sábado, 4 de febrero de 2012

FORTUNY Y LA LUZ DE GRANADA

Odalisca
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Cuánto debe Granada a Mariano Fortuny. Pero este aserto quedaría inacabado si no lo rematamos afirmando: ¡Y cuánto debe el pintor a la luz de Granada…!
Pocos pintores ejercieron tan enorme influencia sobre los demás como Mariano Fortuny, el celebérrimo artista que quemó su vida en una entrega apasionada y constante a la pintura, como si una voz interior le avisara de que la brevedad de su existencia limitaría inevitablemente el genio poderoso de su creación.

La Vicaría (detalle)
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Fortuny (Reus 1838-Roma 1874) conoció Granada en su viaje de bodas. Había contraido matrimonio con Cecilia Madrazo, hija de Federico, reputado pintor de la época. Ya el joven artista había experimentado la deslumbradora revelación de Marruecos, adonde había ido como corresponsal gráfico de la guerra en África. Entre las aguerridas chumberas y los ásperos higos que rozaban la chilaba de la morisma, cabileños descalzos sobre la arena ardiente del Rif, Fortuny había entrevisto un mundo exótico y diferente, “Suspiraba por la luz –diría su biógrafo José Infiesta-, por la brillantez fastuosa  de los colores, soñaba, en fin con el Oriente y se halló en él”. Por eso, años más tarde, el artista ya consagrado en Roma y Paris, se sentiría a gusto en Granada, adonde vino en una segunda visita, que sería más dilatada  que  la fugaz del viaje nupcial ya mencionado. En esta segunda estancia el gran pintor se instaló inicialmente en en hotel Siete Suelos y después, en una hermosa casa del Realejo (el edificio que alojaría con posterioridad al Colegio Notarial y  que lastimosamente fue derribado), tuvo tiempo de pintar numerosos cuadros. Aquí, en Granada, le nació su primer hijo.
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El pintor
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Tuvo Fortuny la suerte de conocer aún una Granada, hoy totalmente extinguida, con casas de rincones y celosías que dejaban entrever interiores de cojines y braseros de cobre: miradores tapiados, colgados en el aire, navegando como barcos sobre la sombra de la calle; altos y nobles palacios rodeados de humildes casas como superpuestas… Fortuny  pintó en Granada con desesperación, con frenesí, como si supiera que se le escapaba el tiempo irremisiblemente. En la brisa tibia  de la mañana, la ciudad –hoy tan lejana, tan irreconocible- se le ofrecía la paleta del genial pintor como un ramo de arco iris:  azules en el cielo y las crestas de la sierra; anaranjado el sol de las aceras ; la sombra de las calles.


Fantasía árabe

Entre los cuadros del periodo granadino de Fortuny figuran el espléndido paisaje  del Ayuntamiento viejo (Palacio de la Madraza), Un almuerzo en la Alhambra, Lección de esgrima (en el jardín de Lindaraja), el Patio de los Arrayanes. Por el primero de los citados, Goupil, el rico y experto marchante francés de Fortuny, le pagó la elevada  suma de 40.000 francos oro.


Odalisca

En el Museo de Arte Moderno de Barcelona se conserva la que muchos consideran obra maestra del pintor: “La Vicaría”.  En ese conocidísimo  cuadro –que reproduce una firma de esponsales y es una bella pagina de costumbres españolas del siglo XVIII, con un hábil toque de elegancia cortesana francesa-, la reja resplandeciente de oros y primorosos adornos, no es otra que la de nuestra Capilla Real. Esta obra cumbre de le la rejería del siglo XVI impresionó tanto a Fortuny que no vaciló en evocarla en la que sería su pintura más admirada.
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 Un almuerzo en la Alhambra
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A pesar de su muerte a los 36 años, su estilo y su obra le definen como un auténtico genio que marcó indeleblemente a toda una generación de pintores europeos, y que pudo revolucionar la pintura española de haber seguido vivo, tal como se demuestra en el estilo de sus últimas obras como Desnudo en la playa de Portici o Los hijos del pintor en un salón japonés (ambas obras en el Museo del Prado).
Su corazón fue enterrado en Reus, su localidad natal, en la prioral de Sant Pere. En Reus, asimismo, se dio su nombre al teatro principal de la ciudad (el Teatro Fortuny, aún existente), una plaza (la Plaza del Pintor Fortuny, más conocida como Plaza del Condesito, personaje protagonista de una de las más populares acuarelas del maestro) y más tarde a una avenida.





NITO

2 comentarios:

Manuel Espadafor Caba dijo...

Espléndida entrada que nos recuerda este gran pintor y su relación con la luz de Granada. No he podido evitar al leer este homenaje al pintor catalán recordar a otro pintor llamado también Mariano, pero granadino y del Realejo, que también supo reflejar esa luz y especialmente la del norte de África: Bertuchi. No sé si se ha comentado su obra en la Murga, pero si no es así, sugiero que Nito, conocedor de esas tierras africanas, nos deleite de nuevo con una de sus artísticas y magistrales entradas.

marr dijo...

Buenos días, acabo de tropezar con este blog maravilloso buscando cosas de Granada y del Albayzín para colgar en nuestra página de Facebook llamada Albayzineros de Libre Pensamiento. Me gusta lo que he visto así por encima de este blog y me gustaría tu permiso para colgar el enlace en dicha página y que la gente pueda disfrutar con todo lo que en él tienes. Un saludo,
maría angustias