Imagen de la «musalla», o ermita, donde se cree
que está enterrado el último rey moro de Granada
No ha habido sobrenombre más
bien aplicado a Boabdil que el “Zogoibi o el Desdichado”, que le pusieron sus
súbditos al comenzar sus infortunios desde la cuna.
Washington Irving “Cuentos de la Alhambra”
El último
rey moro de Granada, Boabdil «el Chico», murió en la ciudad marroquí de Fez en
1533, y su cadáver fue enterrado en un lugar donde ahora un equipo
hispano-emiratí se propone sacarlo del subsuelo y de paso del desprecio con que
la historia lo trató.
El
proyecto es financiado por el emiratí Mustafá Abdulrahman y capitaneado por el
cineasta español Javier Balaguer, quien prepara un documental y un largometraje
de ficción sobre lo que llama «un hombre maltratado por la historia, pese a que
le debemos la salvación de Granada y de la Alhambra».
Como
es bien sabido, Boabdil perdió Granada en 1492, lo que significó el fin de Al
Andalus, y se exilió con su familia en el vecino Marruecos, en lo que entonces
era el Sultanato de Fez.
Sin
mezclarse en luchas palaciegas de Fez ni desempeñar ningún cargo relevante,
vivió 40 años más y murió discretamente en 1533, según refiere Virgilio
Martínez Enamorado, que ha ejercido como asesor científico del proyecto
hispano-emiratí.
Enterrado
en una «musalla»
Fue
150 años después cuando un historiador árabe llamado Al Maqarri, que decía
haber conocido a los nietos de Boabdil, reveló que el rey depuesto había sido
enterrado en una «musalla» (ermita) cercana a la Puerta de la Justicia de la
medina de Fez, una de las más imponentes de la ciudad antigua.
La
puerta ha cambiado de nombre, ahora se llama «Puerta del Quemado», pero la
ermita sigue allí, en medio de un descampado que en los últimos días ha sido
tomado por Balaguer, cámara en mano, y el geofísico Luis Avial, quien ha realizado
una prospección del terreno con georradar y asegura que ya ha encontrado bajo
la cúpula restos humanos de al menos dos esqueletos, más dos lápidas.
Las
dos lápidas parecen ser un buen indicio, pues los sultanes y solían ser
enterrados junto a algún santón, y esa ermita es conocida en el barrio como «la
tumba de (el santo) Sidi Bel Kasem», aunque la memoria de Boabdil se haya
perdido.
Sin
embargo, la maraña burocrática marroquí -y, concretamente, saber quién da el
permiso- ha impedido que los expertos puedan realizar una excavación
arqueológico-forense y extraer restos que puedan pasar los análisis de carbono
14 y datar al menos su antigüedad, así como la edad o posible enfermedad que
tenían esas personas al morir.
La
maraña burocrática ha impedido que los expertos realicen una excavación
arqueológica-forense
El
ayuntamiento de Fez ha conminado a los diferentes ministerios potencialmente
capaces de autorizar o bloquear las excavaciones -Cultura, Asuntos Islámicos,
Interior- a que den una opinión definitiva para poder empezar las excavaciones
la próxima semana.
El
prestigioso forense vasco Francisco Echevarría, acompañado de un equipo de
cuatro arqueólogos de la Sociedad Aranzadi, se ha comprometido con Balaguer a
analizar los restos si llega el permiso, y asegura que en cinco días podrían
extraerse huesos o dientes y su análisis demorarse solo dos meses.
El
último descendiente de Boabdil
Si
se confirmara que en la ermita hay enterrado desde hace cinco siglos un varón
de unos 70 años, podría entonces cotejarse su ADN con el de un hombre aún vivo
y residente en México. Este hombre asegura poder demostrar que pertenece al
linaje de Boabdil, a partir de una hermana o una hija del rey granadino que
tuvo que cristianizarse con el nombre de Isabela para permanecer en Granada, la
cual tuvo un hijo con Fernando el Católico y sus descendientes «hicieron las
Américas», siempre según Balaguer.
Existe
además la posibilidad de buscar más restos del padre o el abuelo de Boabdil,
que se saben enterrados en el castillo de la localidad de Almuñécar, cerca de
Granada, asegura por su parte Abdulrahmán.
El
mecenas emiratí -y es también la idea de Balaguer- quiere reivindicar la figura
de Boabdil, ya que según él fue «un hombre de Estado, no un guerrero, un gran
negociador que debe pasar a la historia porque prefirió, antes que la guerra,
salvar la vida de todo un pueblo».
Abdelramán
lamenta que Boabdil -proveniente de su verdadero nombre, que era Abú Abdallah o
Abdillah en dialecto granadino de entonces- haya pasado a la historia como un
cobarde o hasta un traidor, famoso por una anécdota que además es falsa: la de
que su madre lo reprendió por «llorar como una mujer lo que no pudo defender
como un hombre».
Boabdil
fue un excelente político y un negociador
El
emiratí prefiere subrayar que fue «un excelente político y un negociador» que
supo preservar los derechos de los granadinos y que se llevó con él al exilio a
varios miles de los que no quisieron quedarse en la Granada «reconquistada»
(incluidos dos mil judíos).
«Fue
un hombre víctima de las circunstancias históricas. Sería hermoso encontrar sus
restos, pero, si no lo conseguimos, al menos habremos logrado que se hable
sobre lo que fue: un gran hombre».
“Fue
un momento malísimo, aunque digan lo contrario en las escuelas. Se perdieron
una civilización admirable, una poesía, una astronomía, una arquitectura y una
delicadeza única en el mundo, para dar paso a una ciudad pobre…”.
García
Lorca
NITO
BIBLIOGRAFÍA.- Basado en un artículo de ABC que la Agencia Efe publicó el dos de marzo de 2013
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