De Taringa.net
Esta es la historia de un dulce que se hacía desde
tiempos muy antiguos y que a los niños se les daba como premio, como si fuese
un caramelo, por los pueblos de las sierras granadinas y de toda Andalucía en
general, donde quiera que hubiera colmenas.
Es como una especie de arrope hecho a base de calabaza
y miel, muy dulce.
Ahora, con más posibilidades económicas y gustos más refinados, se toma
como acompañamiento con quesos frescos, sobre pan tostado etc.
Cuando éramos pequeños,
recuerdo como en casa se ponían aquellas rebanadas de hogazas de pan y se le
cubría de aquella meloja negra y brillante que chorreaba por nuestros brazos y
nos ponían “pringando”… pero que estaba exquisita y se nos decía que tenía un
gran valor energético, sobre todo cuando encima de la rebanada se le ponían
aquellos trozos de calabaza dulce que flotaban dentro del gran tarro de
cristal.
Cuando en invierno, a veces, se hacían
aquellas “gachas” de harina tan buenas que comíamos de postre, quiero recordar
que mi madre preguntaba cómo queríamos que fuesen acompañadas y la oferta era….azúcar,
miel de caña ó “meloja”. Yo solía pedir
que le pusiesen la meloja; aquello era algo estupendo… por el sabor tan
contrastado de los tostones de las “gachas” con el sabor dulce de la
meloja.
Copio estos cuartetos que encontré en el bonito Blog “Alcázar de Venus” y que
de forma sencilla y acertada, al tiempo que poética, relatan el proceso para
obtenerla.
LA MELOJA
Para hacer buena meloja
debes disponer de tiempo
pues se lleva casi un día
preparar todo el invento.
Que si la agüita de cal,
que si el panal de la miel,
que si partir la calabaza
para quitarle la piel.
Después, coser y cantar,
sólo hay que dejarla hervir
para que alcance su punto
y la sintamos crujir.
Esta meloja, señores,
es dulce tan especial
que hasta el mismo Carlos Cano
le cantaba sin cesar.
-oOo-
Hoy queremos traer aquí estas recetas antiguas con el ánimo de que no se pierden tales costumbres, que es una manera de no olvidar nuestra cultura ni nuestros ancestros.
Veamos cuáles son sus ingredientes y su elaboración:
Agua de cal. Agua, miel
y calabaza marranera. La proporción de calabaza/miel, puede ser,
aproximadamente, medio kilo de miel por cada kilo de calabaza.
Para hacer el agua de cal se disuelven en
un recipiente metálico unas piedras de cal viva en agua. Cuando la cal esté
apagada se remueve con un palo limpio y se deja reposar hasta que decante y el
agua que está sobre ella quede clara.
Se pela la calabaza sin miedo, es decir,
no importa que nos llevemos algo más que la piel. Se hacen tajadas no muy
gruesas, se echan en un recipiente y se cubre con el agua de cal. Se deja
reposar durante unas horas (4 ó 5) a fin de que la calabaza se encalle (se
endurezca).
Se pone en el fuego una olla media de agua
con un poco de la miel. Cuando comienza a hervir, cuidado que se puede subir,
se añaden las tajadas de calabaza y se le va añadiendo poco a poco más miel. Se
deja hervir a fuego medio hasta que las tajadas de calabaza se cuezan por dentro
y estén tiesas por fuera. Al mismo tiempo que se reduce el volumen de agua
se va formando un caldo meloso que nos servirá de conservante. De vez en cuando
habrá que ir probando hasta que veamos que están en su punto de miel y de
cocción. Si fuese necesario se puede rectificar de agua o miel, si añadimos agua la calentaremos
previamente para que no corte la cocción.
El enemigo de las abejas
Esta forma de escarchar la fruta -fruta
cristalizada- con agua de cal o Hidróxido
de Calcio [Ca(OH)2] constituye un
magnífico conservante a la vez que desinfectante, muy usado en la antigüedad y
que España introdujo en Hispanoamérica, siendo Méjico donde la fruta
cristalizada forma parte de las tradiciones y sus mejores expositores son los
dulces típicos (Camote, Higo, biznaga, calabaza, fresas).
Colar de tal manera que pase la pulpa pero queden las semillas.
Volver a poner al fuego y dejar hervir hasta que tome un color oscuro.
NITO
3 comentarios:
Eres un.artista.
Y digo yo, ¿habría algún establecimiento que sirvieran estas recetas murgueras? porque en la mayoría de los actuales hogares desgraciadamente parecen olvidadas, o más bien ni las conocen.
No soy muy de dulce, pero me encanta la idea de no perder las recetas tradicionales.
Publicar un comentario