Precisamente estaba preparando este post sobre el Día de la Toma,
cuando me topé, en la revista “ALHÓNDIGA”, con el finísimo artículo de Don
Francisco Sánchez-Montes González. (Catedrático de la UGR).
Creo coincidimos en la conclusión: ¿Hacia dónde nos llevará la deriva de la
Celebración en estos tiempos revueltos…?
“…Pues la intención de
adulterar aquel acontecimiento, para instrumentalizarlo desde cualquier signo
ideológico, ha hecho caer su mera
mención en polémica, en la manipulación de la historia, para olvidar la raíz de
su significado y el contexto en el que se desarrollaron los hechos”.
La Toma de Granada, ya es una
tensa tradición.
Partidarios y detractores cumplen con la celebración y llenan de gritos la
Plaza del Carmen en una jornada en la que, a diferencia de otros años, ha
vuelto la tensión. La Policía ha tenido que intervenir para evitar males
mayores entre vecinos,
Pero
“La Murga” siempre quisiera ir más allá.
Así, habrá de saber el avispado lector, que: Ni siempre se celebró el “Día de
la Toma” el dos de Enero, ni siempre se tremoló el Pendón en el balcón del
Ayuntamiento.
Ha
tenido tantas variaciones y vicisitudes en estos 527 años de historia, que ya
ninguna innovación nos extraña:
En 1939 tuvo lugar en el
Carmen de los Mártires una especial celebración de la Toma, sólo para el
Departamento de Filmografía de Falange.
A
modo de explicación.- 1939, un año especial.
En
los primeros días de 1939 la Guerra Civil que casi tocaba a su fin, se libraba
la batalla de Cataluña y la República aguantaba cómo podía la ofensiva militar
de Levante. En el resto del país habían concluido los grandes enfrentamientos
militares, quedando reducida la actividad bélica a la actividad de guerrillas.
Granada, ciudad sitiada desde el inicio del conflicto, continuaba en esta
situación, pero la tensión del asedio había disminuido sensiblemente con el
avance de las tropas nacionales. Cuatro meses después, el Primero de Abril, la
rebelión sediciosa que conduciría al enfrentamiento entre españoles, concluiría
con la proclamación del 30 de marzo y su lectura del uno de abril siguiente,
del famoso bando militar que ponía fin a la Guerra Civil.
El
enaltecimiento de los símbolos representativos del vencedor y de los principios
de los que había basado su acción bélica iban a ser objeto de una especial
exaltación. La celebración de la festividad de la Toma, la fiesta del dos de
enero de Granada, sería considerada muy especialmente, al conducir directamente
al recordatorio de la “Reconquista” y a la figura de los “Reyes Católicos”,
sobre los que el General Franco y su
régimen recién instaurado en 1938, habían establecido su simbología política.
Consta que el “Generalísimo” y su eficaz “aparato de propaganda” cursaron
misivas y órdenes para que en aquel año, 1939, que luego sería considerado como
“Primer año de la Victoria”, se hiciese un especial seguimiento de la ancestral
celebración de la efeméride de la Toma de Granada.
Cambios en el ceremonial
La
efemérides del dos de Enero de 1492 tenía un marcado simbolismo para el franquismo,
la unidad, el imperio, el yugo y las flechas, el centralismo castellano,
etcétera. Por ello, no podía pasar desapercibida como celebración para el
régimen dictatorial instaurado en Burgos el año antes. La República aún no
estaba del todo vencida, pero el ceremonial sufrió profundas transformaciones
para adaptarlo –tristemente- al nuevo espíritu nacional. No pudo evitarse por
tanto que los barones del réquiem impusieran sus miras en la fiesta. Las
modificaciones en el ritual de celebración no sería esperar. Vendría de la
mano, no de un apologeta del franquismo, sino de uno de los estudiosos más
destacados de nuestro patrimonio, Jesús Bermúdez Pareja, que tras un riguroso
análisis de los documentos históricos existentes al respecto de la celebración,
añadiría elementos tan particulares y a la vez tan seductores para el nuevo
régimen como, “una nueva forma de dar escolta al pendón real o la necesidad de
tomar la espada del rey Fernando y la corona de la reina Isabel con un pañuelo
de seda”.
Así
pues, las modificaciones en el ceremonial de la Toma de Granada serían
introducidas en 1939, siendo alcalde (el entonces llamado camarada), Gallego y
Burín.
Cinematografía Nacional
Al
socaire de los acontecimientos del nuevo régimen, en 1939 la Fiesta del dos de
Enero fue proclamada como la -Fiesta de la Unidad Nacional-, considerado que
ninguna otra fecha era más indicada para que la España de la Falange y del Movimiento
evocase el ideal de Unidad de la Patria. En aquellos momentos se pensaba en el
fragor de la contienda Civil que se luchaba por los mismos principios que
inspiraron la reconquista concluida 447 años antes por los Reyes Católicos, en
emulación falsaria de la auténtica historia de España.
Pero
hay que reconocer que en 1939 fue el año en que por primera vez se filmase el
acontecimiento festivo por un equipo del Departamento Nacional de Cinematografía
de Falange Española Tradicionalista y de la J.O.N.S. -lo que luego sería el
NODO-, suceso en torno al cual se cuenta la simpática anécdota, muy curiosa que
a continuación sigue.
Una tremolación muy especial
Con
ocasión de la grabación para el mencionado departamento de Falange, se desplazó
hasta Granada un equipo del mismo, compuesto por los técnicos –camaradas-
Bernardo Bernárdez y Ramón Sanz de la Orza. Este equipo habría de impresionar las
primeras imágenes que se conservan del acontecimiento, “con la misión de captar
las escenas de mayor relieve para ser inmediatamente proyectadas en los salones
de espectáculos de la España Nacional”, dicen los documentos.
Pero
sucedió que habiéndose acabado la cinta de filmación nada más comenzada la
celebración de la plaza del Carmen, el acontecimiento no pudo grabarse según lo
previsto. Puesto tan lamentable “accidente” en conocimiento del Gobernador
Militar, éste, presto, llamó al alcalde, Antonio Gallego y Burín, al que
conminó a que el acto se repitiese, dadas las expectativas del Movimiento y del
propio “Generalísimo” en relación con el asunto. Como lógicamente no se podía
repetir el acontecimiento, Antonio Gallego Burín tuvo la feliz idea de hacer
una representación muy particular del acto de tremolación, pero eso sí, evitando tener que
salir al balcón del Ayuntamiento, en un acto, que los viandantes, seguro que
sorprendidos, no entenderían, y que significaría, además, un grave atentado a
la historia.
Desde el Carmen de los Mártires
Al
día siguiente, 3 de Enero, el concejal elegido aquel año para realizar la
tremolación, el joven arquitecto Miguel Olmedo Collantes, acompañado del Alcalde
Gallego Burín, con el pendón bajo el brazo, seguido por el equipo de filmación
de Falange, subieron hasta el carmen de los Mártires, previa solicitud del
correspondiente permiso a sus propietarios, para desde el balcón principal,
realizar de nuevo, la tremolación del Pendón Real de Castilla.
Con
todos los atavíos, chaqué, chistera, medalla, acompañado únicamente del Alcalde
y sólo para el equipo de filmación del Departamento Nacional de Cinematografía,
Miguel Olmedo Collantes repitió el grito
por tres veces, a pleno pulmón, pero sin el pueblo congregado ante él, el
ancestral: “ ¡¡¡Granada!!! Que exige el
ceremonial.
Además
de la simpática anécdota histórica, lógico es que aquel de 1939 se ha
considerado en justicia, el acto de tremolación menos concurrido de la
historia. Las imágenes que se conservan en la Filmoteca Nacional del NODO así
lo confirman. Por fortuna faltaron los vítores de: “¡España, España, España!”,
que el día antes, en la Plaza del Carmen, habían sido profedidos enérgicamente
por el Vicesecretario Nacional del Movimiento, Julián Pemartín Sanjuan, que
obligadamente fueron respondidos por todos los congregados, con el: “¡Una, Grande,
Libre!” “Arriba España”, de rigor impuesto por los cánones fascistas.
2 comentarios:
Un tema muy interesante, aunque controvertido.
Escuchada la historia de viva voz, solamente faltaba deleitarse con la lectura del artículo.
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