Lavadero
de la Puerta del Sol: ¡Nada más, pero nada menos…! Probablemente este sea uno de los sitios más
fascinantes de Granada, con una de las mejores vistas de la ciudad, y sin duda
uno de los lugares más desconocidos no sólo para el visitante foráneo sino para
los propios habitantes de la ciudad.
Este espacio que aparece en las guías turísticas de Granada, carece de cualquier tipo de señalización que haga posible a los
visitantes llegar hasta él y disfrutar de unas espectaculares vistas de la
ciudad. Te recomendamos, oh, viajero, que cuando subas al lavadero de la Puerta
del Sol lo hagas acompañado y con la geolocalización apuntada en el teléfono
móvil, para no perderte por las intrincadas callejuelas del Realejo.
Las
vistas desde este lugar son hermosas, destacando la torre inacabada de la
Catedral, el Realejo y la Sierra; afortunadamente el entorno sigue más o menos
como hace 100 años. A grandes rasgos, podríamos decir que sigue respetándose la
arquitectura y el paisaje.
El
Lavadero es de origen Judío del siglo XVII y estuvo funcionando hasta el año
1965, dotado con canalizaciones públicas al carecer antiguamente las casas de
agua corriente. Desgraciadamente este es el único de los lavaderos de esta
clase que ha llegado en pie hasta nuestros días.
Justo
en este lugar estaba ubicada la antigua puerta de la muralla árabe conocida
como Puerta del Sol, de Oriente o del Mauror, (Beb-Mawrur) y que fue demolida
en 1867. Este trozo de Muralla partía desde Torres Bermejas y llegaba a lo que
actualmente es el palacio de Bibataubín, es decir la Diputación.
¡AY,
AQUELLA GRANADA DE LAVADEROS Y ALJIBES…!
El número
de lavaderos, como el de aljibes, fue tan numeroso como lo demuestran los nombres de algunas calles de nuestra
ciudad: Lavadero de San Agustín (desde
la placeta de este nombre a la calle de San Jerónimo), Lavadero de las
Manchegas (desde la calle del Correo Viejo a la Cuesta de Marañas), Lavadero de
las Méndez (por la Cuesta de la Alhacaba),
Lavadero de la Cruz (entre la calle del Boquerón y la calle de San Juan de Dios),
Lavadero de Zafra (desde la placeta del Azúcar a la calle de Navarrete) o Lavadero
de Santa Inés (que sube desde la Carrera del Darro), acreditan, entre otros, la
abundancia de este tipo de servicios públicos de limpieza e higiene en la
Granada de tiempos pasados.
En
la “Gacetilla Curiosa, o semanero granadino, noticioso y útil para el bien
común”, del fraile trinitario Antonio de la Chica Benavides - uno dos primeros
periódicos aparecidos en nuestra capital-, pueden leerse en el número de abril
de 1764, que “en el Labadero de Santa
Inés, Diego Bueno de Nación Francés, bufca amó para fervir de lacayo”. En
el mes de mayo del mismo año y en la misma publicación se anuncia el arriendo
de un Molino de Pan en el lugar de Jun.
“Quien lo quiera, fe verá con Don
Pedro Valverde, en la calle del Lavadero de Zafra, en el Boquerón del Darro”.
Hoy,
en la placenta Puerta del Sol, aún se conserva este bello y grácil ejemplar de
lavadero público del siglo XVII, muy interesante, con columnas toscanas, todo
en piedra de Sierra Elvira incluidos los lavaderos originales, con canales de
evacuación de las aguas residuales. Sobre las columnas una airosa armadura de
madera y cubierta de tejas árabes.
El
lavadero en cuestión fue muy bien restaurado no hace muchos años y es, desde
luego, un elemento importante del mobiliario urbano idílico que ha llegado -afortunada
y casi milagrosamente- hasta nosotros. Es el único que queda en la ciudad de los muchos que anteriormente
hubo, dispuestos por las autoridades para las necesidades del vecindario. Digna
de atención la correcta integración del viejo lavadero en la pintoresca placeta
donde se conserva.
NITO
Bibliografía.-
“Guía
de Granada” de Gallego Burín
“Un
Siglo que se va” de Juan Bustos
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