domingo, 26 de enero de 2020

TREMOLACIÓN EN LOS MÁRTIRES



Precisamente estaba preparando este post sobre el Día de la Toma, cuando me topé, en la revista “ALHÓNDIGA”, con el finísimo artículo de Don Francisco Sánchez-Montes González. (Catedrático de la UGR).
Creo coincidimos en la conclusión: ¿Hacia dónde nos llevará la deriva de la Celebración en estos tiempos revueltos…?
“…Pues la intención de adulterar aquel acontecimiento, para instrumentalizarlo desde cualquier signo ideológico, ha hecho caer  su mera mención en polémica, en la manipulación de la historia, para olvidar la raíz de su significado y el contexto en el que se desarrollaron los hechos”.

La Toma de Granada, ya es una tensa tradición.
Partidarios y detractores cumplen con la celebración y llenan de gritos la Plaza del Carmen en una jornada en la que, a diferencia de otros años, ha vuelto la tensión. La Policía ha tenido que intervenir para evitar males mayores entre vecinos,
Pero “La Murga”  siempre quisiera ir más allá. Así, habrá de saber el avispado lector, que: Ni siempre se celebró el “Día de la Toma” el dos de Enero, ni siempre se tremoló el Pendón en el balcón del Ayuntamiento.
Ha tenido tantas variaciones y vicisitudes en estos 527 años de historia, que ya ninguna innovación nos extraña:
En 1939 tuvo lugar en el Carmen de los Mártires una especial celebración de la Toma, sólo para el Departamento de Filmografía de Falange.

A modo de explicación.- 1939, un año especial.
En los primeros días de 1939 la Guerra Civil que casi tocaba a su fin, se libraba la batalla de Cataluña y la República aguantaba cómo podía la ofensiva militar de Levante. En el resto del país habían concluido los grandes enfrentamientos militares, quedando reducida la actividad bélica a la actividad de guerrillas. Granada, ciudad sitiada desde el inicio del conflicto, continuaba en esta situación, pero la tensión del asedio había disminuido sensiblemente con el avance de las tropas nacionales. Cuatro meses después, el Primero de Abril, la rebelión sediciosa que conduciría al enfrentamiento entre españoles, concluiría con la proclamación del 30 de marzo y su lectura del uno de abril siguiente, del famoso bando militar que ponía fin a la Guerra Civil.
El enaltecimiento de los símbolos representativos del vencedor y de los principios de los que había basado su acción bélica iban a ser objeto de una especial exaltación. La celebración de la festividad de la Toma, la fiesta del dos de enero de Granada, sería considerada muy especialmente, al conducir directamente al recordatorio de la “Reconquista” y a la figura de los “Reyes Católicos”, sobre los que el General  Franco y su régimen recién instaurado en 1938, habían establecido su simbología política. Consta que el “Generalísimo” y su eficaz “aparato de propaganda” cursaron misivas y órdenes para que en aquel año, 1939, que luego sería considerado como “Primer año de la Victoria”, se hiciese un especial seguimiento de la ancestral celebración de la efeméride de la Toma de Granada.



Cambios en el ceremonial
La efemérides del dos de Enero de 1492 tenía un marcado simbolismo para el franquismo, la unidad, el imperio, el yugo y las flechas, el centralismo castellano, etcétera. Por ello, no podía pasar desapercibida como celebración para el régimen dictatorial instaurado en Burgos el año antes. La República aún no estaba del todo vencida, pero el ceremonial sufrió profundas transformaciones para adaptarlo –tristemente- al nuevo espíritu nacional. No pudo evitarse por tanto que los barones del réquiem impusieran sus miras en la fiesta. Las modificaciones en el ritual de celebración no sería esperar. Vendría de la mano, no de un apologeta del franquismo, sino de uno de los estudiosos más destacados de nuestro patrimonio, Jesús Bermúdez Pareja, que tras un riguroso análisis de los documentos históricos existentes al respecto de la celebración, añadiría elementos tan particulares y a la vez tan seductores para el nuevo régimen como, “una nueva forma de dar escolta al pendón real o la necesidad de tomar la espada del rey Fernando y la corona de la reina Isabel con un pañuelo de seda”.
Así pues, las modificaciones en el ceremonial de la Toma de Granada serían introducidas en 1939, siendo alcalde (el entonces llamado camarada), Gallego y Burín.


Cinematografía Nacional
Al socaire de los acontecimientos del nuevo régimen, en 1939 la Fiesta del dos de Enero fue proclamada como la -Fiesta de la Unidad Nacional-, considerado que ninguna otra fecha era más indicada para que la España de la Falange y del Movimiento evocase el ideal de Unidad de la Patria. En aquellos momentos se pensaba en el fragor de la contienda Civil que se luchaba por los mismos principios que inspiraron la reconquista concluida 447 años antes por los Reyes Católicos, en emulación falsaria de la auténtica historia de España.
Pero hay que reconocer que en 1939 fue el año en que por primera vez se filmase el acontecimiento festivo por un equipo del Departamento Nacional de Cinematografía de Falange Española Tradicionalista y de la J.O.N.S. -lo que luego sería el NODO-, suceso en torno al cual se cuenta la simpática anécdota, muy curiosa que a continuación sigue.

Una tremolación muy especial
Con ocasión de la grabación para el mencionado departamento de Falange, se desplazó hasta Granada un equipo del mismo, compuesto por los técnicos –camaradas- Bernardo Bernárdez y Ramón Sanz de la Orza. Este equipo habría de impresionar las primeras imágenes que se conservan del acontecimiento, “con la misión de captar las escenas de mayor relieve para ser inmediatamente proyectadas en los salones de espectáculos de la España Nacional”, dicen los documentos.
Pero sucedió que habiéndose acabado la cinta de filmación nada más comenzada la celebración de la plaza del Carmen, el acontecimiento no pudo grabarse según lo previsto. Puesto tan lamentable “accidente” en conocimiento del Gobernador Militar, éste, presto, llamó al alcalde, Antonio Gallego y Burín, al que conminó a que el acto se repitiese, dadas las expectativas del Movimiento y del propio “Generalísimo” en relación con el asunto. Como lógicamente no se podía repetir el acontecimiento, Antonio Gallego Burín tuvo la feliz idea de hacer una representación muy particular del acto de  tremolación, pero eso sí, evitando tener que salir al balcón del Ayuntamiento, en un acto, que los viandantes, seguro que sorprendidos, no entenderían, y que significaría, además, un grave atentado a la historia.



Desde el Carmen de los Mártires
Al día siguiente, 3 de Enero, el concejal elegido aquel año para realizar la tremolación, el joven arquitecto Miguel Olmedo Collantes, acompañado del Alcalde Gallego Burín, con el pendón bajo el brazo, seguido por el equipo de filmación de Falange, subieron hasta el carmen de los Mártires, previa solicitud del correspondiente permiso a sus propietarios, para desde el balcón principal, realizar de nuevo, la tremolación del Pendón Real de Castilla.
Con todos los atavíos, chaqué, chistera, medalla, acompañado únicamente del Alcalde y sólo para el equipo de filmación del Departamento Nacional de Cinematografía, Miguel Olmedo Collantes  repitió el grito por tres veces, a pleno pulmón, pero sin el pueblo congregado ante él, el ancestral: “ ¡¡¡Granada!!!  Que exige el ceremonial.
Además de la simpática anécdota histórica, lógico es que aquel de 1939 se ha considerado en justicia, el acto de tremolación menos concurrido de la historia. Las imágenes que se conservan en la Filmoteca Nacional del NODO así lo confirman. Por fortuna faltaron los vítores de: “¡España, España, España!”, que el día antes, en la Plaza del Carmen, habían sido profedidos enérgicamente por el Vicesecretario Nacional del Movimiento, Julián Pemartín Sanjuan, que obligadamente fueron respondidos por todos los congregados, con el: “¡Una, Grande, Libre!” “Arriba España”, de rigor impuesto por los cánones fascistas.



BIBLIOGRAFIA.- 
Revista "Alhóndiga".-Un 2 de Enero de 1492
Nuevas curiosidades granadinas. -César Girón
Granada hoy.- Prensa local

 NITO

2 comentarios:

Esther Montoro Pérez dijo...

Un tema muy interesante, aunque controvertido.

Unknown dijo...

Escuchada la historia de viva voz, solamente faltaba deleitarse con la lectura del artículo.