jueves, 30 de abril de 2020

DUELOS Y QUEBRANTOS


"Vieja friendo huevos"  (Velázquez)
«En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor. Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados, lentejas los viernes, algún palomino de añadidura los domingos, consumían las tres partes de su hacienda.»

Dice un refrán popular:
“Comer aquí es un encanto, si tomas duelos y quebrantos”
La RAE define los “duelos y quebrantos” como: “Fritada hecha con huevos y grosura de animales, especialmente torreznos o sesos, alimentos compatibles con la abstinencia parcial que por precepto eclesiástico se guardaba los sábados en los reinos de Castilla”, que no son lo mismo que ”la merced de Dios” que el diccionario de la Real Academia de la Lengua define como: «la fritada de huevos y torreznos con miel», en los primeros entran las «grosuras» como elemento diferenciador.

Aquí conviene no confundir tocino, tocineta y panceta

No resisto la tentación de traer aquí lo que de este tema  nos cuenta José Antonio Castillo en su magnífica obra “COCINA ANDALUZA PARA RECITAR”:

 Duelos y quebrantos.
Como estamos en tiempo cervantino, bien nos vendrá un plato recién sacado de tan excelsa literatura. El caso es que Don Quijote solía comer todos los sábados con “duelos y quebrantos”, cuyos ingredientes se han prestado a múltiples conjeturas. Según algunos editores, atribuíanse a esta acepción culinaria, la tortilla de sesos de La Mancha, el aprovechamiento de los animales accidentados (de ahí, el duelo, por la pérdida, y el quebranto, por lo económico), los despojos y vísceras, ciertos tipos de guisos de judías, y otros que, al parecer, quedaban exentos de los rigores cuaresmales.

A principios del siglo XX, Don Francisco Rodríguez Marín, director qué fue de la Biblioteca Nacional, halló un curioso libro fechado en 1670, que respondía a lo largo y pomposo nombre de: Primera parte del Parnaso Nuevo y amenidades al gusto, en veintiocho entremeses, bailes y sainetes de los mejores ingenios de España.
Esta publicación vino a explicar el misterio gracias a los versos de la “mojiganga de la viuda” 4

¡Qué porfiada
Estás!, Isabelilla,
chocolate no me traigas
ni por pienso; que es regalo,
unos huevos y torreznos,
¡ay! que para una cuitada,
tiste, mísera vida
huevos y torreznos bastan,
que son duelos y quebrantos.


(4) Notas tomadas de: Salcedo, M. “Córdoba” (23-1-05)

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Foto del Blog "El Caldero Viajero"

Ingredientes:
Unas lonchas de tocino fresco ibérico, con vetas.
Dos huevos por comensal. Pan de leña. Tinto de Almagro.


DIÁLOGO ENTRE DON QUIJOTE Y DON PABLOS  (de José Antonio Castillo):

SONETO CON  ESTRAMBOTE
-Pardiez que venís flaco, Don Quijote.
-Es muy cierto, Don Pablos, que es espanto
mi extrema delgadez, como de santo
eremita o avaro sacerdote.

-Sí, como Cabra, del hartazgo azote,
y a quien hambre y anemia deben tanto.
-El caso es que los sábados quebranto
y duelo almuerzo, a expensas de mi dote.

-Pues, ¿qué comida es esa, caballero?
-Es muy simple yantar.  Freíd, primero,
unas lonchas delgadas de tocino.

Sacadlas, y poned en esta grasa
unos huevos que sean de noble casa,
Y comedlos con pan de leña y vino.

-Almuerzo tan divino,
de la cuaresma exento y de sus dietas,
verá, vuesa merced, en mis recetas.


Bibliografía:
 "Cocina andaluza para recitar"  de José A. Castillo.
Blog "el Caldero Viajero"

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"Estampa  que no será entendida  por quien la leyere, 
salvo que recorriera  conmigo La Mancha en bicicleta"


NITO
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