Finalizadas las fotos (que incluyen esta ensalada para La Murga), lo primero que hice fue hincarle el diente (“a lo Platero”) a la más lozana y lujuriosa de ellas:
“¡Qué hermosa esta granada, Platero!. Me la ha mandado Aguedilla, escogida de lo mejor del arroyo de las Monjas. Ninguna fruta me hace pensar, como ésta, en la frescura del agua que la nutre. Estalla de salud fresca y fuerte. ¿Vamos a comérnosla?...
¡Platero, qué grato gusto amargo y seco el de la difícil piel, dura y agarrada como una raíz a la tierra! Ahora, el primer dulzor, aurora hecha breve rubí, de los granos que se vienen pegados a la piel. Ahora, Platero, el núcleo apretado, sano, completo, con sus velos finos, el exquisito tesoro de amatista comestibles, jugosas y fuertes, como el corazón de no sé qué reina joven. ¡Qué llena está, Platero! Ten come. ¡Qué rica! ¡Con qué fruición se pierden los dientes en la abundante sazón alegre y roja!.”
Originaria de Asia, su historia se remonta a varios siglos antes de Cristo. Fue considerada tradicionalmente como símbolo del amor y de la fecundidad. Los árabes fueron los que la introdujeron en España, citándola ya en el siglo XIII Gonzalo de Berceo en uno de sus poemas, en el que la llama milgrana (mil granos) por la abundancia de esta semilla. Luego fue llevada por los españoles a América, donde ahora ocupa grandes extensiones, sobre todo en las zonas litorales del Pacífico que van desde California a Chile.
Las variedades más apreciadas en el arte culinario, son las llamadas Grano de Elche, Mollar de Játiva y Mollar de Valencia. Aporta 65 calorías por cada cien gramos y es rica en vitamina B y C. Contiene fibra, es muy digestiva, y por sus muchas aplicaciones curativas los musulmanes la consideraban la fruta medicina.
En la Alpujarra de Granada, los granos de este fruto se suelen comer servidos sobre hojas de lechuga. Éstos se utilizan como adorno y aderezo de numerosos platos tradicionales de la cocina marroquí como las tortas de mazapán que están abundantemente recubiertas de dichos granos. Los turcos preparan una crema de arroz con almendras, denominada "keskul, a la que añaden algunos granos de este fruto.
Es la granada olorosa
un cielo cristalizado.
(Cada grano es una estrella,
cada velo es un ocaso.)
Cielo seco y comprimido
por la garra de los años.
(F. G. Lorca, Canción oriental)
Ensalada de col blanca y granada
ELABORACIÓN
En primer lugar cortaremos la col en tiras lo más finas posibles, las pondremos en un recipiente con abundante agua fría para que se laven bien, la escurriremos y pondremos en una fuente honda. Los ajos muy picados, los freiremos con aceite de oliva. Cuando se doren, les pondremos un poco de pimentón y chorreadita de vinagre aromático. Los mezclamos bien con la col en la fuente y sazonamos. Cubrimos unos minutos para que el conjunto macere y aromatice la col. Por último, ya fría se decora con abundantes granos de granada alrededor y algunos en el centro. Este plato, aunque de origen nazarí sin dudar, se sigue haciendo mucho los días de matanza en las zonas rurales.
INGREDIENTES
Col, granada grande en sazón, ajos, vinagre, aceite, sal y pimentón (opcional)
NITO
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2 comentarios:
Lo bueno que tiene La Murga es que cumple una función magnífica cual es la divulgación de nuestro rico acerbo cultural y además lo hacemos de una manera muy pedagógica y lo más importante con mucho cariño by en la los temas a tratar son ricos y variados pero con un denominador comun: Nuestra querida Graná.
Muy buen artículo y muy práctico.
Antonio Montufo Gutiérrez.
Como siempre, muy interesante.Las citas muy bonitas y la receta no la conocía.
Yo hago una ensalada con canónigos, queso de cabra, miel de caña y por su puesto, granada. ¡Exquisita!
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