Cuando visité, en la primavera pasada, la localidad asturiana de Luanco, ya os dije cómo quedé impresionado por su bonito Museo Marítimo. Tanto que, aprovechando una escapada veraniega al Principado, ahora en Agosto, me acerqué de nuevo al citado museo interactivo del mar.
No encontré a don José Ramón García, su director, al que me habría gustado volver a saludar, pero sí estaba allí el motivo de mi visita y a la que seguiré visitando mil veces que por allí pase: La maqueta de la Vapora de pesca.
Todo el sabor y la nostalgia de la flota pesquera de primeros del S. XX están entre sus cuadernas. Con la lancha vapora se podía sustituir ya a la trainera arbolada, convirtiéndose ésta en una embarcación de todo tiempo y capaz de faenar con todo tipo de arte conocido hasta el momento. El viejo problema del buque estacional se superaba por fin, dando paso al pesquero polivalente, rentable y útil todo el año.
Foto tomada de un cuadro en un escaparate de Llanes
Fue quizá la célebre galerna de 1912 la que motivó el espaldarazo definitivo al vapor, pues de todos los pesqueros que se perdieron aquel fatídico día de agosto ninguno fue vapor, la suerte de la vela estaba echada. Se puede fijar el año 1900 como el de la llegada del vapor al Cantábrico. Las primeras lanchas tienen un escueto guardacalor al centro de la eslora y el timonel se sitúa casi en la misma popa donde gobierna directamente el timón con una caña en la mayoría de los casos de madera. Pronto se le dota de una especie de púlpito para protegerle de la mar y, más tarde, de una caseta acristalada.
Dos detalles resaltan en los primeros modelos de estos vaporcillos: Su voluminosa caldera que ocupaba, junto con la cocina y la carbonera, la casi totalidad de la bodega y sus velas auxiliares que facilitaban el aproar al viento el barco en las maniobras de pesca y que, con buen viento favorable, ayudarían a ahorrar algo del escaso carbón de regreso a puerto.
Con el tiempo, estas velas –proel y cangreja- desaparecieron al tiempo que aumentaba la potencia y fiabilidad de los motores. Aún así, los modernos motopesqueros cántabros, siguen presentando un pequeño atisbo de vela proel.
Vaporas en el puerto de Candás
Mi próxima maqueta, si es que me atrevo con mi vista y con mi pulso, ha de ser forzosamente, esta vapora pesquera de Luanco.
NITO
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4 comentarios:
Entre las muchas cosas que nos unen, mi querido amigo Nito, está la afición por los barcos y los aviones por eso te pediría qie siguieses adelante con la maqueta del pesquero. Me ha encantado tu artículo.
Antonio Montufo Gutiérrez
A ver si es verdad y te animas a construir la maqueta, es muy bonita.
El artículo es muy interesante,pero me gustaría que hablaras más de tradiciones pesqueras, y de la vida tan dura de los pescadores.
Yo se que tienes mil historias que contar al respecto, y a mi me encanta leerlas.Besos.
Hola Nito, me gusto tu articulo tan didáctico sobre el Museoa Marítimo de Asturias, ubicado en Luanco, Nací en Luanco y resido en Gijon hace cuarenta y tantos años Marino de profesión hijo de pescador, armador de barcos pesqueros. Cuenta conmigo para todo aquello que precises. dispòngo de unos buenos archivos sobre la pesca y su barcos. Un abrazo
28 de enero de 2019
Gracias, Manuel, por tus ánimos. Tu ofrecimiento no caerá en saco roto. Cuento contigo.
Un abrazo.
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