Toquemos madera. Así comenzaba
el cronista Juan Bustos el presente trabajo, dado el escepticismo y el desencanto que le producían los
encargados de velar por nuestro patrimonio monumental:
“Toquemos madera. Aires
de desinterés, vencimiento y semiabandono, rondan últimamente por este
interesantísimo edificio en la calle o cuesta de Horno de la Merced, entre la
plaza de ese nombre y la calle de Elvira. No exageramos sin incluimos esta
vieja y noble casona en la cada vez más menguada lista de casas castizas que
aún pueden verse en Granada.
En el libro de María
Angustias Moreno Olmedo dedicado a la “Heráldica y Genealogía granadina”, se
consigna la finca como solar de dos ilustres familias: los Muguera Cattaña y
los Barreda o Barrera, quienes, por cierto, adoptaron está arrogante leyenda
para su linaje:
“Entrepeñas y tormentos soy lanzado,
jamás de vencimiento so juzgado”.
Los dos escudos que
campean sobre la puerta, recuerdan aquellos primeros lejanos propietarios.
Entre ambos escudos un interesante bajorrelieve de caracteres geométricos y
debajo otro escudo más pequeño, el de la Santa Inquisición. Todo ello en piedra
de Sierra Elvira. De admirar también las excelentes rejas que se abren a la
fachada, con buenos hierros carceleros de forja, dos en los ventanales grandes
y otra en el inferior, más pequeño.
En el cuerpo superior
de la casa, una galería con arcos de medio punto, sin duda con antiguo uso como
tendedero o depósito de frutos. El tejado, de teja curva árabe, arranca de una
cornisa sostenida por canecillos de madera. Un amplio zaguán abre el interior
del edificio, con empedrado antiguo y en el lateral un apeadero o poyo hecho
para bajarse más fácilmente del caballo.
El patio, con
columnas en piedra de Sierra Elvira, tiene una galería con pilastras, y
canecillos de madera tallados según la tradición morisca. En la parte posterior,
un pequeño patio de servicio y un jardín de dimensiones reducidas. Buenos
elementos los de esa antigua noble casona, cuyo destino ojalá no esté pronto a
consumarse. Pero los síntomas, amigos, son preocupantes”.
Afortunadamente, ya
ve mi querido cronista de la ciudad, no se cumplieron, esta vez, sus pesimistas
prejuicios. La vieja casona nobiliaria sigue en pié, yo la ví y la toqué,
remozada y gozando de buena salud. Pero también añadiré que está en venta.
¡Toquemos madera…!
NITO
1 comentario:
Ahí, en Sostiene Pereira, asistimos semanalmente a nuestro Taller de Lectura. Hace tiempo que quería hacer este comentario pero he tenido el iPad de "baja" y desde el móvil no podía. El recinto habilitado contiene una pared que pertenece al muro de Puerta Elvira. Un abrazo.
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