Esta noble y vieja casona
palaciega en la calle Ballesteros –decía Juan
Bustos en su “Laberinto de imágenes y recuerdos”, más parece paisaje de
decoración teatral que finca verdadera. Interesante muestra de la arquitectura
granadina de una época ya lejana.
“Solar del linaje de los
Condes de Castillejo, el edificio –acaso levantado sobre una mansión musulmana
que los Reyes Católicos donaron a algún vasallo distinguido que luego se
ennobleciera-, debió de ser de los primeros de estilo renacentista que se
hicieron en Granada.
Aunque sufrió
transformaciones en siglos posteriores, de la construcción original se conserva
bastante todavía. Por ejemplo la curiosa portada en esquina, con sillares de
piedra arenisca formando ángulo con pilastras en las jambas, sobre las que se
apoya un arco de medio punto, rehundido, para cobijar el escudo familiar entre
dos elementos ornamentales en forma de las características bichas y las no
menos frecuentes hojas. Sobre él, una cornisa moldurada en “pecho de
paloma” y un magnífico balcón en
esquina, con columna corintia estriada muy interesante: En los dos extremos,
pilastras profusamente decoradas con capiteles corintios.
Del primitivo edificio, se
conserva también, en el interior, sótanos abovedados en piedra, artesonados con
vigas talladas primorosamente, columnas de mármol blanco de Macael (en el patio),
luciendo en sus capiteles el escudo de armas de los Condes.
Fue creencia extendida algún
tiempo que diego de Siloe había sido el primer propietario de esta casa. Se
llegó a tener por seguro que el gran escultor
y arquitecto, no solo había vivido en ella, sino que la había proyectado
y construido. En alguna Guía se dijo que era “la casa de diego de Siloe” sin
más pruebas que el convencimiento del
autor. Aquí sí estuvo en época reciente una academia. Ahora es residencia de un
destacado poeta granadino.
El noble palacio, con la
dulce pátina del tiempo dando a sus piedras el encanto melancólico de lo viejo, es una grata sorpresa para el
paseante de las calles del casco antiguo de la ciudad. Hay en esta casona
nobiliaria de la calle Ballesteros, frente a la Plaza del Padre Suárez, a pocos
metros del continuo tráfago del Realejo, una atmósfera, lo que en teatro se
llama “un ambiente”.
Cuadro de Valentín Barrecheguren, médico y pintor.- Cortesía de D. Santiago Oliveras.
Cuando nos acercamos sentimos una manera sutil de emoción y se hace en nuestra conciencia la certidumbre de que algo hay en este lugar que le da un carácter fundamentalmente distinto. El secreto está en esa fachada que nos mira, insinuante, evocadora. Azorín escribió acertadamente: “Hay que entender el lenguaje de las viejas mansiones, cuyas piedras nos dicen al cabo de los siglos lo que antes no podían decir: La tragedia del tiempo que se desvanece”.
Cuadro de Valentín Barrecheguren, médico y pintor.- Cortesía de D. Santiago Oliveras.
Cuando nos acercamos sentimos una manera sutil de emoción y se hace en nuestra conciencia la certidumbre de que algo hay en este lugar que le da un carácter fundamentalmente distinto. El secreto está en esa fachada que nos mira, insinuante, evocadora. Azorín escribió acertadamente: “Hay que entender el lenguaje de las viejas mansiones, cuyas piedras nos dicen al cabo de los siglos lo que antes no podían decir: La tragedia del tiempo que se desvanece”.
Nuestra mirada hoy es de lo
más inquietante: El aspecto de la casa en la década de los 80 (obsérvese la
foto en blanco y negro), era limpio y cuidado, con visillos en sus ventanas y
plantas en sus balcones. En la actualidad su aspecto es deplorable. Como vemos,
su degradación va avanzando cada día que pasa. La Universidad de Granada iba a
ubicar en él un edificio que funcionara como extensión del cercano Centro de
Lenguas Modernas, pero por lo que se ve, el proyecto no ha llegado a cuajar,
sumiendo al edificio en un lamentable abandono.
Mucho tiempo llevan ondeando
las banderolas y carteles del grupo Fortuny anunciando su restauración, Ya
podría el Ayuntamiento obligarles a no tener el edificio en tal estado de
degradación, no apto ni para okupas siquiera.
NITO
1 comentario:
Como siempre, La Murga es fina observadora de cualquier rincón olvidado pero de indudable interés. ¡Despertad autoridades, despertad, y no dejéis que se hundan los recuerdos de esta ciudad!
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