jueves, 19 de febrero de 2009

EL CORO DE LA CATEDRAL

La Catedral y su coro
Explicaba Antonio Montufo en el interior de la Catedral a la muchachada de Ofecum (con la pasión y el ardor que le caracteriza) cómo traicionaron la idea de Alonso Cano quienes dispusieron que entre los dos órganos y ocupando todo el ancho de la nave central, montaran un coro. El maestro Cano imaginó que el esplendoro tabernáculo pudiera ser visto sin estorbos desde la plaza de Las Pasiegas con las puertas abiertas...

Ante la extrañeza de los presentes que nada sabían de tal coro, Montufo les dijo que "incluso Nito tiene una vieja fotografía de Rafael Garzón de 1885 que lo muestra". Naturalmente tuve que mandarla por correo a varios interesados en poseerla. Y ya, al hilo de esta entrañable anécdota, trascribiré un artículo interesantísimo de Juan Bustos sobre este controvertido coro.


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Coro

"...Igual que desde el primer momento abundaron los elogios para la admirable fábrica de la Catedral granadina -calificada por el marqués de Lozoya como “la obra cumbre del Renacimiento hispánico hasta El Escorial”- menudearon las críticas, muy justificadas, a la pobreza y vulgaridad de su coro. Era poco menos que incomprensible, que tan magnífico y suntuoso templo tuviera un coro en nada merecedor de ocupar sitio entre tantos esplendores artísticos. Sin embargo así ocurrió, acaso porque, como decía Pemán, “las catedrales españolas son a menudo claros exponentes étnicos de largas aspiraciones y cortos presupuestos”. En la nuestra, la escasez proverbial de recursos quizá coaligada con el mal gusto de algún Cabildo, dio como resultado aquel coro, cuyo escaso valor no dejó de ser criticado por quienes entendían que era indigno de mezclarse con tanta grandeza.
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Facistol
Y lo peor de todo era que, conforme a la tradición española, el coro, dispuesto en medio de la nave central, interrumpía la espléndida vista de ésta en toda su extensión. Era, en suma, un elemento perturbador interceptando la visión de tan sublime magnificencia. A finales del siglo XIX arreciaron las censuras. Rafael Contreras, en su «Estudio descriptivo de monumentos de Granada, Sevilla y Córdoba. (1878), decía que «este coro no tiene nada de especial mérito y el altar del trascoro es obra de gusto rarísimo y extravagante ".

Poco antes, en 1850, Lafuente Alcántara, en su “Libro del Viajero en Granada”, había escrito: “La sillería del coro es común y el trascoro, obra de un trabajo sumamente prolijo, es de un gusto depravado”. Valladar, en su Novísima Guía de Granada. (1892), sería igualmente rotundo: «Interrumpe la nave central el coro, que ningún especial méritos tiene. El altar es de extravagante buen gusto”. Tanta insistencia daría como resultado, no sin agotadoras indecisiones, que, al fin, la pieza indigna de la grandeza y suntuosidad del templo catedralicio granadino, fuera desmontada de su primitivo emplazamiento y repartida por la basílica:

La sillería, alrededor del esplendoroso tabernáculo de plata repujada, obra de 1926 de Navas Parejo costeada por el Duque de San Pedro de Galatino; el trascoro, el Facistol (obra magnífica de caoba empezada por Alonso Cano y terminada por sus discípulos); las rejas que sí merecían la pena era por su antigüedad, en fin, todos los elementos encontraron su debido emplazamiento, pero no sin que antes se desencadenara una cierta polémica a nivel nacional, que ayudaría a calmar el periodista Cándido G. Ortiz de Villajos, escribiendo en ABC una crónica en defensa de la decisión de la reforma del interior catedralicio, tomada por el entonces titular de la silla arzobispal de Granada, el cardenal-arzobispo Casanova y Marzol.

La sustancial transformación tuvo lugar en el mes de junio de 1930, quedando desde entonces visible en toda su grandeza el fabuloso prodigio arquitectónico soñado por Diego de Siloé. La fotografía, curiosa fotografía que hoy mostramos, nos permite conocer cómo era la nave central de nuestra Catedral cuando el coro ocupaba su anterior emplazamiento. Es evidente que los críticos habían tenido toda la razón".


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NITO

domingo, 15 de febrero de 2009

¿PARÍS EN LA GRAN VÍA...?

El capricho de un granadino

A fines del pasado siglo, los miembros de una naciente clase social granadina, la de los propietarios súbitamente enriquecidos con los bienes de sus fábricas azucareras; aquella burguesía, antes ociosa, que empezaba a sentirse atraída por los negocios, había descubierto París. El París resplandeciente de la era de general optimismo que se llamó “La belle apoque”. El de los grandes modistos, como Worth o como Poiret; el del “Moulin de la Galette”, pintado por Renoir y nuestros Santiago Rusiñol y Ramón Casas; el París de la legendaria “Bella Otero», que se acababa de batir en duelo a espada con otra bellísima “cocotte”, la famosa Lina Cavalieri; y, por encima de todo, el París que determinó los usos y costumbres, las tendencias artísticas y la moda del mundo entero, el prototipo de gran capital, con espaciosas avenidas, amplias calles y desahogadas plazas.
Un nuevo París, despejado, abierto, había nacido al dictado de la voluntad de un alcalde del II Imperio, quien consideró necesario eliminar buena parte de la ciudad vieja, con sus callejuelas retorcidas y sus rincones imprevistos, a fin de privar a los alborotadores de posibles escondites en motines y algaradas.

El radiante y luminoso urbanismo del París de la segunda mitad del siglo XIX, había correspondido más a una medida de policía que a un propósito de embellecimiento de la urbe. Pero el resultado fue aquel París, que se convirtió en espejo de la aparente felicidad del mundo.


La nueva burguesía granadina surgida con el auge de las industrias del azúcar, también peregrinó a París. Ellas, buscando las tiendas de los modistos; ellos, en su mayoría, acababan buscando los cabarets, donde decían que el amor era fácil. El nombre de la capital francesa fue dado en Granada a comercios de alto prestigio, sobre todo en modas y joyerías. Pero hay más. De París se calcó exactamente éste edificio, que todavía -y ojalá que por mucho tiempo- ennoblece y señorea una esquina de la Gran Vía con Reyes Católicos. La magnífica finca, ocupada y bien cuidada por el Banco Central primero, y ahora por La Caja Rural, es una fiel reproducción de otra que se levanta en el “Bulevar de los Italianos” parisiense. (Habría que pedirle a mi amigo Jean Nöel que la localice en París y le haga una foto).

La historia merece la pena. En un viaje a París, un importante anticuario granadino, Enrique Linares García, se quedó prendado de un edificio que había sido distinguido con el Premio de Arquitectura del Ayuntamiento de la capital francesa. El edificio es éste que tienen ustedes delante en cliché de sus primeros años: Porque el bueno del señor Linares, de regreso a Granada, había encargado al arquitecto Ángel Casas que le construyera, aquí, en esta esquina de la Gran Vía, una casa igual que aquella. No puede negarse el buen gusto del anticuario.

Tampoco dudar de la maestría del autor de los moldes de los adornos del suntuoso edificio, un artista carpintero ebanista y escultor, llamado Torres Rada, que tenía su taller en el Callejón del Tinte. La vieja fotografía nos permite disfrutar del golpe de vista de la noble fachada recién construida, cuando la casa empezaba a ser llamada “La Paz Chica”, en Granada aún no había automóviles y las farolas tenían una pomposidad italianesca.

Esta historia está basada en un relato de Juan Bustos.


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NITO

sábado, 14 de febrero de 2009

LA CASA DE LOS PATOS

La Casa de los Patos
A finales del siglo pasado, las familias de la alta burguesía granadina iniciaron un alejamiento progresivo del centro de la ciudad y de sus barrios señoriales, instalándose en chalés o palacetes que se hicieron construir en lo que entonces se consideraban “las afueras”. Entre las contadas mansiones de tales características que han llegado hasta nuestros días, la llamada “Casa de los Patos” -que ojalá perviva-, es una muestra elocuente del buen gusto de aquella sociedad.
La vieja fotografía nos ofrece la vista de la hermosa y elegante finca recién terminada. Esto ocurría hacia 1890, año en que el arquitecto Francisco Giménez Arévalo había levantado esta bella residencia, en la calle Salarillo de Gracia, para el matrimonio Moreno Agrela (don Eduardo Moreno y doña Filomena Agrela Moreno), propietarios de extensos cultivos de caña de azúcar en la costa. Giménez Arévalo proyectó este notable edificio historicista, combinando con éxito evidente motivos de arquitectura clásica, como el frontón que preside la fachada, con elementos de arquitectura industrial, como el porche compuesto de trabajos de fundición muy ornamentados.
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Un cuerpo acristalado en forma de torre, para dar luz a la escalera interior, remata la opulenta mansión. La reja exterior, también de fundición, tiene dos cancelas enmarcadas en pilastras de piedra, que servían para la entrada y salida respectivamente de los carruajes que llegaban hasta el mismo porche. Sobre éste puede verse un mástil, ya que en una época el dueño de la casa fue cónsul de Holanda, por lo que tenía derecho a izar la bandera del país que representaba.
No es posible en modo alguno deslindar la historia de la ciudad de la historia de sus más influyentes familias. Y la familia Moreno Agrela, emparentada con el arzobispo de esta diócesis don José Moreno Mazón, familia de propietarios, banqueros, industriales azucareros y políticos, tuvo manifiesta importancia en la Granada que vio construir la "Casa de los Patos”. No se sabe si proceden de aquel lejano dignatario judío del siglo X, Ibn Agrela, que fue Visir del Rey de Granada y tuvo un palacio propio en el Mauror, palacio en uno de cuyos patios -según María Elena Gómez Moreno- estuvo en un principio la fuente que ahora conocemos en el Patio de los Leones de la Alhambra. Hubo otra importante familia Agrela, en el siglo XVI, que edificó el gran palacio con portada de columnas que se conserva en la Cuesta de Santa Inés, actualmente propiedad municipal donde se acoge el colegio Divina Infantita.
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Otros Moreno Agrela tuvieron también casa señorial en la Plaza de los Campos. Los Moreno Segura levantaron un hermoso chalé en el Paseo del Salón, a la entrada de la Cuesta de Escoriaza. Los Moreno de Barreda, en la calle Duquesa, frente a la Facultad de Derecho. Hija de éstos es la actual propietaria de la popular “Casa de los Patos. (*) Y de la familia era también Rosario, duquesa de Lécera, propietaria del «carrnen» de la Antequeruela donde vivió Manuel de Falla y ahora es su Casa-Museo. La duquesa, castiza y de proverbial simpatía, amiga de todos los grandes artistas españoles de su tiempo, era pariente de la Reina Fabiola de Bélgica. A esto se debe que los reyes belgas tengan casa propia en Motril. El solar de “Villa Astrida”, la residencia de Balduino y Fabiola en la costa, fue un regalo de la familia Moreno Segura cuando urbanizó aquellos terrenos de su propiedad.
Mas volvamos la vista a nuestra fotografía. Algo habrá llamado la atención del lector seguramente: el sencillo edificio que vemos a la izquierda en primer término y que en nuestros días ha desaparecido. Era la portería de la finca, portería que fue derribada para permitir el ensanche de la calle Recogidas en 1956.
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Notas.-

(*).- Hoy, como sabemos, la Casa de los Patos es un hotel de ensueño.

NITO

viernes, 13 de febrero de 2009

CATEDRAL DE GRANADA. FACHADA



Cuando explico la fachada de la catedral me gusta acceder a la Plaza de las Pasiegas desde la plaza de Bib-Rambla y a ser posible por la tarde,cuando en los maravillosos y únicos atardeceres de Granada,el sol ilumina la fachada en su conjunto. Oyes entonces una expresión de asombro del personal ante este maravilloso espectáculo y es en ese momento cuando se puede contemplar la obra que nos dejó el insigne Alonso Cano.

La fachada es la obra señera de Alonso Cano al final de sus días. Fue proyectada en 1.667 y en ella nos dejó una de sus obras personales y aportación fundamental al diseño arquitectónico del Barroco español.

Está circunscrita por cuatro grandes estribos con bóvedas entre sí, que constituyen el cerramiento : la decoración es sencillísima y Alonso Cano al trazarla se se apartó de toda regla, usando pilastras sin capiteles, cornisas a capricho, que dividen la obra en dos cuerpos, y por único adorno recuadros y golpes de follaje. Es un gran arco triunfal, con tres altos arcos que cierran otros tantos paños verticales, que se corresponden con las naves interiores, es decir el observador contemplando la fachada se puede hacer idea de cómo es el interior. Es de destacar el juego de lineas rectas y curvas, sabiamente combinadas.

La decoración es muy moderada y se limita a unos paneles rectangulares sobre las portadas laterales, con los relieves en mármol de la Visitación y la Asunción de Juan Adán mientras que en el gran arco central destaca el relieve de la Encarnación obra de José Risueño en 1717 así mismo podemos observar esculturas de san Pedro y san Pablo de Pedro Cornejo, el Antiguo y Nuevo Testamento y medallones ovalados de los cuatro evangelistas del siglo XVIII así como esculturas de San Rafael y San San Miguel de Miguel Verdiguier de 1782. Es de destacar el gran florero de la portada central que simboliza la pureza de la Virgen.

Bibliografía:
Guia de Granada de Manuel Gómez Moreno.
Granada en tus manos de José Manuel Gómez-Moreno Calera.

ANTONIO MONTUFO GUTIERREZ


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"LA HEREJÍA" DE DARWIN

Segundo de la derecha (de pie), Rafael García Álvarez.
El arzobispo de Granada excomulgó y quemó los libros del director del Instituto Padre Suárez, que en 1872 defendió la teoría de la evolución del científico inglés.

La periodista Inés Gallastegui escribe esta interesante crónica con motivo de los fastos que el mundo científico -y Granada no podía quedarse atrás- dedica a Darwin en "sus 200 aniversario"
"Tras publicar 'El origen de las especies', Charles Darwin fue retratado como un simio en periódicos y revistas de la época: los críticos a su teoría de la evolución satirizaban la idea de que el hombre descendía del mono. En España, en cambio, cuestionar la obra inmutable de un Dios creador le hacía a uno acreedor de una especie de viaje en el tiempo hacia la época más oscura y siniestra del fanatismo cristiano: la de las hogueras. Lo vivió en sus carnes Rafael García Álvarez, director del Instituto Padre Suárez de Granada, excomulgado por defender las tesis darwinistas. La plaza de las Pasiegas fue el escenario elegido por el arzobispo de la época, el integrista Bienvenido Monzón, para quemar en una pira los 'perversos' manuales de Historia Natural del catedrático, después de condenar al fuego del infierno el alma del respetado profesor.


Bien es verdad que a García Álvarez, científico y francmasón, las iras arzobispales no debieron dolerle en exceso. No en vano, cinco años después presentaba en el Ateneo de Almería una ampliación de aquellas primeras reflexiones que le valió un premio, y en 1883 publicaba su 'Estudio sobre el transformismo' en la imprenta granadina Indalecio Ventura Sabatel. Fue el primer libro en español sobre la teoría de la evolución de Darwin, según Luis Castellón, director de Museo de Ciencias del Instituto Padre Suárez, que debe la mayor parte de sus fondos a aquel catedrático decimonónico. Rafael García, recuerda Castellón, mantenía amistad con el catedrático sevillano Machado y Núñez -abuelo de los poetas Antonio y Manuel-, al que se atribuyen los primeros artículos sobre la materia..."


NITO

jueves, 12 de febrero de 2009

NI LIMOSNA NI PENA

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Ni limosna ni pena para Vicente el Granaino

Me sorprende mi amiga Carmela, que no es murguera porque no quiere, pero que está al quite en todo lo relativo al Blog, con este artículo oportunísimo que me manda y que apareció en la prensa hará unos dos años. Algo largo pero del que no quise mutilar nada, por lo sustancioso.

Vicente el Granaíno, guitarrista que ha dado la vuelta al mundo con su arte, es un ciego de nacimiento que desmiente el famoso y cacareado ripio. Nos recuerda, con ocasión de la patrona de la ONCE , sus ochenta años de discos y conciertos

A los seis años

Comenzó de niño a tocar la guitarra y hoy en día todavía se arranca. "Está pasado de moda", dice Vicente el Granaíno de los versos de Icaza: Dale limosna mujer, / que no hay en la vida nada, / como la pena de ser, / ciego en Granada. «A mí lo de la limosna me da igual. Por el contrario, me gusta que se diga que Granada es bonita».

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Vicente nació en la Carrera del Darro hace 80 años. Nació ciego y sigue ciego. En sus ochenta años de vida ha visto de todo. No es coña. Guitarrista exquisito, la ceguera nunca le puso contra las cuerdas. De hecho, le llevaron por medio mundo: «He trabajado en México y en Estados Unidos. He vivido en Madrid. He actuado por Europa. Tengo 600 grabaciones. He ofrecido infinidad de conciertos. Me he casado dos veces. He enviudado otras dos...» En suma, una vida plena. Mejor aún. Una vida normal.

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Vicente es granadino de la calle Santa Ana, paralela a la Carrera del Darro, donde no vio la luz al nacer hace ochenta años. Tampoco importa. Cuando pasea por su barrio reconoce de memoria cada rincón, cada escalón, cada recoveco. «Los ciegos tenemos infinitamente desarrollados nuestros sentidos», explica. «Yo oigo los huecos, los escalones. Yo oigo las puertas», insiste. «Es como si sintiera cómo respira cada calle». Y, de verdad, es impresionante la soltura con la que se desenvuelve por Plaza Nueva, «el lugar donde crecí»

Quizá su ceguera despertó en él desde pequeño su amor por la música, por los instrumentos. Y empezó por las campanas: «Me subía al campanario de Santa Ana a toda velocidad por su escalera de caracol con ciento noventa y pico escalones», sonríe. «Me gustaba la música y aprovechaba». También trasteaba, y le cortaba la cuerda al campanero «hasta dejarle solo un espartillo, para que al tercer campanazo se le rompiera», y ríe a carcajadas al recordar su mocedad.

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Doce pesetas de 1930

A los seis años comenzó su amor por la guitarra. «Costó doce pesetas de las de los años treinta». Cifras prácticamente paleolíticas para los actuales cánones. También comenzó su educación. Iba a clase en el Centro Instructivo y Protector de Ciegos, en la calle Ancha de Santo Domingo. Luego nació la ONCE, tal día de Santa Lucía, como el pasado jueves, de 1938. «Así que pasé a la calle Varela, donde se ubicó el primer edificio de la ONCE», organización de la que es «socio fundador». Entre campanazo y campanazo, travesura y travesura, aprendió solfeo y música de un maestro francés «y guitarra del maestro José Recuerda, también invidente».

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acompañando a los cantaores en las antiguamente llamadas ventas. «Eran días de juergas, en los que los ricos pagaban por el flamenco, y yo era joven y guitarrista». Así que la vida de Vicente fue, literalmente, de juerga en juerga desde el colegio hasta los años sesenta, década en la que se dedicó a salir de gira, «a los espectáculos de variedades».

Llegó hasta México con un contrato de dos meses en el bolsillo «y me quedé 27». Allí conoció a los famosos mexicanos de la época, se bañó en Acapulco, en Puerto Vallarta y recaló en Monterrey. Y también en América del Norte conoció al que sería su mejor amigo. «Se llamaba Don, mi perro guía. Me lo regaló el presidente Eisenhower, tras un concierto en Nueva York».

-¿El presidente de Estados Unidos?

-Sí, el presidente de Estados Unidos me lo regaló. Pero por aquel entonces ya no lo era, responde Vicente.

El don de Vicente con la guitarra se combinaba así con el nombre de su perro. Y ambos triunfaban. Don fue el segundo perro guía de España, «y me sacaban en los periódicos», recuerda mientras busca en su ordenador los viejos recortes escaneados.

«Gracias al programa que inventaron, en el que el ordenador nos habla, aprendí a manejar el pecé hace ya diez años». Y entonces despliega los menús y aparecen sus grabaciones, convenientemente ordenadas y tituladas. «Todos los cacharros nos hablan a nosotros, los ciegos», explica. «Me habla este ordenador, me habla el reloj de pulsera y tengo un teléfono móvil que también me habla», resume.

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Recuerdos digitales

En ese ordenador guarda buena parte de su vida. Una vida que después de México le llevó a Madrid, donde recaló hasta su jubilación, en 1989. «Era el guitarrista oficial de la casa discográfica Belter». Con ellos realizó seiscientas grabaciones. Y salía de gira. «He acompañado a todos y a los más grandes». Se refiere a Juanito Valderrama, Antonio Mairena o Rocío Jurado. También fue una buena época en la que hacía vida normal. «No usaba bastón, cogía solo el metro y tres o cuatro veces al mes me llamaban de Barcelona para grabar».

Con la jubilación volvió a Granada, a un buen piso desde el que se ve el Barranco del Abogado, el Realejo, la Torre de la Vela. «Son unas buenas vistas», dice orgulloso. Y uno no se resiste a preguntarle.

-¿Le ha importado ser alguna vez ciego?

-Nací ciego. No sé como es la vida de otra forma. Hay que saber ser ciego en cualquier sitio. Tienes que adaptarte... y echarle buen humor.

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NITO

martes, 10 de febrero de 2009

CATEDRAL DE GRANADA. TORRE



Continuamos con nuestra hermosa catedral y hoy nos vamos a fijar en la Torre.
Cualquier granadino sabe perfectamente a que nos referimos, cuando hablamos del Pie de la Torre, y sabe que es el tramo de la calle Cárcel Baja que está debajo de la torre de la catedral. Si la observamos desde cualquier punto nos llama la atención la sensación de potencia y envergadura y el hecho de que está inacabada y es cierto. La historia de esta torre es curiosa, porque en el proyecto original se contemplaba al pie de la iglesia dos gigantescas torres con tres cuerpos cuadrados de 18 metros y otro octogonal cada una y sólo se hizo la de la izquierda y además sin terminar. Existen muchas versiones del porqué y fue, por un lado los temas económicos ya que al expulsar a la población morisca se terminó el impuesto que pagaban y que en parte se dedicaba a la construcción de la catedral, y por otro más importante el estado de ruina que presentada en 1590, con unas amenazadoras grietas en su estructura debido a problemas en la cimentación, dado que estos estaban trazados como iglesia gótica y no preveía una torre de tan grandes dimensiones y que obligó de 1592 a 1602 a derribar el ochavo que ya estaba casi acabado, desmontar las bóvedas y macizar una escalera, así como los arcos grandes de los dos cuerpos primeros impidiendo su terminación, más esta imagen de una torre inconclusa es ya algo que hace que nuestra catedral sea singular. Cuando en Septiembre publiqué en La Murga un artículo sobre la iglesia de la Asunción de Arcos de la Frontera hice mención de la Torre de la Catedral de Granada y decía que en eso se parecían ambas iglesias.
La construcción fue iniciada por Diego de Siloé , pero el primer cuerpo lo termina Maeda, destacando el valiente y original entablamento dórico adornado con discos y bucráneos. El segundo y tercer cuerpo fueron realizados entre 1583 y 1589 por Ambrosio de Vico que se aleja del proyecto de Siloé. Los tres cuerpos son dórico el primero, jónico el segundo y corintio el tercero. En el segundo se pueden observar las ventanas con pirámides que denotan una influencia escurialense y el tercer cuerpo remete en las esquinas con un solo pilar y media columna acanalada con arco que protege el espacio tripartito para las campanas, estas son dieciséis y, entre ellas, hay un esquilón que traía el ejército de los Reyes Católicos, en el que aparece esta inscripción "Hec est victoriaque vincit mundum fides nostra" y en la campana de los Reyes la siguiente en caracteres góticos: "Ecce crucem Domini fugite partes adversa(sic). Vicit leo de tribu Iuda radis David; aleluia". Estas estaban antes en el alminar de la Mezquita Mayor, conocido como Torre Turpiana mientras era la sede catedralicia de Granada. Las restantes se colocaron entre 1588 y 1622; en 1778 se fundió la llamada Gorda por Bernardo Venero.
Cuando desciendes de la Gran Vía y estas a la altura de la Puerta del Perdón merece la pena detenerse y contemplar toda la grandeza y la belleza de esta torre observando todos sus detalles y en el segundo cuerpo la ventana en la vivió Alonso Cano.

Bibliografía:

-Granada de Antonio Gallego y Burin.
-Granada en tus manos, volumen 4 de José Manuel Gomez-Moreno Calera, José Policarpo Cruz Cabrera y Ricardo Anguita Cantero.

Antonio Montufo (Califa)






¡DALE LIMOSNA, MUJER...!

Es muy probable que no existan unos versos más descriptivos, más sentidos y más conocidos que los de Francisco A. de Icaza, aquellos que recomiendan: «Dale limosna, mujer ». Unos versos que se leen y repiten todos los días del año, centenares, miles de veces, por gentes de todo el mundo. Que se fotografían, adquieren en soporte 'souvenir' y se conservan en hogares de los cinco continentes mientras reiteran sin cesar la más sucinta y acertada recomendación que jamás se haya escrito para pregonar el atractivo de nuestra ciudad.

Pues bien, un 27 de junio, de hace casi 60 años, en pleno Festival de Música y Danza, el entonces Director General de Bellas Artes, Antonio Gallego Burín, hizo colocar en el mirador del jardín de los Adarves las piezas de cerámica de la lápida que recuerda el hermoso canto de los cuatro versos del escritor mexicano.

Es curioso recordar que, siendo aún adolescente Francisco A. de Icaza, su alma sensible de poeta le hiciera presentir el atractivo de Granada desde su lejano Méjico. «Se había creado la visión de un paraje mágico, de un lugar de ensueño, que un día iría a conocer: Granada. En cuanto pudo, a los veinte años, su primera peregrinación deslumbrada fue hacia aquí». Pero no sólo el encanto natural del paisaje abierto y monumental enamoró al escritor y diplomático, hubo una granadina, « una mujer muy rica y muy guapa, que dicen que fue el amor de Alfonso XII», según recordaba Mercedes Sanz Bachiller en un capítulo sobre 'La guerra civil española, 70 años después', publicado en 'El Mundo'. Aquella mujer, que cautivó el corazón perceptible de Icaza era Beatriz de León, hija y nieta de una estirpe de oficiales de Caballería, todos ellos maestrantes de Granada.

Al casarse, en torno a 1898, el viaje de novios tenía que incluir necesariamente la ciudad que aunaba sus dos amores. Y es así, y aquí, cómo, de manera espontánea, surge el primer verso. Paseaban los novios por parajes alhambreños cuando un ciego tendió su mano en demanda de una dádiva. El escritor se dirigió a su joven esposa: «Dale limosna, mujer». El resto debió brotar de forma serena y espontánea de sus labios: «Que no hay en la vida nada, como la pena de ser, ciego en Granada».

Gallego Burín había formulado en su intervención de aquel mediodía una pregunta razonable. ¿No sería aquel ciego el que Ángel Ganivet describió, pidiendo limosna, arrodillado y en silencio, junto a la Puerta de la Justicia? En efecto, pudo ser el mismo que unos años antes inspiró un hermoso poema al escritor granadino:

«¿Cómo pide si no habla,

si a nadie sus ojos miran?

No puede hablar, porque es mudo,

habla su mano extendida;

ni puede ver, porque es ciego,

mas, su mano tiene vista.

Y entonces, ¿cómo no llora,

lamentando su desdicha?

Cómo, hijo, quieres que llore

si están secas sus pupilas?».

En el Festival de aquellos años era muy frecuente la presencia de aficionados madrileños que, desde 1952, descubrieron Granada como la ocasión ideal de escuchar y ver a grandes figuras de la música y la danza, que no habían tenido la oportunidad de presenciar en Madrid y que podían aplaudir aquí en un ambiente de ensueño. El grupo más destacado lo integraban aquellos que el inefable Miguel Utrillo denominaba entonces como «la condedumbre». Desde el Infante José Eugenio de Baviera, al embajador Marqués de Bolarque o el escritor José María Pemán. Desde la Duquesa de Lécera, a la Condesa de Yebes o la Marquesa de Llanzol, Sonsoles de Icaza, hija también del poeta, y cuya hija, Carmen Díez de Rivera, fue la recordada 'Musa de la transición', mujer de enorme personalidad y belleza. Y, como es natural, Carmen de Icaza, que había heredado la raíz literaria de su padre y la hermosura de su madre granadina.

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NITO

jueves, 5 de febrero de 2009

ACTO ENTRAÑABLE Y EMOTIVO

-Don Dionisio Fernández, Director del Centro. -El Sr. Delegado de Educación. -Don Antonio Gallego Morell y la Jefa de Estudios del Centro, mi Perpetua.
.Entrañable y emotiva la semblanza que nos hace Califa sobre la figura de Don Antonio Gallego Morell. Como emotivo y entrañable, en verdad, es el recuerdo que nos quedó a la comunidad educativa del Colegio "GALLEGO BURÍN", cuando celebramos el Centenario del nacimiento de esta otra figura, ya histórica, como fue Don Antonio Gallego Burín.
Nuestro Centro (que por cierto celebraba los 25 años de su creación), invitaba al hijo, Don Antonio Gallego Morell, a los actos de tal efemérides para con su padre, Don Antonio Gallego Burín.
Especial relevancia emotiva tuvo el descubrimiento de la placa que inmortalizaba el acto y las palabras, entre lágrimas, que Don Antonio nos dedicó, su agradecimiento y su asombro ante la entrega y el derroche de medios desplegados, por un modesto colegio de barrio.
En el inevitable ágape que vino después y ante la complicidad de una copa de vino, nos decía: "...nunca, entre los centenares de actos que han dedicado a mi padre, asistí a uno como éste, que rezuma tanto cariño y tanto reconocimiento a su vida y a su obra, y en ninguno me sentí tan a gusto y tan vivamente emocionado..."


 
NITO

miércoles, 4 de febrero de 2009

DON ANTONIO GALLEGO MORELL

Semblanza a mi viejo profesor.
Ayer a las cinco de la tarde de celebró en el cementerio de San José de Granada el sepelio por un granadino insigne como fue Don Antonio Gallego Morell.

Como Murgueros de pro no podemos dejar pasar este acontecimiento sin poner unas palabras en su recuerdo. Hablar de este personaje resulta difícil por lo complejo de su persona y por la cantidad de campos en que desarrolló su vida. Yo le conocí estudiando la carrera de Historias en la antigua y querida facultad de Filosofía y Letras en la calle Puentezuelas. Aunque él no fue profesor mio directo, si he de decir que su actitud con los del grupo nocturno siempre fue de apoyo y solidaridad reconociendo el esfuerzo que hacíamos de estudiar y desplazarnos a diario a la facultad, a la vez que ejercíamos nuestra profesión de docentes por lo pueblos de la provincia, era como si tuviera una especial simpatía por los maestros del nocturno.
Hemos de reconocer los granadinos la importancia de este personaje en nuestra reciente historia y que se suma a todos aquellas personas que se han caracterizado por su amor y entrega a Granada, como su padre Don Antonio Gallego Burín, como la saga de los Gómez Moreno , como Ángel Ganivet y otros muchos más.
Su influencia y buen hacer se pueden observar desde la fiesta del Día de la Cruz, felizmente recuperada por él siendo Delegado de Información y Turismo entre 1.962 y 1.968, hasta algo tan importante para los granadinos como la Universidad de la que fue Decano de la Facultad de Filosofía y Letras y luego Rector Magnífico de la misma desde 1976 a 1984, cargo del que recordaba con orgullo y decía que "fue el primer y único rector de la democracia elegido por sufragio universal y directo". Pero su labor al frente de la Universidad no solo se limitó a la de Granada sino que también fue rector de la de Málaga. Además de su labor universitaria, Granada no puede olvidar la que realizó cuando era presidente del patronato de la Alhambra, quizás por su vinculación hacía la misma desde pequeño, cuando vivía en la Plaza de Santa Ana y recordaba los tañidos de la campana de la Vela.
Valgan estas palabras de agradecimiento a una persona que nos ha dejado un gran legado y que solo tuvo un Norte en su vida cual era su amor hacía GRANADA.

CALIFA

martes, 3 de febrero de 2009

CATEDRAL DE GRANADA 2






































































Las puertas de la Catedral.

.Cuando Diego de Siloé se hace cargo de las obras de la catedral en 1.528, decide modificar el proyecto gótico de Egas por otro al estilo romano, es decir, renacentista. La catedral tiene cinco entradas como podemos observar si la rodeamos dando un hermoso paseo perimetral que son: La entrada actual (por donde se saca el tiquet) que se hace accediendo por la reja moderna de la Gran Via a través de una casa que mecere la pena detenerse y comtemplar el pequeño pero hermoso patio con sus columnas y la galería superior con soportes de madera de pie derecho. La segunda es la puerta del Ecce Homo, terminada antes de 1531. La tercera es la hermosísima Puerta de Perdón en la calle Cárcel Baja, realizada en 1536, la cuarta es la Puerta de San Jerónimo y la quintata es la fachada de la Plaza de las Pasiegas.

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Nos centraremos en estas entradas catedralicias.
La puerta del Ecce Homo fue terminada por Siloé antes de 1531 es de gran sencillez pero n o exenta de belleza, la pena es el deterioro que ha sufrido la piedra caliza de la que está confeccionada. Da acceso a la girola y en el dintel está representado el Ecce Homo.

La Puerta del Perdón es obra original de Siloé y representa la feliz recuperación renacentista de la antigüedad romana con nuevas significaciones políticas y morales. Se mezclan en ella la religión, la emblemática y el arte para ensalzar la grandeza de la Monarquía y de la Iglesia. Tiene varios cuerpos sigue el esquema de un gran arco de triunfo romano con columnas exentas sobre pedestales y la cartela presentada por las figuras de la y la Justicia con un texto en latín cuya traducción es la siguiente: "Despues de setecientos años de dominación musulmana dimos ambas ( y Justicia) estos pueblos a los RRCC (año de 1492); encerramos en este templo sus cuerpos y llevamos al cielo sus almas porque obraron con justicia y . Dimos por primer prelado a Fernando modelo de sabiduría, costumbres y vida honesta" Está adornada con profusión de caprichos y monstruos renacentistas y a ambos lados hay dos grandes escudos de los Reyes Católicos y del Emperador Carlos V. Los cuerpos superiores son mas ligeros de composición fueron terminados en el siglo XVII y siguen el mismo esquema anterior en el segundo obra de Ambrosio de Vico muerto Siloé y terminado en 1610 presenta a Dios Padre acompañado de David e Isaías. De ahí para arriba , las arquerías de este testero fueron terminadas por Miguel Guerrero. Lo curioso del nombre de esta puerta del Perdón le viene porque enfrente se situaba la Cárcel de la Ciudad cuya magnífica portada se haya situada en la actualidad en la sede del MADOC, antigua Capitanía General por la plaza del P. Suárez y cuando algún preso tenía la suerte de escapar se refugiaba en la catedral entrando por esta puerta y se acogía al derecho de asilo eclesiástico.
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La tercera puerta de la catedral también se encuentra en la calle Cárcel Baja y se conoce con el nombre de San Jerónimo. El hecho de que esté dedicada a este santo, viene enmarcado en los profundos cambios en el urbanismo de la Granada musulmana con la eliminación de las callejuelas estrechas y zizagueantes por otras más amplias y rectas y el proyecto era una calle que arrancaba en esta puerta y comunicaba con el Monasterio de San Jerónimo. La puerta presenta tres cuerpos, el primero de Siloé, el segundo de Juan de Maeda con un bello relieve del santo, obra de F Diego Pesquera y el tercero terminado en 1639 es obra de Miguel Guerrero, en consonancia con los otros cuerpos es de destacar la presencia de unos grifos junto a la cartela. Aunque se le conoce como puerta. en realidad se quedó en ventana.

CALIFA




lunes, 2 de febrero de 2009

COLETAZOS POR SAN CECILIO

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El ayuntamiento cumplió su compromiso y repartió una tonelada de habas verdes, cuatro mil saladillas y botellín de agua mineral, en ecológicas bolsas, a todos los romeros que sin temer al frío ni a la lluvia, se atrevieron a subir a la Abadía este primer día de Febrero. Escamotearon el vino para evitar lo de siempre: Que hasta los gitanillos de teta se descolgaran del Sacromonte, atropellaran los controles de avituallamiento en busca del vino "pa su papa que está parao" y tiraran las botellas de agua y el pan en la calle.

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Pero ¿sabíais que hasta la repercusión ideológica de los hallazgos de Valparaiso, la fiesta de San Cecilio se celebraba el 15 de Mayo de cada año?

Fue la tercera placa de las planchas púmbleas encontradas en el Sacromonte lo que determinó su paso al primer día de febrero, fecha en que, según este documento, tuvo lugar el martirio de este Santo Varón.

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¡Granada...! ¿Y ahora qué...? -Pues , a esperar La Candelaria con sus famosos dulces y a San Blas con sus roscos de garbanzo, que seguían a San Cecilio.

Y en los tres días que duraba la fiesta popular, se entonaba y danzaba con aquella letrilla que decía:

"Tres días tiene Granada

para cantar y bailar,

San Cecilio, la Candelaria

y San Blas"

¡Caballeros: Qué cosas tenía la Graná de mis entretelas...!

NITO

domingo, 1 de febrero de 2009

LA ÚNICA PIEDRA “DIVORCIAL” DE LA CRISTIANDAD


¡Y yo sin saberlo…!

¡Vive Dios, que hubiera sido una bonita y brava charada para ponerla en La Murga!

Podría haber sido planteada así: ¿Sabes dónde está la única piedra “divorcial” conocida de la cristiandad?

Pero vamos mal con la cronología en La Murga: Con mis resfriados y con mis viajes, se nos viene el aparejo a la barriga, (quiero decir que se nos está amontonando el trabajo). Sólo hemos colgado siete entradas en el mes de Enero.

Tan descolgados estamos, que ya hoy mismo, un murguero me regaña por haber colgado el Remojón (asociado siempre aquí a la famosa Olla de San Antón), el día mismo de San Cecilio…)

¡Bueno, sigamos…!

Peticiones a San Cecilio de casarse o separarse

Una costumbre el día de la Romería de San Cecilio es que las jóvenes casaderas en la Abadía del Sacromonte vayan a besar las piedras del Santo para que les depare suerte en su futura vida: Si no tienen novio lo encontrarán y se casarán, más si están casadas podrán separarse rozando la parte blanca de las piedras. Hace años la costumbre era sentarse sobre las piedras pero para evitar determinadas situaciones se optó por voltear las piedras para que las jóvenes las pudiesen besar.

Hay Santos casamenteros como San Antonio, otros como San Valentín que protagonizan el Día de los Enamorados y San Cecilio que siendo casamentero tiene la particularidad de que también puede favorecer la ruptura cuando la relación se hace imposible o bastante difícil. Y contar con un Santo con estas características es fabuloso y, personalmente, me tranquiliza bastante …


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Romeros de San Cecilio. (Año 1910. Rivas Montero)

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"Cuando voy subiendo al monte

para ver a San Cecilio

no me olvido de llevar

buen vino de La Alpujarra

y Tortilla Sacromonte"


(Juan Aznar)

REMOJÓN GRANADINO


Ingredientes básicos

Naranjas, cebolleta, aceitunas negras, bacalao, huevos cocidos y aceite de oliva virgen extra.

Una posible receta puede ser esta: Se trata de un plato originario del Valle de Lecrín (en árabe valle de la alegría), situado a 30 Km de Granada, totalmente sembrado de naranjos y olivos y dónde los moriscos (árabes conversos al cristianismo vivieron hasta mediados del siglo XVII). El plato incorpora ingredientes tradicionales de los fenicios (salazones muy típicos del litoral sur de España), romanos y árabes (aceite de oliva y otros frutos como la naranja) junto a elementos de carácter más general como cebolleta y huevo. Lo más árabe de la ensalada es la mezcla del sabor salado del bacalao con el dulce de la naranja aderezado con el sublime amargor del aceite de oliva virgen. Yo añadí (ver foto) media granada y unas tiras de pimiento morrón.

Preparación.-

Poner a cocer los huevos durante 15-20 minutos (es necesario que alcancen una consistencia lo más elevada posible). Desalar el bacalao en agua según gusto. Asar a fuego lento en plancha. Cuando este dorado y comience a secarse, retirar del fuego y dejar enfriar. Pelar las naranjas y cortarlas en dados de un tamaño aproximado de 1.5 cm y colocar en una ensaladera. Desmigar el bacalao encima de la naranja procurando eliminar todas las espinas. Añadir la cebolleta y las aceitunas bien escurridas. Añadir el aceite muy lentamente removiendo toda la ensalada hasta conseguir una mezcla homogénea. Un buen criterio sobre la cantidad de aceite a añadir es la consecución de la total impregnación de la ensalada y detener la adición del mismo cuando comience a depositarse en el fondo de la ensaladera. Pelar los huevos y cortar en pequeños dados. Cubrir con ellos la ensalada.

NITO