Serenados ya los pulsos de esta escapada llena de incidentes, puedo afirmar convencido, que lo mejor de Paris son los amigos Jean Noel- Florance y Francis-Anita, nuestros anfitriones. Sin la ayuda de ellos, lógicamente, se nos habría ocultado mucho de la verdadera esencia francesa, ya que no fue sólo Paris.
La lluvia antipática nos despidió y nos volvió a recibir en Granada. Sin embargo nos respetó en Francia, salvo la mañana de la visita a Orsay.
No contaré nada sobre la Ciudad de la Luz, harto conocida de todos y que siempre te encandilará; sí contaré algo de lo “chuministas” que son los parisinos (no confundir con chauvinistas, que es otra cosa y que en verdad lo son en la misma medida que nosotros podemos serlo con nuestra Graná…).
Quiero decir que todas las chuminaicas que busques y puedas imaginar, están allí, incluso las españolas: Revistas, catálogos, postales, fotos de guerra, carteles republicanos, libros viejos, pinturas… Sólo un ligero paseo por el Sena, alrededor de los bouquinistes, con sus cofres verdes sobre el pretil del río y a la vista de Notre Dame, te lo confirmarán.
Además quedan las galerías de arte viejo y otras mil fruslerías, los puestos callejeros de ropa y de frutas, entre las que encontré higos chumbos sicilianos, y sobre todo, las bicicletas: Esas bicicletas de alquiler para el ciudadano ágil con cienes y cienes de aparcamientos bicicleteros, en donde la primera media hora, es gratis.
Una visita obligada vespertina a Monmartre para ver la puesta de sol sobre Paris, con la consabida cerveza en una terraza mientras escuchas a los músicos callejeros con su acordeón y dimos por finalizada el recorrido parisino.
Punto y aparte fue el viaje y estancia en la monumental Vendôme, (con su admirable Abadía de La Trinité), nuevo domicilio de de Jean Noel, a 150 kms. de Paris en la ruta de los castillos del Loira.
Otoño vivo en la campiña del Blé, que atravesamos, lleno de retorcidos e increíbles góticos por todas partes…
Visitando la Catedral de Chartres te quedarías, a buen seguro, sin habla, lector murguero, pero yo -capullín integral con fijaciones- me emocionó una lápida en el suelo de la calle, frente a su fachada: ¡Camino de Santiago.- 1625 km. a Compostela….! Y es que por aquí pasa la más occidental de las cuatro vías principales jacobípetas que, a modo de varillaje de abanico, desembocan en Roncesvalles.
Los Château de la Loira (solamente visitamos tres de los cincuenta y siete que tiene, so pena de volverte loco), bien merecerían un estudio especial.Todos ellos están inscritos en el Patrimonio Mundial.
Sin embargo habría que narrar el ambiente que los rodea y cómo sus visitantes disfrutan de su radiante campiña y respetando las tradiciones, como la del pique-nique, (equivalente a nuestras merendicas en el campo).
También nosotros llevamos nuestra cesta bien provista, frente al castillo de Cheverny. Allí se concentran los días festivos grandes grupos de amigos con sus aficiones preferidas, como las bicis experimentales, ultraligeros caseros o la competición de globos aerostáticos sobre La Loira.
Para recordar siempre, además de lo narrado, las cenas con los amigos en sus acomodadas casas relatando las incidencias de la jornada, en compañía de “Paco” el loro porculero de Francis que, además de tocar diana todas las mañanas, se empeñaba en desayunar zumo de naranja y coca cola para cenar, con nosotros.
NITO
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2 comentarios:
¿Quien no te va a atender a tí como te mereces?. No hay más que conocerte para desvivirse para estar volcado en los mínimos detalles lo mismo que tú haces con los demás.
La verdad es con tan buenos amigos debe ser una gozada pasear por la dulce Francia.
Antonio
"Siembre nos quedará París", última frase de la película "Casablanca", y lleva razón porque no hay mejores palabras para un sentimiento. Y a propósito, ya que has nombrado Chartres, muy cerca de allí he encontrado un símbolo muy interesante y que está relacionado con la Alhambra, ya hablaremos.
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