LA CORAZA DE BRONCE DE LA “CUEVA
DEL JARRO”
LA CORAZA DE BRONCE DE LA CUEVA DEL JARRO.-
“…El choque contra el acantilado fue brutal y en pocos segundos la nao fue engullida por la mar embravecida, no dando lugar a escapar de aquélla furia del Dios Poseidón. Sus hombres, maderas y mercancías saltaron por los aires y el mar, como un amante furioso, fue despedazándolos y arrojándolos contra las piedras afiladas de los acantilados, algunos quedaron con vida y en el agua tratando de conseguir la playa a nado, el pasajero también buscaba salvar su vida nadando en dirección a una grieta abierta en la roca de grandes dimensiones buscando asirse a algo para trepar por el acantilado.
En
vano fue su lucha pues el mar no daba tregua, el peso de su coraza de bronce
como oficial de Tarento, en esta ocasión no le iba salvar la vida como en otras
ocasiones en el campo de batalla; la lucha fue desproporcionada: el hombre con
sus armas terrenales contra el dios Poseidón y su polémica naturaleza.
Los
siglos pasaron y la coraza de bronce permaneció sumergida y sin dueño que la
volviera a enfundar para librar batallas con la que conseguir el honor en los
campos de batalla, su destino era ese y no permanecer en los dominios del dios
Poseidón, privándola del honor de su cometido.
Fue
rescatada de las profundidades por Don Fernando J. Nestares en un lugar
llamado por los pescadores la Cueva del Jarro, de la Punta de la Mona, precisamente por la
cantidad de ánforas, jarros y vasijas púnicas encontradas en el lugar de otros pecios
hundidos. Esta coraza salió a la luz del sol no para volver al pecho de un
nuevo guerrero sino a la urna de cristal del Museo Arqueológico de Granada,
donde muestra la belleza de diseño y sus orígenes”.
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Hasta
aquí este fragmento final del libro “Leyendas
de nuestros pueblos” de José Manuel Fernández, que no es más que una
suposición de las muchas que pudieron haber pasado.
Lo verdaderamente cierto es
que apareció en la costa granadina, en una profunda grieta junto a los
acantilados de la Punta de la Mona, en la bahía de la antigua ciudad de Sexi (Almuñécar),
donde se han encontrado fragmentos anfóricos púnicos de otros pecios hundidos
posteriormente. La presencia de esta coraza en el sur de la Península Ibérica
asocia esta zona al comercio del Sur de Italia y de Sicilia desde las últimas
décadas del siglo V y a lo largo del IV a.C.
De esta época son
especialmente frecuentes estas corazas anatómicas bivalvas en el área de
Apulia, asociadas a enterramientos aristocráticos. En nuestro caso se piensa en
el naufragio de un barco que arribaba al puerto púnico. La coraza pudo
destinarse como presente a un guerrero aristocrático local. También se ha
aludido a la posibilidad de que pudiera tratarse de un trofeo de guerra
adquirido por un mercenario ibérico tras su regreso de alguna batalla en el Sur
de Italia o en Sicilia. Pero esta explicación, extendida en décadas pasadas,
que acudía a los mercenarios para justificar la presencia de obras de arte y de
influjos mediterráneos en la Península ibérica se considera hoy con precaución
y escepticismo.
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Queda una última opción, la
de que se trate de una ofrenda sagrada, un exvoto tras un feliz viaje. Ello nos
asociaría este objeto guerrero con otros armamentos hallados en la
desembocadura de ríos o en entradas portuarias como los cascos de la Ría de
Huelva y del río Guadalete, no lejos de la Torre de Doña Blanca, en Cádiz. Como
el casco, imagen en bronce de la cabeza, la coraza anatómica es también una
representación de quien la lleva, de su valor y coraje. No es inhabitual en el
mundo antiguo ofrecer armas de bronce en lugares sacros. Las armas son ofrendas
y remembranza, real o mítica, de quien la ha llevado o quien la ofrece. Pero en
nuestro caso no podemos afirmar la
intención votiva o personal de esta coraza hundida en el mar y debe permanecer,
como la posibilidad más verosímil, el percance de un naufragio.
El casco descubierto en la Ria de Huelva en 1930
DESCRIPCIÓN
Coraza anatómica. Reproduce el esquema anatómico del cuerpo desnudo, modelado sobre una gran lámina de bronce. Una escotadura se adapta a la curvatura del cuello y dos laterales a las axilas. Se marcan los músculos pectorales y, mediante la incisión o troquelado, las tetillas. Se apuntan también los músculos del abdomen, insinuándose el relieve de las caderas y el círculo del ombligo.
Datación 400 [ac] a 301 [ac]
Contexto Cultural/Estilo Hierro Pleno. Púnico
Uso/función.- Protección del
tórax en acciones bélicas o juegos de lucha.
NITO
1 comentario:
TUS ARTÍCULOS ESTIVALES SON TAMBIEN, COMO TODOS LOS TUYOS, MUY INTERESANTES. ESTE DE LOS RESTOS SUMERGIDOS PONE DE MANIFIESTO EL GRAVE RIESGO EN QUE SE ENCUENTRAN LOS PECIOS DE NUESTRAS COSTAS A MERCED DE LOS MODERNOS PIRATAS SOBRE TODO YANKIS YA QUE NO TIENEN APENAS HISTIRIA TIENE QUE BUSCAR FUERA DE SU PAIS. UN ABRAZO
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