domingo, 8 de marzo de 2009

ME HE QUEDADO DE PIEDRA

Me he quedado de piedra… de piedra berroqueña además. Es que no me lo puedo de creer, vamos. Resulta que yo, que tanto creí saber de la marina velera, me topo sin pretenderlo con una lámina donde aparece la silueta de un gigantesco barco chino (junco) del siglo XV, comparado con la Santa María de Colón.

Lo peor no fue la brutal comparación: Sus 130 metros de eslora frente a los modestísimos 36 de nuestra Nao, es decir, 4 veces mayor. Lo admirable era que navegaba entre continentes ya en el año 1421, en fabulosas expediciones comerciales con flotas de entre 50 y 300 barcos y 30.000 hombres.

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Me pongo como un escocío a investigar y atino con un libro llamado, “1421: El año en que China descubrió el mundo”

Según se dice en él, se insinúa que la flota del Almirante Zheng He, pudo llegar a América 80 años antes que Colón. Cuando veo el nombre de su autor, Gabín Menzíes, me quedo más tranquilo: Clásico resentido marino inglés queriendo malmeter y quitar mérito al muchacho que salió de Palos de Moguer en 1492.

En vista del éxito mundial del libro, China presenta mapas y planisferios de la época, que asustan por su precisión, llegando a perfilarse en ellos el contorno americano y australiano.


Lo cierto es que hicieron viajes más meritorios y peligrosos por el Pacífico y por el Índico, pero lo que más me ha sorprendido: ¿Cómo pudieron hacer semejantes barcos? ¡Y yo sin enterarme…!


Sabía que contaban con medios como la brújula, el timón perforado (que debía ser gigantesco en los llamados “barcos del tesoro”), los sables en las velas (como hoy en la moderna vela Marconi) y, sobre todo, la división del casco en compartimentos estancos que no poseían nuestros galeones, pero…

Pero a pesar de todo: ¿Y el tamaño…? ¿Y el tamaño, eh? Espero que los náuticos de La Murga se pronuncien. Solo he tenido la oportunidad de ver un grabado “mandarín” del siglo XIV de la “máquina para mover el timón” conformada por un conjunto de poleas, cables y timones de viento, que facilitaban la maniobra a un sólo timonel y su sola visión, como digo, me da vértigo.

Al que le guste el tema puede buscar en Internet la apasionante vida del almirante eunuco chino-musulmán Zhen He y sus viajes interoceánicos.

"Barco del tesoro"

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Reloj chino "conmemorando" el paso de Zheng- He por el Estrecho de Magallanes.


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NITO





1 comentario:

Anónimo dijo...

En esa época los chinos estaban muy por delante de los europeos en casi todo pero que tuviesen más y mejores medios para llegar a América no significa que lo hicieran. Y si lo hicieron el impacto histórico fue nulo lo que lo deja como una simple curiosidad histórica.

Como curiosidad no histórica decir que el reloj chino es en realidad un reloj suizo de lujo. Un Vacheron Constantin que conmemora el viaje de Magallanes o mejor dicho su paso por el estrecho que lleva su nombre. Nada menos que 60000 euros de reloj.