LA QUINTA AVENIDA DE GRANADA

Proseguimos en esta bitácora con la costumbre de hablar de los comercios centenarios granadinos de los que, desgraciadamente, van quedando ya muy pocos.

Leímos, hará ya un par de años, que la calle Mesones había sido la protagonista en un 'ranking' que hizo una consultora inmobiliaria internacional, que ha estudiado cuales eran las calles comerciales más caras del mundo. Por supuesto la primera es la Quinta Avenida de Nueva York. La calle Mesones ocupa el tercer lugar en Andalucía (después de la malagueña calle Larios y de la sevillana Sierpes), y el undécimo en España, tras la Gran Vía de Bilbao. El alquiler medio de un local comercial puede llegar a los 1.380 euros por metro cuadrado al año. Y una vivienda, de las pocas que hay, puede llegar a venderse a casi 9.000 euros el metro cuadrado, un millón y medio de las extintas pesetas.

Negocios que sean centenarios o a punto de serlo, la verdad es que en aquella calle ya quedan pocos. Uno de ellos es la famosa Farmacia Gálvez, que está en el número seis y que dio de comer a tres generaciones distintas. La creó Francisco de Paula Gálvez en 1890, la construyó el arquitecto Ángel Casas y en sus estanterías aún hay frascos de farmacia que evocan otros tiempos.

Uno de los mancebos, Enrique González, contaba que lleva detrás del mostrador nada menos que 37 años. En su rostro aparece la inevitable emoción de la nostalgia cuando recuerda que en aquella calle había tiendas de ropa muy famosas ya desaparecidas como Buenos Aires o Las Américas, Sombrerería Sevilla, Tejidos la Magdalena (con su fiel dependiente Caro, ofreciéndote la silla mientras sacaba las piezas de tela...) "Y cuando había también varias librerías como la Almendros y esa imprenta en la que le hacían los libros a García Lorca que ahora mismo no me acuerdo".

Otra empresa familiar y casi centenaria, se llama 'La Imperial', que según reza en el rótulo de la calle, funciona en la calle Mesones desde 1919.

-La creó mi abuelo y después se hizo cargo mi padre. Al principio era una tienda de caza y pesca, porque por aquellos años no había otro deporte en el que la gente podía gastarse dinero.

Quién habla se llama Juan Manuel Martín, que lleva casi un cuarto de siglo regentando la tienda que creó su abuelo. Comenta que el tipo de negocio en sí en la calle ha cambiado mucho, sobre todo desde que se han hecho con casi todos los locales las franquicias y las multinacionales, en alguna de las cuales la música de bakalao insta a los jóvenes a que no pasen de largo sin entrar.

Precisamente una de las franquicias se llama Tuti Frutti y es un pequeño local dedicado a las 'chuches'. La vendedora se llama Manuela y nos cuenta que su empresa, una sociedad limitada, tiene varias tiendas en toda España, “y siempre en sitios muy céntricos y concurridos”.

Ya están aquí, imprimiéndole a la calle un aire nuevo, Benneton, Springfiel, Tintoretto, Bimba y Lola, Stradivarius, Punto Roma, Dessigual, Promode, Calcedonia, Woman Secret, The Phone House... y otras tiendas de ropa ya se han establecido en la calle más cara de Granada. En la calle aún hay algunos locales que están vacíos pero que están siendo remodelados para que nuevas tiendas se hagan cargo de las mismas.

También esta calle ha sido muy “culta”, si tenemos en cuenta las varias papelerías y librerías que en ella han existido: Costales, Almendros, Ventura, Prieto... Ahora sólo queda una que se llama Estudios, en el número 53, especializada en libros que hablan de Granada y sobre Granada. Lo que todo el mundo se pregunta es hasta cuándo podrá la cultura resistir al empuje de las franquiciadas tiendas de moda.

NITO

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