"El Defensor de Granada", en 1908: Aurelia Navarro es “Una artista que vale y que puede estar por derecho propio”.
Podría
haber pintado un desnudo moralizante, que desvelara y criticara cómo la mujer
se convierte en un objeto del deseo de ellos. Podría haber cargado contra esos
cuadros que alimentaban los ardores masculinos, uno en el que la mujer no
apareciera lista para usar y tirar. Pero Aurelia Navarro (1882-1968) no lo
hizo. La pintora granadina se atrevió a participar con 26 años en la gran
Exposición Nacional de 1908, con la intención de arrebatársela a los pintores
en su propia casa y con su propio discurso: presentó una versión de la Venus en
el espejo, de Velázquez. Por primera vez, una mujer no protagonizaba el
desnudo, lo pintaba. La crítica lamentó que el jurado, presidido por Joaquín
Sorolla, le hubiera concedido a Navarro la tercera medalla del certamen. Se
merecía la segunda, dijeron. Poco importaba el talento que todos ellos vieran
en aquella “bella y joven” mujer: El éxito la condujo a su desaparición en un
convento -en la Congregación de las Adoratrices Esclavas del Santísimo
Sacramento y de la Caridad, de Madrid en 1923-.
Era difícil luchar, al mismo tiempo, contra aquella sociedad, familia y jurados de las exposiciones que nunca premiaban con justicia a las mujeres. Su familia, especialmente su padre, consideraba que el ambiente artístico madrileño y la repercusión mediática no eran adecuados para una mujer joven y presionó para que regresara a Granada. Continuó pintando en su ciudad natal y participó en varias muestras del Centro Artístico hasta 1916.
Para muchos críticos no quedó claro si Aurelia Navarro entró en el convento por decisión propia o fue obligada a ello, porque con “Desnudo femenino” (algunos creen que es un autorretrato de la pintora), dinamitó todas las normas morales del momento.
Al final de su carrera, aunque había tratado
todos los géneros, lo único que le dio por pintar fueron cuadros de tema
religioso como el dedicado a la Madre Sacramento (1933), fundadora del
convento.
Aurelia murió en Córdoba en 1968 pero sigue viva y hermosa en Granada, en el palacio de Bibataubín y en la preciosa Casa Museo Ajsaris, entrañable pinacoteca que ojalá nunca desaparezca de nuestra ciudad.
Aurora,
Navarro ha sido últimamente, una de las protagonistas de la exposición 'Invitadas. Fragmentos sobre mujeres,
ideología y artes plásticas en España (1833-1931)”, que ha permanecido abierta
en el Museo del Prado hasta el pasado 14
de marzo de 2022.
En esta exposición se pudo ver 'Desnudo de
mujer', una obra de 93 por 160 centímetros pintada en 1908, y cuya ejecución le
ocasionaría no pocos problemas, a pesar
de ser premiada en la Exposición Nacional de Bellas Artes de aquel año.
La
obra es propiedad de la Diputación Provincial de Granada, quien la adquirió en su
día por 2.000 pesetas, según afirma el coleccionista y propietario del museo
Casa Ajsaris, Juan Manuel Segura. Por
cierto que el museo albaicinero alberga en sus muros otra de las muy pocas
obras firmadas de la pintora que hay en la ciudad, aunque es posible que haya
algunas más sin firmar.
Segura
descubrió a la pintora a través de quien fue uno de sus grandes maestros,
Marino Antequera. «Pocas mujeres ha habido que tuvieran premios en tres
exposiciones nacionales de Bellas Artes. En su caso, fue mención honorífica en
1904, cuando solo tenía 22 años, por su obra 'Sueño tranquilo'. Dos años más
tarde, en 1906, obtuvo una tercera medalla en 1906 por 'Retrato de señorita' y
también fue tercera medalla en 1908, precisamente con el cuadro que se expuso ahora
en el Museo del Prado».
El
coleccionista granadino es propietario de otra de las obras de la artista, un
retrato de pequeño formato titulado 'Pensativa', sin fechar, que muestra a una
joven ataviada con una falda oscura, blusa celeste y sombrero.
En
mi última visita a esta entrañable pinacoteca en este mes de abril, (auspiciada por OFECUM), estuve dialogando
con Don Juan Manuel Segura sobre la pintora, y me quedaron claras muchas dudas
e incertidumbres: Se ha creído ver siempre una relación directa entre el hecho
de que la artista acabara profesando como monja adoratriz en 1923 y las
críticas recibidas en los ambientes más puritanos de la época por haber pintado
el desnudo que ahora se ha exhibido en la pinacoteca nacional. «Es
completamente incierto», afirma Segura. «La decisión de ingresar en el convento
de las adoratrices de Madrid, no en el de Córdoba como también se ha dicho
erróneamente, fue muy posterior, y no es consecuencia de la repercusión del
cuadro».
Añade
que Aurelia Navarro continuó con su carrera artística sin problemas y
residiendo en Granada durante 15 años. «El ingreso en el convento tuvo lugar
por el enfrentamiento que Aurelia tuvo con su padre, cuando el pintor Tomás
Muñoz Lucena, viudo, con dos hijos y su vecino en Plaza Nueva, que había sido
su maestro, pidió su mano. Su padre se la negó, y en aquel año el pintor, se
trasladó a Sevilla, alejándose también de la ciudad de Granada». La revista
“Granada Gráfica” dio noticia del traslado del maestro, una figura eminente
dentro del ambiente artístico de la época, profesor además en el Instituto
Padre Suárez.
La obra 'Desnudo de mujer' tiene evidentes reminiscencias velazqueñas y una calidad fuera de toda duda. De hecho, la calificación como tercera medalla de la obra en la exposición de 1908 provocó el enfado de Julio Romero de Torres, uno de los miembros del jurado, que argumentó lo insuficiente del premio, ya que, según el artista cordobés, merecía un más alto galardón.
Desde
el punto de vista estilístico, las obras de Aurelia Navarro son deudoras de las
de su maestro. «Podrían estar firmadas por él», afirma. Aunque no fue el único
guía en el arte que tuvo, ya que antes fue alumna de José Larrocha. Tras
profesar, abandonó el mundo pero no el arte. En Alcalá de Henares fue maestra
de novicias, y al estallar la guerra civil se trasladó a Córdoba, donde vivía
su hermano, médico famoso, y donde está enterrada.
Y en este punto, queda por aclarar un misterio en torno a ella. Según afirma Juan Manuel Segura, se decía que Aurelia tuvo un contacto muy directo con las Carmelitas Calzadas, convento muy próximo a su casa, y que pintó algunos cuadros para ellas. Estos cuadros estarían sin firmar, por lo que es posible que en dicho convento se encuentren emboscadas algunas obras de esta artista granadina.
NITO
BIBLIOGRAFÍA
CONSULTADA
Periódico
“El País”
Diario
“IDEAL”
Wikipedia
No hay comentarios:
Publicar un comentario