pareja de gitanos ladrones de
ganado. Eran de la parte en Laujar, en Almería, y sus mujeres e hijos les
seguían en la conducción.
MUNDO GRÁFICO.- Momento de la detención de tres de
los Tartajas en los campos de Nerja.
En una parada para descansar, los cuatreros, en un
fatal descuido de los guardias, se apoderaron de su armamento y los mataron a
tiros. Lo más horrible sucedió cuando, incorporadas las gitanas y sus hijos,
entre todos, mutilaron salvajemente los cadáveres, sometiéndolos a escarnios y
vejaciones espantosas. Una vez consumadas aquellas bestialidades los gitanos
huyeron con las caballerías robadas y las armas, municiones y correajes de los
guardias civiles asesinados.
MUNDO GRÁFICO.- Francisco Utrera Gómez (14 años), condenado a 18 años de
reclusión; Marcos Utrera Cortés (26), ejecutado; y Juan Utrera Cortés (37), ejecutado.
Posan con los guardias civiles que les condujeron hasta Granada.
reclusión; Marcos Utrera Cortés (26), ejecutado; y Juan Utrera Cortés (37), ejecutado.
Posan con los guardias civiles que les condujeron hasta Granada.
Hoy,
qué duda cabe, estamos mucho más endurecidos en nuestra receptividad
informativa. Nos salen al paso sucesos atroces como éste, o peores,
continuamente. No hay periódico mi emisora que nos prive de nuestra dosis
diaria de salvajismo, violencia, brutalidad. Pero entonces era distinto y España
entera se conmocionó con los crímenes de los gitanos en Puerta Lobo. Hasta
periódicos y revistas de Madrid hubo que enviaron a Ugijar y sus cercanías sus reporteros más acreditados.
MUNDO GRÁFICO.- Entrada de la cuerda de presos a
Granada por el Violón y a atravesar Puerta
Real.
El 2
de noviembre, la Guardia Civil capturaba a los fugitivos en Almuñécar, Vélez de Benaudalla y Lanjarón. Su llegada a Granada
el 16 de noviembre de 1919 concentró una gran multitud en las calles del
trayecto hasta la cárcel. Poco después serían condenados a muerte. Se cerraba
así un trágico episodio de la crónica negra española de 1919."
Cementerio de Nechite, donde reposan los dos guardias civiles inmolados
NOTA CURIOSA
El escritor británico Gerald
Brenan atravesó el Puerto del Lobo a principios del año 1920, recién
llegado a La Alpujarra. Era un camino muy transitado por arrieros y vendedores
de pescado que hacían el trayecto entre la Costa y Guadix-El Marquesado. Al
inglés le extrañó ver unas cruces en lo alto de aquella divisoria que une el
camino entre Válor y Lanteira. Le explicaron que era en recuerdo del asesinato
de dos guardias civiles a manos de un clan gitano, ocurrida pocos meses atrás.
Le contaron infinidad de bulos y atrocidades en torno a aquellos crímenes, que
Brenan recogió sin contrastar lo más mínimo en su libro Al Sur de
Granada.
Placa homenaje a la memoria de los guardias civiles en el acuartelamiento de Ugíjar
,
,
BIBLIOGRAFÍA:
Benemérita al día.Diario Digital no oficial.-
El Independiente de Granada.-
Juan Bustos: "Granada: Un siglo que se va".-
NITO
.
.