SOBRE LA BICI
La cultura de la bici en las ciudades sigue siendo, en general, un quiero y no puedo. En nuestra luminosa ciudad de los cármenes no habría de ser menos y estamos -como en tantas otras cosas- a la cola de España : Faltaría más…
Es un slogan de modernidad pero luego, ni hay arcenes en condiciones, ni los coches respetan al ciclista. Faltan ciudadanos que tomen como propio el slogan “La ciudad para los peatones, ciclistas y otros medios no contaminantes de transporte”.
Y bien que lo siento, como nostálgico bicicletero. Pero es lo que hay y lo que la ciudadanía demanda…
Además hay otra cuestión que hace al simpático biciclo un artefacto receloso, aún dentro del círculo de sus propios simpatizantes: ¿Sabías que el pedalear mata…? Vamos a explicarnos mejor. ¡ No vayamos a pollillas…!
PEDALEAR MATA
Pedalear mata. Un poco pero mata. Alguien se ha empeñado en elaborar una estadística curiosa: “Al ir en bici, sobre todo en las ciudades, se exponen más los pulmones a los óxidos de nitrógeno, al ozono o al CO que emanan de los apestosos tubos de escape y se pierden, en consecuencia, entre 8 y 40 días de vida. A eso hay que sumarle entre 5 y 9 días por la menor protección en caso de un accidente”.
“En contrapartida, al hacer ejercicio regularmente se alarga la existencia entre 90 y 420 días. Si jugamos con las cifras y, si restamos las medias de todos los datos, sale que, a la larga, usar la bici de manera regular, hace que vivamos siete meses y cuatro días más. ¡El tiempo de un viaje iniciático por el Continente Euroasiático, vamos!”.
La sociedad posmoderna es sedentaria. Si a eso añadimos la tele y las bebidas carbonatadas, ya tenemos un cóctel mortífero para la salud pública; un estudio realizado en Nueva Zelanda concluía que la isla se ahorraría 200 millones de dólares anuales en gasto sanitario si el 5 por ciento de los automovilistas se pasasen a la bicicleta. Coca-cola, sándwich prefabricado y tele, pueden acabar siendo sinónimo de merienda y de obesidad. Si nó que se lo digan a los 72 millones de obesos de Estados Unidos. Si a esto le añades el coche la cosa puede acabar en mórbida.
Ir al trabajo en transporte público implica realizar una media de 51 minutos de ejercicio leve al día. Ir en coche, solo 8, explica Francesca Racioppi, directora del Centro Europeo para el Medio Ambiente y la Salud de la OMS.
Tiene sentido: Entre escaleras, esperas, mini paseos por los andenes y traqueteo, el metro tiene un punto de tabla del Holyday Gym. El coche tiene más que ver con el sillón-ball y la bici es una clase de step con hora de funky. Menos cuando es cuesta abajo que entonces es como hacer pilates.
Cuando alguien me pregunta si practico deporte, contesto que no. “Pero voy en bici”, matizo rápidamente. La conclusión es: Sí...! -Parece que el concepto ejercicio implica camiseta ancha, pantalones de chándal y máquinas. “Coma bien, haga ejercicio y relájese. Ese eslogan médico ha sido fatal para las ciudades y sus ciudadanos”, asegura Enrique Jacoby, experto en salud pública y promotor de Ciudades activas, ciudades saludables. “Asociar el ejercicio únicamente al deporte es un gran error”, continúa.
Para llevar una vida saludable no hay que pasar por la pista de pádel o echarse a correr al parque. Se puede aprovechar el trasiego diario para incorporar movimiento a la rutina.
Así como la OMS lucha contra las enfermedades contagiosas, también se preocupa por las no contagiosas. Y, contra el sedentarismo y la obesidad, la bici es una medida muy efectiva y barata. Mucha gente teme usar la bici en las grandes urbes.
- ¡Seguridad!
- ¡Peligro...!, -Alegan.
- ¡Seguridad!
- ¡Peligro...!, -Alegan.
- ¡Deberían tenerle más miedo a su sofá…!
NITO
2 comentarios:
No hay que dudar que fuiste un amante de la bici, hacer el Camino de Santiago montado en una no es algo que haga todo el mundo. Ciertamente son cada vez más los usuarios de este medio de transporte pero creo que todavía estamos lejos de otros paises europeos, pero en fin poco a poco de abren cada vez más carriles-bici.
Un saludo y un abrazo
A mí me parece estupendo, porque yo voy andando a casi todas partes ya que no uso la bici porque nunca aprendí a montarla y cuando lo he intentado me duelen las rodillas. De los pocos ciclistas que se aventuran a usarla en Granada, temo muchísimo a los que van por la acera, porque ellos se protegen de los coches, pero... los peatones nos llevamos a veces unos sustos de infarto!!! El infarto, si no el atropello, TAMBIÉN MATA!!!
Kitiyi.
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