viernes, 23 de agosto de 2013

LA CORAZA DE BRONCE

LA CORAZA DE BRONCE DE LA “CUEVA DEL JARRO”


LA CORAZA DE BRONCE DE LA CUEVA DEL JARRO.-

“…El choque contra el acantilado fue brutal y en pocos segundos la nao fue engullida por la mar embravecida, no dando lugar a escapar de aquélla furia del Dios Poseidón. Sus hombres, maderas y mercancías saltaron por los aires y el mar, como un amante furioso, fue despedazándolos y arrojándolos contra las piedras afiladas de los acantilados, algunos quedaron con vida y en el agua tratando de conseguir la playa a nado, el pasajero también buscaba salvar su vida nadando en dirección a una grieta abierta en la roca de grandes dimensiones buscando asirse a algo para trepar por el acantilado.
En vano fue su lucha pues el mar no daba tregua, el peso de su coraza de bronce como oficial de Tarento, en esta ocasión no le iba salvar la vida como en otras ocasiones en el campo de batalla; la lucha fue desproporcionada: el hombre con sus armas terrenales contra el dios Poseidón y  su polémica naturaleza.
Los siglos pasaron y la coraza de bronce permaneció sumergida y sin dueño que la volviera a enfundar para librar batallas con la que conseguir el honor en los campos de batalla, su destino era ese y no permanecer en los dominios del dios Poseidón, privándola del honor de su cometido.
Fue rescatada de las profundidades por Don Fernando J. Nestares en un lugar llamado por los pescadores la Cueva del Jarro,  de la Punta de la Mona, precisamente por la cantidad de ánforas, jarros y vasijas púnicas  encontradas en el lugar de otros pecios hundidos. Esta coraza salió a la luz del sol no para volver al pecho de un nuevo guerrero sino a la urna de cristal del Museo Arqueológico de Granada, donde muestra la belleza de diseño y sus orígenes”.
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Hasta aquí este fragmento final del libro “Leyendas de nuestros pueblos” de José Manuel Fernández, que no es más que una suposición de las muchas que pudieron haber pasado.
Lo verdaderamente cierto es que apareció en la costa granadina, en una profunda grieta junto a los acantilados de la Punta de la Mona, en la bahía de la antigua ciudad de Sexi (Almuñécar), donde se han encontrado fragmentos anfóricos púnicos de otros pecios hundidos posteriormente. La presencia de esta coraza en el sur de la Península Ibérica asocia esta zona al comercio del Sur de Italia y de Sicilia desde las últimas décadas del siglo V y a lo largo del IV a.C.




De esta época son especialmente frecuentes estas corazas anatómicas bivalvas en el área de Apulia, asociadas a enterramientos aristocráticos. En nuestro caso se piensa en el naufragio de un barco que arribaba al puerto púnico. La coraza pudo destinarse como presente a un guerrero aristocrático local. También se ha aludido a la posibilidad de que pudiera tratarse de un trofeo de guerra adquirido por un mercenario ibérico tras su regreso de alguna batalla en el Sur de Italia o en Sicilia. Pero esta explicación, extendida en décadas pasadas, que acudía a los mercenarios para justificar la presencia de obras de arte y de influjos mediterráneos en la Península ibérica se considera hoy con precaución y escepticismo.
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Queda una última opción, la de que se trate de una ofrenda sagrada, un exvoto tras un feliz viaje. Ello nos asociaría este objeto guerrero con otros armamentos hallados en la desembocadura de ríos o en entradas portuarias como los cascos de la Ría de Huelva y del río Guadalete, no lejos de la Torre de Doña Blanca, en Cádiz. Como el casco, imagen en bronce de la cabeza, la coraza anatómica es también una representación de quien la lleva, de su valor y coraje. No es inhabitual en el mundo antiguo ofrecer armas de bronce en lugares sacros. Las armas son ofrendas y remembranza, real o mítica, de quien la ha llevado o quien la ofrece. Pero en nuestro caso no podemos afirmar la intención votiva o personal de esta coraza hundida en el mar y debe permanecer, como la posibilidad más verosímil, el percance de un naufragio.
El casco descubierto en la Ria de Huelva en 1930


DESCRIPCIÓN

Coraza anatómica. Reproduce el esquema anatómico del cuerpo desnudo, modelado sobre una gran lámina de bronce. Una escotadura se adapta a la curvatura del cuello y dos laterales a las axilas. Se marcan los músculos pectorales y, mediante la incisión o troquelado, las tetillas. Se apuntan también los músculos del abdomen, insinuándose el relieve de las caderas y el círculo del ombligo.

Datación   400 [ac] a 301 [ac]
Contexto Cultural/Estilo       Hierro Pleno. Púnico
Uso/función.- Protección del tórax en acciones bélicas o juegos de lucha.
Lugar de Procedencia.- Cueva Submarina del Jarro, Almuñécar (Costa de Granada)




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NITO



1 comentario:

amontufogutiérrez@gmail.com dijo...

TUS ARTÍCULOS ESTIVALES SON TAMBIEN, COMO TODOS LOS TUYOS, MUY INTERESANTES. ESTE DE LOS RESTOS SUMERGIDOS PONE DE MANIFIESTO EL GRAVE RIESGO EN QUE SE ENCUENTRAN LOS PECIOS DE NUESTRAS COSTAS A MERCED DE LOS MODERNOS PIRATAS SOBRE TODO YANKIS YA QUE NO TIENEN APENAS HISTIRIA TIENE QUE BUSCAR FUERA DE SU PAIS. UN ABRAZO