sábado, 16 de noviembre de 2013

ESQUINAS ATREVIDAS EN GRAN VÍA




Entre las cada vez más escasas muestras de interés arquitectónico de una época concreta –comienzos del siglo XX- que van quedándonos en Granada, destacamos este notable edificio de la Gran Vía, esquina a Tinajilla.
No es un caso único en esta Avenida el gusto por rematar las esquinas cuando no es posible utilizar el ángulo recto. Crean así sus arquitectos unas bellas esquinas atrevidas y originales (véase el edificio esquina a Azacayas).


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 Nos dice Juan Bustos Rodríguez  en su Granada, laberinto de imágenes y recuerdos: “Su cierre en piedra artificial (cemento) y sus barandas en hierro forjado, con diseño y ornamentación modernista, caracterizan su estilo, que fue el adoptado en tiempos de la burguesía progresista de nuestra ciudad –con la del resto del país- hacia finales del S. XIX.
Era aquélla burguesía la que estuvo ligada a un excitante tirón industrial que, por lo efímero, apenas dejó más recuerdo que sus frustradas expectativas de desarrollo.




 Pero volviendo a la finca, resaltaremos su  abundancia en elementos de interés, empezando por los propios de la ornamentación vegetal y floral que decora  la vistosa fachada.
Es interesante, así mismo, la ligazón del cierre a los balcones laterales, dentro de una composición unitaria de la fachada, que desestima la simple superposición de elementos sueltos.
Original  también el dintel trilobulado encima de los balcones, que en su moldura recuerda formas góticas, estilo artístico con el que tantas relaciones formales tubo, en definitiva, el estilo modernista.



De gran visualidad el remate superior, con cornisa discontinua, con molduras y modillones, culminando con barandillas de huecos arcos en su parte inferior y remates de la parte de obra que continúan a modo de grandes pilastras.
Acaba tan deliciosa ornamentación una serie de motivos vegetales y florales. En la planta baja pueden observarse los arcos que eran propios durante una época en los huecos de fachadas para los locales comerciales”.
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En la casa, por cierto, tuvo lugar un episodio dramático cierta vez. En los terribles años 40. Unos rateros fueron sorprendidos en plena fechoría, se armó el consiguiente revuelo entre los inquilinos, se corrió la voz de que podían ser los célebres hermanos Quero, los últimos resistentes al régimen del 18 de julio que eran buscados por todas las fuerzas de seguridad, se presentó la policía y los pobres desdichados –que no eran ninguno de los Quero-  murieron acribillados.

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En estos ejemplos de ´”esquinas atrevidas” que posee la Gran Vía, se ha huido de la fractura rotunda del ángulo recto, aliviando su rigidez con gracia y originalidad manifiesta. En la época en que se levantaron estos edificios, aún no había muerto la Diversidad; aún no había aparecido ese horrible y mal llamado “sentido práctico” que está acabando con nuestra elegante arquitectura en la ciudad.




NITO
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2 comentarios:

Manuel Espadafor Caba dijo...

En tu última foto y en el balcón de la esquina del segundo piso (el que tiene el cartel de “se alquila”) me asomaba con frecuencia para ver jugar a los alumnos del Instituto Padre Suárez. Esta entrada me ha evocado muchos recuerdos.

Nito dijo...

Vengan acá esos recuerdos, siempre y cuando estos sean gratos. Si algunos fueran negativos: ¡Al olvido con ellos...!

También es casualidad atinar yo con tu antigua casa de tantas como tiene la Gran Vía.