La Torre de las Infantas es una Torre-palacio o Calahurra y se encuentra situada sobre la muralla septentrional de la Alhambra. Su construcción se debe a Muhammad VII (1392-1408) según descubrió Luis Seco de Lucena estudiando en las yeserías una inscripción dedicada a Abu biAbd Allah al-Mustaín Bi-llah y se hizo en 1393-94. Como todas las torres alhambreñas su nombre ha ido camando a través del tiempo, así en el siglo XVI se llamaba torre de Quintarnaya, por ser el personaje que la habitaba y el actual, de las Infantas, se debe a la famosa leyenda de las tres princesas Zaida, Zoraida y Zorajaida, uno de los Cuentos de la Alhambra de Washington Irwing. Este cuento narra la historia de estas tres princesas que se enamoran de tres caballeros cristianos prisioneros en la Alhambra con los que fraguan fugarse a tierras cristianas descolgándose por las ventanas que dan a la Cuesta de los Chinos y de aquí partir a caballo hacia Castilla, más una de ellas, llegado el momento se arrepiente, y cuando es descubierta la fuga, el Sultán la encierra de por vida en la Torre.
Es la última construcción de la dinastía nazarita y se observan ciertos cambios respecto de las otras contrucciones de la Alhambra, en las proporciones y en la decoración. Lo que más asombra de esta torre es el enorme contraste entre el exterior, un paramento liso interrumpido por los vanos de las ventanas geminadas cerradas antiguamente por celosías muy tupidas, que mas bien parece la casa de un labriego y que no nos permite sospechar la complejidad estructural volumétrica que a través de la distribución de espacios y la enorme riqueza decorativa de alicatados, yeserías y cubiertas que hay en su interior. Es el paradigma de los palacios musulmanes, el exterior es pobre, en contradicción de los palacios castellanos que hacen en el exterior ostentación de las riquezas de sus propietarios, cumpliendo así el consejo del Corán que dice: "..No hagas ostentación de tus riquezas".
Lo que caracteriza a esta torre es que en poco espacio se concentra una abrumadora decoración que reviste una enorme complejidad arquitectónica. Es un ejemplo de la gran habilidad de la arquitectura nazarí para lograr un máximo aprovechamiento de un espacio interior. Si la Torre de la Cautiva es la adaptación de un palacio completo, con su patio y pórtico incluidos, en la Torre de las Infantas es la adaptación de un salón real, nada y nada menos que la Sala de las Dos Hermanas cuya distribución repite como podemos ver en el sala-mirador que da a la Cuesta de los Chinos y al Generalife, copia del mirador de Daraxa en la sala de los Aljimeces.
La entrada como es característico en toda casa musulmana es un pasadizo en triple recodo con unas inscripciones que dicen:
"¡Que excelente es el Creador, el Fundador!
Mi refugio es el Señor de todas las gentes,
el que me dirige hacia el bien!"
-oOo-
"Tú que entras, párate, por Dios, contempla
cuánto luce su beldad perfecta y rara
A tus ojos da suelta en mis encantos.
de madera de color nos mandan soplos
Más la gracia, dirán verdad, si buscas
está en los moradores, no en la casa"
(Traducción de Emilio García Gómez)
Sobre ella se alza una bovedilla de mocaraabes pintada figurando ladrillos rojos llagueados de blanco, decoración que puede verse también en otros espacios de la Alhambra como la Casa de las Pinturas, la Puerta de las Armas y la de la Justicia. En los extremos del pasadiso encontramos sendos bancos para la guardia y tras pasar el recodo vemos dos puertas a izquierda y derecha que dan acceso respectivamente a las habitaciones superiores y a un retrete.
Como es habitual en las casas árabes todas las dependencias están repartidas en torno al patio central que se prolonga por una gran linterna que terminaba en una bóveda de mocarabes que desgraciadamente se perdió en el siglo XIX por un rayo y que en la actualidad se ha sustituido por un artesonado moderno.
Podemos afirmar que esta torre es la arquitectura de lo etéreo, es una maravillosa mezcla de luz y de color en un espacio vital, es la arquitectura del vacio. Cuando te encuentras dentro de ella es como si a la vez estuvieses en el exterior porque estás en la muralla y a la vez en la medina y en las huertas del Generalife. Es la perfecta armonía de lo interior y lo exterior.
Antonio Montufo Gutiérrez
5 comentarios:
Antonio ¡qué bien nos haces conocer todos los rincones de la Alhambra! Lástima que un viaje me impidiera ir con vosotros.
Mi querido amigo Manuel con quien compartimos todos los Murgueros nuestro amor por Granada, sus rincones y su hermosa Historia cuente que en la próximam visita a calle de Ronda de la Alhambra serás invitado.
Antonio Montufo Gutiérrez
Eres una verdadera enciclopedia andante, ¡quién pudiera tener todos tus conocimientos! Me encanta la pasión que tienes por La Alhambra y por nuestra Granada. Espero poder ir a alguna visita tuya, ahora que trabajo por la tarde.
Te quiero mucho.
Tu hija.
Porque lo vi con mis propios ojos y te escuché con mis propios oidos, pude confirmar mi credo: La belleza es interior y lo pequeño se hace grande...Siempre.
Gracias Antonio.
Un abrazo
Juan Gómez.
Cuantos recuerdos....cuantos paseos inolvidables por La Alhambra y El Generalife...Haciamos rabona, sobre todo en las tardes del mes de abril y mayo. Él, me contaba historias y cuentos sobre princesas moras cautivas en torres y mazmorras, cuentos de amores y desamores con caballeros cristianos, cuentos tan maravillosos que, los de Washington Irwing se quedaban a la altura de una zapatilla.Y ahora... cuando volvemos a redescubrir esos paseos contigo, Antonio, y oimos tus esplendidas explicaciones. Él, me mira con una adorable ternura y me dice:¿Te acuerdas?-No eran tantas las trolas que te contaba yo hace cuarenta años... Un beso. mercedeslachica.
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