Un inmueble señero
El inmueble, ubicado en el número 23 de Gran Vía, tiene sin duda un gran valor arquitectónico y está muy unido a varias generaciones de granadinos que en el mismo, tramitaron sus prestaciones en la Seguridad Social. El proyecto data de 1925 y pertenece al arquitecto José Fernández Fígares, pero hay que decir que hubo varios más que trabajaron en él. Uno de ellos fue Leopoldo Torres Balbás. Su inicio se llevó a cabo por la Caja de Previsión de Andalucía Oriental, de ahí los tres escudos que aparecen en la fachada (Granada, Almería y Málaga) y se inauguró en el año 1932.
Es importante, así mismo, destacar la intervención en su interior del artista Hermenegildo Lanz realizada en los primeros años de la década de los treinta y de la que sólo permanecen algunos elementos originales como la escalera de acceso al patio de operaciones, en curva y situada en una de las esquinas.
Originariamente el edificio estuvo coronado con una escultura alegórica representando a la Previsión Social, obra del escultor Pedro Loyzaga y que fue eliminada en 1980.
También teníamos la "Perra Chica" ó cinco céntimos
Es, por tanto, uno de los muchos edificios que merecen nuestro especial interés en esta controvertida avenida y que han llegado hasta nuestro tiempo. Ésta edificación, es conocidísima por toda la ciudad con el nombre de “Casa de la perra gorda”, apodo que le sobrevino por su vinculación a la naciente Seguridad Social, que empezaba a implantarse, lenta y pobremente, en la alterada España de los años 20 y 30 del siglo XX.
Año 1931: Aún faltaba un año para la "entrega de llaves"
Coincidió aquella época con la del mayor esplendor y carácter de las edificaciones de la discutida calle. Ángel Isac define muy bien el episodio:
“Iniciada por arquitectos y maestros de obras formados en el ambiente del academicismo, como Juan de Montserrat, Modesto Cendoya, Wihelmi, Giménez Arévalo o Díez Alonso, la arquitectura de la Gran Vía se prolongaría, en proyectos de Ángel Casas, Pascual Bravo o José Fernández Fígares, con versiones sintomáticas del panorama arquitectónico contemporáneo, hasta finalizar la década de los años 20”.
José Fernández Fígares fue el arquitecto de la popular “Casa de la perra gorda”. Un edificio singular de carácter monumentalista, que recuerda a otro del mismo autor, en la plaza de la Trinidad esquina a la calle de las Tablas. En la “Casa de la perra gorda”, destacan los elementos clásicos aumentados de escala y utilizados en forma decorativa, simétrica. Con la intención de impresionar, el arquitecto adopta tecnologías constructivas modernas y elementos formales vanguardista que compone con los clasicistas, pervirtiéndolos.
Ménsulas que no sostienen nada, incluso placas recortadas de la tradición barroca canesca (una suerte de cogollo vegetal que se distingue de las tradicionales hojas de acanto y de las guirnaldas y sartas de frutas habituales en el barroco del Seiscientos).
En los bajos de la “Casa de la perra gorda”, la sede del Instituto Nacional de la Seguridad Social, una excelente obra decorativa -que ha sufrido alteraciones hasta hoy-, realizada en su mejor momento de capacidad creativa por el pintor vanguardista Hermenegildo Lanz. El artista vio premiado su proyecto en un concurso. Un proyecto diseñado sobre la base de una avanzada e importante ornamentación funcional, denominada por unos “Art Decó” y por otros cubista, en la que destacan los espacios redondos y el uso integrado de la luz y de materias y formas muy modernos.
El arquitecto José Fernández Fígares, poco después de ver ejecutado su proyecto de la “Casa de la perra gorda”, se convertiría en hombre decisivo para la realización de una iniciativa de la Caja de Previsión Social de Andalucía Oriental, entidad dispuesta a construir en Granada una de aquellas “ciudades jardín”, que tanto se prodigaron en España durante la Dictadura y, con menor abundancia luego, en los revueltos años de la República.
La obra de José Fernández Figares para este proyecto fue la de los Hoteles de Belén.
La rehabilitación.-
Lo que quizás no sea tan de dominio público es que la Administración de la Seguridad Social y el Ayuntamiento de Granada discutieron la rehabilitación del inmueble durante cuatro larguísimos años, desde 1999 a 2003, tras lo cual acordaron las condiciones en que se había de efectuar la misma y que pasaban por el respeto al valor singular del edificio. Las obras comenzaron a principios de 2003 y terminaron en 2007 : Otros cuatro años.
Durante la ejecución de los trabajos fue preciso prorrogar hasta en seis veces el plazo, como consecuencia de los retrasos provocados por las obras de urbanización de Gran Vía puesto que éstas impedían el acceso de materiales y equipos auxiliares al edificio.
Con respecto a las modificaciones que ha sufrido el proyecto, éstas fueron consecuencia de la aparición de factores imprevistos en la estructura del edificio que, según lo dispuesto por la Comisión de Cultura, era preciso conservar cuando inicialmente estaba prevista su demolición
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Bibliografía utilizada:
Miguel Allende: Ideal
Miguel Sangüesa: Alzada Nº 72
Juan Bustos: Granada
NITO
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6 comentarios:
Interesante esta entrada.Gracias por compartir tu información.Saludos
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Hola María Belén: Gracias, una vez más, por tus comentarios. Creemos que es nuestra obligación dar a conocer nuestro patrimonio cultural, aunque sea a girones y con nuestras escasas fuerzas.
Sigo con interés navegando por tus Blogs: ¡Ánimo y que no decaiga el espíritu creador…!
Saludos.
Me ha sorprendido muy gratamente leer este artículo sobre este edificio de la Gran Via has hecho un buen trabajo muy documentado y es la mejor manera dde conocer nuestra Granada curiosamente hay otro edificio muy parecido situado en la plaza de la Trinidad haciendo esquina con la calle Tablas y que está de reformas supongo que será del mismo arquitecto. Un abrazo Antonio
Ahí sí que atendían bien al público y no como ahora ni teléfono ni internet ni presencia....
Que maravillosamente ha sido atendido el público en esta espléndida CASA DE LA PERRAGORDA.
La perra gorda eran 10 céntimos de peseta. Cuando se desgastaba el león del reverso de la moneda, parecía un perro, y por eso se le llamaba la "perra gorda" (la "perra chica" eran 5 céntimos de peseta). Un saludo. Marc Cucurella
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