<…Traer o llevar “noticias frescas”
es expresión que, bien intencionada, significa comunicar novedades, hechos
recientes, sucesos calentitos, pero, por un lado y debido a la sorna popular,
la frase da a entender que las noticias son tardías, añejas de mucho tiempo y,
por supuesto, conocidas por todo quisque, hasta por los que no se enteran de
nada>.
En Granada, en cambio, las noticias
frescas son de anticipación, como huevo de gallina aún sin poner. Contamos como
ejemplos verdaderamente asombrosos: El adelanto del dogma de la Inmaculada
Concepción en tres siglos por mano caligráfica de un capuchino del marketing fervoroso,
verdadero genio de la publicidad interactivo-devota.
Gracias a su antepromoción, los
granadinos gozan de la columna triunfal, obra de Alonso de Mena y Francisco
Potes, que preside los jardines de El Triunfo. O la noticia de que
en el año de 1616, año en que mueren Miguel de Cervantes y Guillermo
Shakespeare, “dan comienzo en Granada los trabajos para la instalación de la
red telefónica”, según afirma Luis Morell y Terry en sus Efemérides
granadinas (1882).
Los breves, noticias
de corta extensión literal, eran impresos de cuatro páginas en tamaño pliego
de cordel a manera de gacetilla o noticieros que circulaban de
uno a otro país y con premura de información al día, de flagrante actualidad.
Los breves editados
en relación con la Toma de Granada ganaron por la mano al hecho histórico, lo
anunciaron con delantera de años. Es el caso del pliego intitulado Ad
Hispaniarum Príncipes Ferdinandum et Elizabeth
panengyris de triumpho Granadatensí, escrito por Paulus Pompilius y
publicado por Eucharius Silber, en 1490.
"La Conquista" de Carlos Luis de Ribera (Museo Catedral de Burgos)
Aunque este Eucario Silber, de Roma, ya
había estampado otro breve sobre la conquista en 1487, año en
que el tipógrafo Hurus de Zaragoza publicaba el suceso. Y Rugerius, establecido
en Florencia, acometía el mismo tema en 1490, copiando al citado Pablo
Pompilio, así como varios impresores de distintos lugares, pero en la misma
fecha, se adelantaron a cantar la gesta de los castellanos contra los
musulmanes granadinos.
Hubo autores y tipógrafos más precavidos, como Mantegattis, de Milán; Treperel, de París; Ungut y Polono, de Sevilla, y del mismo Eucario Silber, de Roma, este con tercera edición, que lanzaron al público sus breves en 1492, el año del evento, que dicen los cúrsiles, pero las tropas cristianas entraron en Granada con los panegíricos en las mochilas, prueba de que la edición de los ejemplares se hizo en 1491, quizá antes. Era la crónica de una muerte anunciada, con perdón de Gabriel García Márquez.
La burla de fechas ocurre igualmente “el
memorable, fausto y felicísimo” día dos de enero de 1492, “término
dichoso del imperio de la infidelidad en la Península, satisfacción del
sentimiento nacional, seguro de la unidad española” y, por lo mismo, “el más
grande hito de en los anales hispánicos”.
Instituido como fiesta solemne en 1519,
conforme a lo dispuesto en el testamento de Fernando el Católico, esa “fecha
poderosa e indeleble” tuvo a lo ancho del tiempo contestaciones chumgueras, a
manera de ardid de conjuras casi intencionado en algunos casos y fortuito o en
otros. Respuesta camelística que ha suavizado o ha entorpecido más de una vez
la solemnidad y altanería del hecho y de su celebración.
Lo que nunca sabremos es si los
hados de la guasa trastocaron, cuando les vino en gana, el aparato
fanfarrón del triunfo de la Cruz sobre los enemigos de Cristo o fueron los propios
granadinos, gente de tan diversa casta e intenciones, los que confundieron,
desairaron o dedicaron higas al importantísimo cumpleaños y a sus magníficas
conmemoraciones. O fueron ambos intermediarios apadrinados por el
fingimiento.
Remedando a Padilla (serie TVE "Isabel"
De primeras inventaron la sopa de letras con posibles vocablos de seguidores del dos de enero, divertimento que consiste en cruzar sinónimos y antónimos para despiste de muchos y sinsabor de unos cuantos. Y así, desde la sospecha, descubrimos los términos reconquista, conquista, triunfo, derrota, capitulación, ganancia, rendición, toma, entrega, incorporación, restauración y tantos más.
Pasatiempo chungo este de las palabras
cruzadas por lo que tiene de acertijo y por lo que encierra de hipocresía,
aunque ha servido durante siglos para ingeniar titulares de sermones
histórico/panegíricos y vaniloquios políticos, pronunciados cada 2
de enero en la santa iglesia Catedral o en el salón de plenos del Ayuntamiento.
Por lo pronto, la broma se instala en
inscripciones recordatorias del suceso y de los protagonistas, textos con
vocación de epitafio y a menudo tarados por el humor errátil o la errata
cachonda. Ocurre en la lápida de mármol con letras de plomo que hay junto al
retablo de la puerta de la Justicia de la Alhambra.
Dice: “Los muy altos y poderosos
Señores Don Fernando y Doña Isabel…/ …. conquistaron por fuerza de armas este reino
y ciudad de Granada, la cual, después de haber tenido sus altezas en persona
sitiada mucho tiempo, el rey moro Muley Hacén les entregó con su Alhambra a dos
de Enero de 1492…”
Muley Hacén murió en 1485, seis años
antes. Otro ejemplo está en el pasadizo que une el Mexuar con el patio de los
Arrayanes donde se afirma, con rótulo de la época:
“Los muy altos… / … Señores Don Fernando y Doña
Isabel…/ … conquistaron esta ciudad y su reino y les fue entregada a once días
de Enero de mil cuatrocientos noventa y uno”.
Mas, otra lápida desaparecida, que
presidió la ermita de los Santos Mártires de la Alhambra, aseguraba que la
entrega de las llaves por Boabdil se efectuó “en este sitio”, o séase, en el
Campo de los Mártires, al ladito del hotel Palace. Y por citar una última
leyenda, recuerdo la inscripción de la ermita de San Sebastián, en el paseo del
Violón, cuyos errores hacen tamaño favor al dos de enero de 1492.
Y, sí hemos de creer a los cronistas,
menuda novatada le gastó el dos de enero al ilustre desesperado Don Cristóbal Colón.
Dicen que abatido y sin esperanzas, el marino salió secretamente del Real de
Santa Fe, muy de madrugada, camino de La Rábida con la “intención de recoger a
su hijo Diego y marchar a Francia”. Cuando el mensajero enviado por Isabel la católica
le alcanza cerca de Moclín y le insta encarecidamente, en nombre de la Reyna, a
que vuelva para seguir las capitulaciones del viaje a Cipango, Don
Cristobal va y no se fía, respondiendo al mandadero con un corte de
mangas genovesas. Trabajo costó convencerle, siendo el día de la toma de
posesión de Granada por los ínclitos Reyes Católicos.
En los desplantes al dos de enero
también intervino la famosa campana de la torre de la Vela. En 1732, el mismo
día del aniversario, a un sastre de Alhama, luego de guardar cola durante la
noche anterior para subir de los primeros hasta la campana y rubricar con el
badajo la expulsión de la morisma, le bastó un solo talán para quebrarla y
dejarla inútil.
"El suspiro del moro" de Francisco Pradilla y Ortiz (1848-1921)
Fue un golpe de réquiem que enterró ese
año el jolgorio de los granadinos. Mandaron fundir otra, ésta de 104 arrobas,
se instaló a tiempo, no sin gran esfuerzo, pero “unos aires muy recios” la
volvieron a cascar en 1739. Malas lenguas dijeron que fue el mismo sastre de
Alhama, lo que dio lugar a la intervención de los inquisidores, siempre tan
desconfiados, y el sastre cumplió pena de destierro y la advertencia severa, en
caso de visitar Granada una vez cumplido el exilio, de “no acercarse un
ápice” alrededor del conjunto monumental, ni siquiera de mirar cara
a cara la torre de la Vela.
Los propios granadinos, tan apegados a
la fiesta inicial del año y a su pompa y bureo, tomaron como pretexto cualquier
motivo que afectará a sus faltriquera para montar el fingimiento de la protesta
y de paso enturbiar la fecha luminosa de los fastos locales.
Así sucedió en 1631, después de pregonada la pragmática de la sal, la cual mandaba vender el celemín a cinco reales. “Uno de los mayores precios que se an impuesto en esta monarchuía”, escribe Henríquez de la Jorquera y añade: “no siendo su valor más de seís cuartos en esta ciudad”. Como el tributo era injusto, los lugareños se echaron a la calle y el dos de enero, fecha en que se pregonó la pragmática, murió súbitamente en los balcones del Cabildo. Lance que se reprodujo a los 6 años. El dos de enero de 1639 se hizo saber públicamente una orden real en la que se exigía el registro de los tratantes y mercaderes nativos y de los franceses avecindados en la ciudad, a fin de que “todos los travaxabores pagasen un tanto cada día para su Magestad”. Nuevo alboroto y luego desplante a la histórica fiesta.
Y de mal agüero fue el dos de enero de
1641, pues en su madrugada “sucedieron cinco muertes en distintas
partes que fue un caso lastimoso porque todas fueron muertes desastradas y en
pendencias trabadas”, con lo que se tuvo ese día por nefato y nadie salió
de sus casas.
El dos de Enero de 1642 también se
malogró el Día de la Toma, pues en tal fecha ahorcaron en la plaza de
Bibarambla a uno de los famosos y temidos vaqueros de Güejar Sierra,
salteador de caminos y asesino de varias personas, espectáculo que atrajo a
tantísima gente, hasta colmar la plaza después de larga espera, que el personal
no hizo caso a la procesión cívico-religiosa y menos aún a los jolgorios
previstos, incluidas las campanadas de rigor exorcista.
En estos días que corren, se pretende un
nuevo disimulo del “memorable, fastuoso y felicísimo” dos de enero de 1492.
Esta vez por mano conveniente de los listos del octavo día, líderes de la
tolerancia y del oportunismo político, pregoneros de la amigable compañía de
las tres culturas tradicionales granadinas. Uno se pregunta: ¿Dónde están las
tres culturas locales? ¿Hubo alguna vez convivencia entre judíos, moros y
católicos? ¿No es un cachondeo transgénico dar cuarrécano por melón?>
Y en este afán polemista de los granadinos que se visualiza el 2 de enero, en las movilizaciones de los que están a favor o en contra de la celebración, tú, finísimo lector mío, ¿qué opinas sobre la fiesta…? ¿La Toma o la dejas…?
Lápida de mármol colocada en el siglo
XVIII para conmemorar la entrega de la ciudad, aunque redactada con numerosos
errores:
"Aviendo Muley Boaudeli, último rey
Moro de Granada,
entregado las llaves de esta ciudad el
Viernes dos de Enero
de 1492 a las tres de la tarde en la
puerta de la Alhambra a
nuestro católicos Monarcas Don Fernando de
Castilla y Doña
Isabel de Aragón, después de 777, que esta
ciudad sufría el
Yugo Mahometano desde la pérdida de
España, acaecida en
Domingo 2 de Noviembra del año 714 salió
dicho católico Rey
a despedir a el expresado Boaudeli hasta
este sitio antes
Mezquita de Moros, y entonces eregida en
Hermita de
San Sebastián, donde dieron los primeros
gracias a Dios
el Glorioso Conquistador y su exército,
entonando el
Te Deum, y tremolándose el Estandarte de
la Fe en
cuya memoria se dic dicha hora la Plegaria
en la Catedral
y se gana indulgencia plenaria, rezando
tres Padres Nuestros
y tres Aves Marías."
"La Toma" de 2021, Año del COVID: Silencio y soledad.
NITO
Bibliografía.-
"La Granada
fingida" de Francisco Izquierdo.
"El Independiente" de
Granada.
Diario "Ideal"
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