lunes, 10 de diciembre de 2007


¡Miren qué hallazgo...! Si tras un examen riguroso, se viera de interés para La Murga, tengo el compromiso formal de su propietario legal, para entresacar lo más interesante de estas memorias.

Indudablemente, y aparte de su contenido, éste libro tiene la importancia de su antigüedad, pues data de finales del siglo XIX y además, la curiosidad de que su autor fuera un tío abuelo de un murguero nuestro.
Ya me imagino, temblando de emoción, a algunos murgueros granadinos que sufrieron el rigor y la disciplina del referido colegio...
Intercalamos una página del mismo, de un día cualquiera en el establecimiento...
Nito

3 comentarios:

Antonio Montufo Gutierrez dijo...

Me parece que el tema tiene interes como para seguir indagando en las memorias de un colegial.califa

KITIYI dijo...

Tengo que aclarar que el autor de las Memorias del Colegial no era mi tioabuelo, sino un coetaneo suyo. Ignoro si fueron amigos o tuvieron alguna otra relación. Si es cierto que mi tioabuelo fue abad del Sacro Monte, donde también estudió mi padre.
Siento que no haya mas interés, porque a mi el librito me hizo bastante gracia cuando lo lei.

Antonio Montufo Gutierrez dijo...

Se pueden contar tantas cosas de este bello paraje llamado Valparaiso, ¡valle del paraiso! ya fomoso en la granada musulmana.Se empezó a ser mas conocido a raiz del famoso episodio de los libros plumbeos y del descubrimiento de las cuevas. Las consecuencias de que se iniciaran las obras de la abadía fueron que gran parte de los fondos destinados a la construcción de la iglesia de santa María de la Alhambra se desviaron a dichas obras con el consiguiente empobrecimiento de la mencionada iglesia como se puede comprobar en la pobre portada.
De aquella epoca dorada sacromontana nos queda la famosísima tortilla del
Sacromonte que según cuenta la leyenda se debe a que un canónigo de la abadía llegó de madrugada de un largo viaje y despertó al cocinero para que le hiciese algo de comer. ¿Que tienes para cenar? preguntole y la respuesta fue: ¡solo me quedan restos!. Pues les pones cuatro huevos y me haces una tortilla. Los restos eran: criadillas de cordero, sesos de cerdo y tuetano de vaca, Y esa es la auténtica tortilla del Sacromonte. Califa