Heinkel He-111 del Museo del Aire. -Foto Califa-
En plena conflagración civil española, en cierta anochecida, los vecinos de La Herradura -Almuñécar- oyeron el zumbido característico de los motores de aviación proveniente de Levante, el “rum rum” se sentía cada vez más cerca de la bahía, aunque se notaban algunos fallos en las explosiones del aparato que hacía suponer viniese averiado el visitante nocturno; la experiencia casi diaria había educado el oído humano para distinguir estas sutilezas y matices de la contienda. En menos tiempo de lo que se tarda en contarlo, el ruido se hizo ensordecedor, y acabó con un chapuzón a orillas de la playa.
No se lo pensaron dos veces los vecinos que se encontraban en las inmediaciones del lugar del forzado amerizaje, e “ipso facto”, con el Mudo a la cabeza (personaje singular y hombre bueno, Juan Barbero, fallecido hace unos años), se lanzaron al mar en socorro del personal de la aeronave, un Heinkel He-111 de la Legión Cóndor, (Unidad de combatientes alemanes voluntarios), del arma de aviación; la dotación del avión la componían cuatro tripulantes, los que ayudados por los paisanos de La Herradura, pronto pisaron tierra firme, ilesos salvo algunas contusiones sin importancia.
Al principio, fue causa de extrañeza entre el personal de socorro, el ver que los tripulantes del avión siniestrado, esgrimían en sus manos las armas cortas de reglamento dispuestos a hacer uso de ellas a la primera señal de ataque pues, según relataron más tarde, por encontrarse apagado el Faro del Cabo Sacratif, dudaban si el lugar del amerizaje estaba fuera de la Zona Nacional, bajo cuyo pabellón luchaban.
Pronto se deshizo el error, y fueron llevados a la casa del responsable político local, José Barbero Ruiz, quien los acogió con la natural hospitalidad y en cuyo domicilio permanecieron en tiempo suficiente para reincorporarse seguidamente a su correspondiente unidad. A pocos días del siniestro, se personó en La Herradura el oportuno equipo de rescate que extrajo del mar los restos del avión para transportarlo a su base. Éste acto de socorrismo había terminado afortunadamente sin consecuencias graves para la vida los pilotos, que venían de operar sobre la Base Naval de Cartagena, como era frecuente por aquellos días.
Parecía que esta anécdota había acabado definitivamente pero una vez acabada la Segunda Guerra Mundial, un día de un verano, ya alejado de este final, apareció en la Herradura un matrimonio ya maduro, preguntando por Pepe “el de Cantarriján”, apodo por el que era conocido José Babero Ruiz y a su casa se dirigieron, dándose a conocer como uno de los pilotos salvados, único superviviente, y que venía a expresar su particular agradecimiento por los hechos relatados, y a disfrutar de sus vacaciones en la playa donde una noche de hacía ya muchos años, amerizó en muy diferentes circunstancias pero de la que se acordaba con la natural añoranza de quien recobraba la vida que consideraba ya perdida.
Fuente: "Historia de la Herradura" de M.Simón Mateos Rivas.
Ilustración de Caeiro. Uno de los "Pedros" tocados
Lo que recoge la Crónica Histórica de Guerra.-
La "LEGIÓN CÓNDOR" efectuó el día 17 de abril de 1938 un importante ataque diurno -bautizado como Operación Neptuno- contra el puerto de Cartagena, a cargo de 40 aviones "Pedros" (Heinkel-111) procedentes de las bases de Sevilla y Granada, en el que las importantes defensas antiaéreas de la Plaza y de las unidades de la Escuadra, evitó que el bombardeo fuese eficaz, pese a lo inopinado del mismo.
Un Heinkel He-111 en Armilla pocos años después.
Operación Neptuno
De Armilla despegaron los 34 bimotores a las 13,35 rumbo al puerto de Cartagena, que bombardearon en dos pasadas entre las 14,45 y las 15,15, a pesar del fuego antiaéreo de los buques y de tierra y del ataque de 3 cazas Polikarpov I.15 “Chatos”; regresaron todos a Granada a las 16,02 donde uno de los Heinkel sufrió rotura del tren de aterrizaje.
Los 33 bimotores en estado de vuelo despegaron de nuevo escalonadamente a media tarde; (25 lo hicieron a la 1,43 horas después del aterrizaje, con rumbo a Cartagena, y algo más tarde salieron 8 de estos He-111 para bombardear el puerto de Almería).
En Cartagena, a pesar de las malas condiciones atmosféricas, alcanzan con sus bombas el puerto y el ferrocarril, hunden un torpedero e impactan al acorazado “Jaime I”. La defensa antiaérea, por su parte, logra parar los motores del 25- 27 y los cazas alcanzan al 25-15 con cinco impactos de ametralladora.
Tres Heinkel tomaron tierra en Málaga por ir cortos de combustible o con fallos menores; el 25-27 que seguía esta misma ruta después de que su tripulación reactivará uno de sus motores, fue tocado de nuevo en Almería y se hundió frente a Motril, ya en zona nacional; y los 21 restantes volvieron a Granada, así como los 8 de la segunda formación.
Últimas series de este avión sobrevolando Málaga
NITO
2 comentarios:
Todo esto me recuerda cuando hice la mili en Armilla, entonces volaba un avión más antiguo, los Saboyas italianos, parecían que estaban hechos con latas de conserva
No podía ni imaginar que también entendías de "pajaros voladores". He aquí otro punto que nos une.
Un abrazo.
Publicar un comentario