Después de casi seis meses cerrado, el hotel “Alhambra Palace” reabre sus puertas en este mes de marzo tras las obras de modernización a las que se ha sometido desde el pasado mes de noviembre. Son obras realizadas "más acordes con los tiempos actuales sin perder las señas de identidad de antaño". El hotel se sitúa a cinco minutos a pie de la Alhambra granadina, en un paraje protegido por la Unesco y cuenta con una gran historia; de hecho, es el segundo en activo más antiguo de España -con más de 100 años- y el único que nunca ha cambiado de propiedad. Pero... ¿Siempre fue así…? ¿Cómo fueron sus comienzos…?
Recordemos que su construcción fue muy polémica debido al lugar elegido y a la falta de licencias y por su desmedido volumen. (¿Te suena el tema (Nihil novum sub sole)…? Esto provocó protestas de la comunidad inglesa y escocesa acomodada en el lugar.
La época y la construcción del hotel.
A comienzos siglo XX, el mundo vivía lo que un historiador inglés llamo atinadamente “la era del optimismo”.
Fue el tiempo conocido con el nombre de la “Belle Époque”, apenas un chispazo de tiempo, treinta años mal contados, durante los cuales, unas formas de vida en verdad esplendorosas fueron disfrutadas en exclusiva por los miembros de un privilegiado y selecto grupo social: Las grandes familias de la vieja y decadente nobleza europea, los prósperos financieros, empresarios e industriales que empezaban a surgir en los países más avanzados y, por supuesto, los nuevos millonarios norteamericanos. Unos y otros, elevaron el arte de vivir a un grado de perfección y suntuosidad ad, que hoy nos parece algo injusto, casi irritante.
Aquellos años señalaron la aparición de los primeros grandes hoteles, los “Ritz”, los “Palace”, de lujo y refinamiento singulares, como correspondía a las exigencias de una sociedad elegante y opulenta que apreciaba el buen todo por encima de todas las cosas. Aquel mundo feliz de unos pocos millones de afortunados, sería liquidado por los cañonazos de la Primera Guerra Mundial. Pero eso casi nadie lo presumía, cuando, en Granada, el Duque de San Pedro de Galatino, ponía en marcha la construcción de su hotel “Alhambra Palace”.
El paraje escogido para el ambicioso proyecto era el conocido con el nombre de “Peña Partida”, en el que el emprendedor Julio Benalúa –como era comúnmente llamado en la ciudad el conde de ese nombre y duque de San Pedro de Galatino-, tuvo que adquirir hasta doce propiedades para levantar en sus solares la enorme planta del gran hotel con que soñaba. Un hotel a tono con el creciente atractivo turístico de la ciudad, un hotel para viajeros ricos de un mundo que se entregaba alegremente a disfrutar de los progresos de la civilización material y de un sentido abiertamente hedonista de la vida.
La vieja fotografía nos muestra el hotel “Alhambra Palace” durante sus obras. El arquitecto Modesto Cendoya era el autor de las mismas. Antonio Corral López, excelente biógrafo del duque, anotaba cómo cierta vez, con ocasión de una visita regia a Granada, Alfonso XIII -entusiasta siempre de las abundantes iniciativas de Julio Benalúa- fue con éste a ver la marcha de los trabajos. “Don Alfonso llegó en automóvil a las Vistillas, y allí, en un motor de tranvía de cremallera, subieron hasta el hotel que el duque tiene en construcción. S.M. examinó lo que se estaba haciendo y subió hasta el último piso”. El monarca volvió también a Granada más adelante, honrando con su presencia la inauguración del flamante hotel, el 1 de enero de 1910. Desde aquel día, nuestro “Palace” granadino figuró entre los grandes hoteles tradicionales de Europa, esos hoteles que todavía conservan la atmósfera de un tiempo desaparecido.
NITO
4 comentarios:
Estupendo artículo sobre una persona que ocupó un puesto importante en Granada y que colaboró de forma activa en el desarrollo de la misma.
Como cambian los tiempo, estoy convencido que en la actualidad no se le hubiese concedido licencia para levantar el Alhambra Palace,edificio que es visibles desde cualquier punto de la Vega y que con su color anaranjado es como un farolillo que te indica donde está la Alhambra.
No hay nada más placentero que tomarte un café en sus balcones contemplando estaciado el paisaje de Granada.
Muy bien Nito
Siempre se ha dicho que la silueta del Palace (como la del Carmen Rodríguez Acosta) desentona en la fisonomía del paisaje, como que no pegan en aquel barrio. Es la única obra del duque de San Pedro que deploro.
A fuerza de verlos, uno se acostumbra, pero la verdad es que son dos mamotrecos. No creo que hoy se autorizaran… ¿o sí? – (Estoy pensando en el Auditorio Manuel de Falla y en lo dañino que es el poder y el dinero).
FERNANDO
Lo bueno y bien hecho nunca deteriora el entorno si está concebido con gusto y sin ánimo de dañarlo, con ese criterio se hizo la Torre Eiffel o la pirámide de cristal junto al Louvre por poner un ejemplo. Sin embargo quiero resaltar algo sobre el Hotel Alhambra Palace más recoleto y particular, y es su pequeño café teatro, en él han actuado famosos artistas desde que el hotel existe. Por razones particulares que me atañen por haberlo descrito en cierto trabajo literario que hice hace algunos años, referiré que el 2 y el 3 de mayo de 1920 fue el escenario de dos actuaciones fabulosas del guitarrista Andrés Segovia, un joven artista entonces pero que ya había extendido su fama por todo el mundo.
De acuerdo contigo Manuel: La Torre Eiffel o la pirámide de cristal del Louvre, pueden hacer que el primer impacto visual no sean nada positivo. Sinembargo ¿podria uno penar en Paris sin que te venga la imagen de (sobre todo) la Torre?. Algo parecido ocurre aquí. La polémico surgió y se instaló en Granada, pero el ser humano se acostumbra a todo (menos mal). El Hotel Alhambra se construyó llevando consigo esa polémica, pero ¿sería lo mismo la fisonomía granadina sin él?. Creo que no.
Amigo Nito, como siempre mi enhorabuena
Abrazos,
Juan Gómez.
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