

Las incrustaciones calcáreas, el moho y el tiempo piadosos, hicieron desaparecer este rastro, hasta que en la última restauración habida en el monumento el 3 de noviembre el 2007, fue descubierto y reparado.
Corolario: Quiero decir que siempre existieron bárbaros…
Me dirán algunos que eran otros tiempos: Tiempos en que esta hazaña no tenía importancia, que ni era delito ni era sancionable. Total: nuestros monumentos se los comían la humedad y las ortigas…
Pero, óiganme, caballeros: Otros viajeros del mismo tiempo, con otros ojos y otras mentes, supieron ver la barbaridad que se estaba cometiendo y aprovechándose de su influencia personal y de los amigos, inventaron el libro de visitas de la Alhambra. Me refiero al caso del poco conocido príncipe ruso Dimitri Dolgorouki en su visita a Granada junto a Washington Irving, que donó este primer ejemplar, encuadernado en rica piel verde de 351 folios que se inició con las firmas de sus donadores el 9 de mayo de 1829. Este ejemplar se conserva en la Biblioteca del Patronato de la Alhambra y el Generalife.
Tuvieron que pasar 43 años y 11 días para que el libro se completara. En adelante, se registrarían aquí las firmas y las reflexiones de los viajeros. Muy interesante es el comportamiento ante este libro, visto como un auténtico souvenir por los turistas, puesto que reunía las firmas de los escritores más famosos y los artistas más brillantes que habían visitado el monumento cuyas obras habían contagiado a varias generaciones la emoción de soñar la Alhambra. Delante de este libro, no faltó quien, como la Sra. Rommer sintió deseos de robar la página en la que había estampado su firma Irving, pues ésta equivaldría a llevarse la reliquia del ocio moderno. Así, con tales álbumes, por lo menos los demás visitantes, por imitación, prefirieron buscar este libro a “grafitear” nuestros yesos, estucos y mármoles, pues ya no estaba bien visto.
¿Terminó esto con las mutilaciones…? -Pues no, señores: Siempre habrá gente a la que le importa un bledo merengado los monumentos y los Libros de Firmas.
¡Faltaría más…!
NITO
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