El final de una derrota
"Sufrir, vivir y morir en Igueriben"
EL
DESASTRE
Igueriben fue una posición contigua a la de Annual, durante la Guerra del Rif. Fue ocupada por las tropas españolas el 7 de junio de 1921 y quedó defendida con 355 hombres al mando del comandante Francisco Mingo Portillo del Regimiento de Infantería Ceriñola n.º 42. Posteriormente fue sustituido en el mando por el comandante Julio Benítez Benítez, del mismo regimiento, que había defendido con anterioridad la posición de Sidi Dris.
Durante el desastre de Annual, Igueriben fue atacado y cercado
por las cabilas rifeñas lideradas por Abd el-Krim y su hermano Mhamed. Su
defensa fue imposible ante la abrumadora fuerza de los sitiadores y la falta de
agua, munición y suministros. Finalmente los defensores españoles que quedaban
vivos debieron abandonar sus posiciones e intentaron retirarse hacia Annual,
muriendo la mayor parte de la guarnición.
Asedio a la posición
La fortificación en sí era deficiente, compuesta por sacos terreros y únicamente dos hileras de alambre de espino que, además, estaba situada muy cerca de los parapetos debido a que casi toda la posición estaba rodeada de acusadas pendientes. Por otra parte carecía de una vía de acceso adecuada, era una senda para animales muy tortuosa con abundantes barrancos, y con la fuente de agua más próxima (aguada) a más de cuatro kilómetros.
Los ataques contra Igueriben empezaron a intensificarse a
partir del 14 de julio, y ya el día 17 se les agotó el agua por lo que se
vieron obligados a machacar patatas y chuparlas. El líquido de los botes de
tomate y pimiento lo reservaban para los heridos. Al acabarse todo recurrieron
sucesivamente a la colonia, la tinta y por fin a los propios orines mezclados
con azúcar.
Convoy de aprovisionamiento hacia una de las posiciones
El día 21 se intentó socorrer la posición con una columna de 3000 hombres, pero el convoy de ayuda quedó estancado muy cerca de la misma, con 152 bajas en 2 horas. A las cuatro de la tarde de ese mismo día se repartieron los últimos veinte cartuchos que quedaban para cada hombre, se incendiaron las tiendas y se inutilizó el material artillero, después se inició la salida que fue masacrada ante la misma puerta.
De los defensores sólo lograron sobrevivir un oficial (el teniente Luis
Casado y Escudero herido en la defensa y capturado in situ) y once soldados, de
los cuales cuatro murieron al llegar a Annual, se dice que debido a tomar
excesiva cantidad de agua por la sed extrema que padecieron, lo que les provocó
convulsiones. El Tte. Casado y cuatro soldados fueron hechos prisioneros
durante año y medio. El comandante, Julio Benítez Benítez (*) y el capitán, Federico
de la Paz Orduña obtendrían la Cruz Laureada de San Fernando a título póstumo
por el heroísmo mostrado durante la defensa.
¡Resistiendo hasta morir...!
UNA LÁPIDA AL SARGENTO DAZA
Homenaje al héroe de Igueriben en su
pueblo natal.
"El
pasado domingo, cinco años después de la tragedia, tuvo lugar en el pintoresco
pueblo de Asquerosa (que así se llamaba antiguamente a Valderrubio), el acto de
descubrir una lápida en la casa donde nació el heroico Sargento Aurelio Daza Rojas,
muerto gloriosamente en la posición de Igueriben el año de 1921.
El
modesto pero sentido homenaje, tuvo la virtud de congregar en cariñosa ofrenda
al vecindario de Asquerosa y a numerosos vecinos de los pueblos próximos. Fue
una fiesta de amor a la memoria del héroe, en la que estuvieron espiritualmente
unidos todos los paisanos y amigos del que ofreció su vida a la patria con la
generosa abnegación de los mártires.
Frente a la casa donde nació el heroico Sargento, congregáronse las autoridades y un una gran muchedumbre.
Para
asistir al homenaje marcharon desde Granada en automóvil el padre del glorioso
soldado, nuestro querido amigo Don José Daza; el médico Don
Manuel Ibáñez Campoy, el abogado Don
Antonio Mesa Vallejo, Don Manuel López Cuervo, Don
Francisco Guerrero, nuestro compañero “León Ferrán” y nuestro director Señor
Ruiz Carnero.
De
Pinos Puente asistieron: el alcalde Don
Diego Recio López; los concejales Don
Julio Jiménez Moleón, Don José Mesa Martínez y Don
Juan Flores Pérez; el secretario de aquel ayuntamiento José Fernández Molina y
el oficial del mismo Don José María Ávila López;
el juez municipal Don Antonio Vallejo Sánchez
y los propietarios Don José Jiménez Moleón y Don
Antonio Sánchez Mesa.
De
Fuente Vaqueros, el cura párroco Don
Enrique López Morcillo; el maestro nacional
(que fue maestro del Sargento Daza), Don
Luis Martínez Suárez y el primer teniente de alcalde Don
Manuel Rodríguez.
De Asquerosa,
el alcalde pedáneo Don Alejandro Roldán
Benavides, el cura párroco Don Cristóbal López Toro y
el vecindario en masa".
Vista aérea de los restos de la posición de Igueriben
EL
ACTO DE HOMENAJE.- LOS DISCURSOS.
Congregada
la concurrencia frente a la casa del heroico militar e iniciado el acto con
unas palabras del alcalde de Pinos, el secretario Sr. Fernández Molina leyó
unas cuartillas, dando cuenta del acuerdo del ayuntamiento de tributar el
homenaje y enalteciendo la memoria del heroico hijo de Asquerosa. A
continuación se leyó la siguiente carta de Don
Luis Casado Escudero, único oficial superviviente de Igueriben, que no pudo
asistir al acto por hallarse enfermo:
“Señoras,
Señores:
Siempre
fue propósito de mi alma prestar mi personal asistencia a este acto o en que un
pueblo, haciendo honor a su hidalga condición, va a rendir el fervoroso tributo
de su admiración y de su cariño a la memoria de aquel de sus hijos que, al
ofrendar su vida a la mayor gloria de su patria, supo dar honra y prez a este
noble solar que fue su cuna; pero el deber, más fuerte que el deseo, priva a mi
espíritu de esa satisfacción, de la íntima y cordial satisfacción de verse
entre vosotros, de convivir con vosotros en esa obra en la que el viril aliento
de un hondo y arraigado patrio mismo flota en la serenidad de vuestras almas a
las que va unido con los recios vínculos del amor fraterno el recuerdo del
héroe y el nombre del mártir del deber.
Pero
mi ausencia personal viene a suplirla estas cuartillas, que son rendido saludo
para este vecindario honrado y laborioso a la vez que fervorosa adhesión a este
homenaje que tan alto habla de la grandeza espiritual de este pueblo.
Recordad:
Allá sobre la hosca aridez de un ingente peñasco, un puñado de soldados de
España defendíamos con la ruda y salvaje embestida de las hordas rifeñas el
sublime tesoro del honor patrio. Entre aquella minúscula falange, Daza, el
admirable y admirado Sargento Daza, destacaba su gallarda figura de luchador de
recio temple y de hombre humanitario, que bajo la égida de una de las más
hermosas virtudes, la caridad dio constantes pruebas de la bondad de su gran
corazón.
Yo
le vi entre el trágico horror de aquel cuadro de muerte, prodigar el consuelo
de sus palabras, los cuidados de sus consuelos a los que, abatidos por el plomo
enemigo, caían para no levantarse más. Yo admiré sus incontables rasgos de
abnegación y de bravura en aquellos momentos en los que el peligro ponía en
riesgo inminente la seguridad de la posición y la vida de sus defensores. Y
supe, finalmente, de su arrojo sublime en el doloroso instante en el cual, bajo
el peso abrumador del imposible, nos vimos forzados a abandonar Igueriben, que
fue tanto como abandonar un pedazo de nuestras almas… ¡Imborrables momentos
aquellos!
El
Sargento Daza, el compañero de sinsabores, el que con nosotros vivió todo el
dolor de aquellos días, sereno y altivo, con ese desprecio de la vida de los
que saben del Santo cumplimiento del deber, formó su mermada sección y al
frente de ella, cara la muerte, luchó hasta caer bendecido por la patria y
santificado por la gloria.
Este
fue Daza, éste fue el valiente muchacho cuya memoria hoy perpetuáis en esta
placa que habla de su gloria, que debe ser legítimo orgullo vuestro.
¡Benditos
los hombres que como él proceden y enaltecidos sean los pueblos que como éste,
acogiendo con tanto cariño la idea que yo les apuntara, han sabido dar la tan
brillante y patriótica forma!
Y
para poner un digno broche a este acto tan altamente patriótico, pronunciamos
aquellas palabras que como suprema oración, gritó el heroico Daza al caer para
siempre: ¡Viva España! ¡Viva el Rey! ¡Viva el Ejército!
Y
vivan, Señores, los pueblos que, como éste, saben honrarse honrando a sus
hijos”.
Después, el cura de Asquerosa pronunció un elocuente discurso. Exaltó la memoria del Sargento Daza, enalteció los ideales de patria y religión y aconsejó a los niños que recojan las nobles enseñanzas de estos altos ejemplos de cristianismo y de patriotismo. Fue aplaudido entusiásticamente.
Seguidamente habló el abogado granadino Sr. Mesa Vallejo, el cual, en términos elocuentes, que fueron ovacionados por la muchedumbre, cantó el heroísmo del defensor de Igueriben y ensalzó el espíritu de las mujeres españolas.
Lápida en la casa natal del Sargento Daza
LA
LÁPIDA
Cuando
terminó de hablar el Sr. Mesa Vallejo, se procedió al descubrimiento de la
lápida. El momento fue emocionante. La banda de música de Pinos Puente, que
asistía al acto, tocó la Marcha Real, y la multitud prorrumpió en vivas a
España y al Sargento Daza, en medio del mayor entusiasmo.
La
lápida contiene la siguiente inscripción:
Aurelio Daza Rojas, que el año 1921 murió gloriosamente
en Igueriben (África), defendiendo la
Patria”
El Ayuntamiento
le dedica este recuerdo.
Año
de 1926.
FINAL
DEL ACTO
El
acto terminó con la lectura de las siguientes cuartillas de don José Daza, por
nuestro compañero León Ferrán:
<<Señores:
Momentos son estos tristísimos para mí, muy tristes sí, porque traen a mi
memoria el recuerdo de mi perdido hijo, pero son también de gozo y alegría, por
la nueva vida espiritual, que ha alcanzado, aquel mártir del deber y de la
caridad, engendrado en buena hora para que su heroica muerte sirva de ejemplo y
de estímulo a cuantos luchan por la Patria y por la humanidad; a cuantos aman a
nuestra España: En una palabra, a todos los que nos honramos en cobijarnos bajo
nuestra invicta bandera roja y gualda.
Acabáis
de rendir un sentido homenaje al que fue sargento de infantería Aurelio Daza,
sustraído a la vida en la nefasta posición de Igueriben el año 1921, donde su
valor, su brillante comportamiento, su férrea disciplina y su sublime calidad,
pusieron tan alto el nombre del soldado español, como lo escribieron los héroes
de Ceriñola, de Pavía, de Almanza de las Navas de Bailén, y los marinos de
Lepanto.
No
tenía el sargento Daza en Julio de 1921, más tesoro que ofrendar a la patria
que su vida. No poseía más caudal que su sangre generosa, y ésta la dio
espontánea, noble y generosamente en el altar sagrado de la patria, cerrando
sus ojos a la luz de sol, con esa sonrisa fría y desdeñosa que sólo Dios
concede a los héroes.
Nada
pensaba decir en estos sagrados instantes; mi situación y mi circunstancia de
padre me lo vedaban, pero hay algo en el fondo del alma que ha hecho palpitar
lo solemne del momento, y lleno de emoción, rebozando el corazón de lágrimas
amargas, balbuceo más que digo... ¡Gracias señores, por el homenaje que habéis
rendido, a la memoria de mi pobre hijo, víctima del deber cumplido! Gracias a
todos, a las autoridades, a la prensa, palanca enorme del progreso; al teniente
Casado Escudero, autor de esta idea; a los amigos, a todos, en fin.
Permitid
que un anciano y dolorido padre os exprese su reconocimiento y su
afecto>>.
Después de estas palabras, que fueron escuchadas con emoción, se dio por terminado el acto.
EPÍLOGO.-
El próximo 21 de Julio de 2021 se cumplirá el primer centenario del desastre Annual y Monte Arruit. Estamos seguros que el pueblo de Valderrubio, orgulloso y agradecido, volverá a colocar una corona de laurel en la lápida que recuerda al heroico sargento Aurelio Daza Rojas.
Libro de Don Luis Casado Escudero, único oficial superviviente de Igueriben,
“Muere la tarde; la luz crepuscular adquiere un tono de un rojo intenso que transmite a las vecinas montañas, como si la naturaleza presagiara el triste fin que la fatalidad nos tenía reservado”. (Palabras del Teniente Casado)
NITO
BIBLIOGRAFÍA.-
El Defensor de Granada de 27 abril de 1926
El Faro de Melilla
BLOG: desastredeannual.blogspot.com
ABC
2 comentarios:
Estimado señor NITO: Nada conocía de esta parte de la Historia reciente de nuestra España Colonial en Marruecos hasta que casualmente leí su artículo de `IGUERIBEN NO SE RINDE´. Nadie se molestó en enseñárnosla a los jóvenes y menos jóvenes. A raíz de su nuevo artículo `SARGENTO DAZA` y otras lecturas posteriores he quedado vivamente impresionado por esa parte de nuestra historia.
Yo suelo pasar los veranos en Nador, a 90 km de Igueriben: Si las condiciones políticas y sanitarias lo permiten, pienso llegarme este verano y depositar (muy discretamente) entre las venerables piedras del parapeto, si aún existen, (pues me han dicho los habitantes que está todo muy arrasado), un pequeño ramito de laurel atado con un lazo con la bandera nacional en honor de tanto mártir…
Un saludo cordial.
Manu Pastor
Amable lector: ¡Si te digo que me has conmovido, me quedaría corto, muy corto…!
Gracias por tu bello gesto. Si acaso consiguieras tu propósito, te rogaría una foto.
Un abrazo.
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